
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos probablemente se conviertan el próximo año en agencias gubernamentales con altos índices de renuncias. El desastre migratorio desatado durante la presidencia de Joe Biden ha dejado marcas profundas, cansancio e incluso episodios de rivalidad del mandatario con los agentes fronterizos a los que ha acusado de maltratar a migrantes.
En resumen, en medio de reportes sobre la crisis fronteriza, la saturación de albergues y la incapacidad de procesarlos administrativamente a todos, hay funcionarios que parecen estar a punto de decir “basta”. El índice de probables renuncias para 2024 sería de uno por cada cuatro agentes, según un sondeo que hizo el inspector general del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
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No hay un plan para lidiar con problemas relacionados con el personal. Como por ejemplo, una mayor carga de trabajo, falta de recursos adecuados, políticas fronterizas irregulares, horas extras excesivas y asignación de tareas no relacionadas con la aplicación de la ley, indicó una reseña de The Epoch Times. Más de 9300 agentes respondieron a la encuesta presentada ante la Cámara de Representantes de EE. UU.
Inútil celebración en la Administración Biden
El final del Título 42 fue un tema escabroso para la Casa Blanca. Los ojos de los estadounidenses y de muchos en todo el mundo estaban sobre la frontera con México, a la expectativa de que colapsara, al caducar la medida que garantizaba la expulsión inmediata aprobada por el expresidente Donald Trump hace tres años en el medio de la pandemia como una medida sanitaria.
Texas desplegó su Guardia Nacional, desde Florida auguraron un “desastre masivo” y como estas, hubo muchas más advertencias. Los reportes más recientes muestran a personas indocumentadas alojadas en hoteles de lujo en Nueva York porque los refugios se quedaron cortos.
Aún así, desde la Administración Biden aseguran que las detenciones de migrantes bajaron “70 %” desde el final del Título 42. Es decir, otras medidas puestas en vigencia para reemplazarlo y que también apuntaron a las deportaciones inmediatas, lograron disminuirlas hasta 3400 diarias entre el 12 de mayo y 2 de junio. Dentro de esa cifra, los ciudadanos mexicanos representaron 1200, los hondureños 520 y lo guatemaltecos 360. En los mismos días repatriaron a 38400 personas, incluyendo a venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses.
Pero a ese reporte se le ven las costuras. Hasta Robert F. Kennedy Jr., precandidato demócrata a la Presidencia, publicó un video desde las afueras de Yuma, en Arizona, “donde miles de migrantes cruzan la frontera cada semana”. Por otro lado, criminales siguen intentando entrar al país de forma irregular. Según fuentes policiales federales y de Texas, varias veces (en una sola semana) cruzaron a EE. UU. presuntos miembros del Cartel del Noreste, armados con rifles.
At 2 am this morning, I visited the border outside of Yuma, Arizona where thousands of migrants are crossing the border each week. You have to see it with your own eyes. #Kennedy24 pic.twitter.com/Fbl4mPr44A
— Robert F. Kennedy Jr (@RobertKennedyJr) June 6, 2023
Sin equipos y con horas extras
Otro dato que arrojó el sondeo sobre las renuncias de agentes fronterizos, es que en los primeros siete meses del año fiscal 2022, la CBP registró 881.000 horas extra de trabajo. La cifra equivale a 14 días adicionales por año.
El subcomité encargado de la frontera en la Cámara baja escuchó cómo los funcionarios manifestaban no tener los equipos tecnológicos suficientes para rastrear a quienes cruzan por fuera de la ley. Eso contribuye a que las fugas aumenten. En términos porcentuales, 71 % de los agentes de la CBP y 61 % del ICE opinaron de la misma manera.
El sondeo lo elaboró Joseph Cuffari, inspector general del DHS, un hombre que ha sido blanco de polémicas y que la prensa progresista ha desmeritado difundiendo presuntos descontentos con su gestión dentro de las oficinas estatales. El representante demócrata por California, Robert García, aprovechó la presentación del informe para tildarlo de “profundamente defectuoso, politizado y problemático”. No obstante, los números dibujan un escenario que no es descabellado, teniendo en cuenta que incluso funcionarios afectos a Biden, como el alcalde de Nueva York Eric Adams, han demostrado su cansancio y nerviosismo por no poder manejar la cantidad de indocumentados que deben alojar y procesar por el desastre migratorio.