En octubre de 2021 el mundo se asombraba con el pedido que hizo el régimen norcoreano a los habitantes del país para que comieran menos. El verdadero motivo era la ya acostumbrada crisis económica sumada al entonces cierre de fronteras con China debido al coronavirus, país que sirve como una especie de salvavidas a Kim Jong-un para no ahogarse en la tiranía socialista que implementó su abuelo Kim Il-sung desde 1948.
- Lea también: EEUU acusa a Corea del Norte de enviar armas a Rusia para guerra en Ucrania
- Lea también: Corea del Norte promulga ley que permite ataques nucleares preventivos
Sobre eso y a pesar de que en enero de 2022 China confirmó la reapertura de su frontera terrestre para fines comerciales, las cosas no lucen diferentes. El consenso internacional es que Corea del Norte, el país más hermético del mundo, corre un fuerte riesgo de hambruna mientras que su dictador se concentra en engrosar su arsenal nuclear. Una convocatoria para discutir la “tarea urgente” de la agricultura es la evidencia más reciente.
El Politburó del Partido del Trabajo de Corea, máximo órgano de toma de decisiones en el país, se reunió hace poco, y lo acordado en ese encuentro fue celebrar a finales de febrero una reunión más grande del Comité Central, reseñó Associated Press. De cualquier manera, Corea del Norte está muy lejos de ser una democracia. Cualquier decisión la tomará el partido único gobernante.
Más secretos de Estado
La ONU advertía a finales de 2022 la “posibilidad muy real” de una hambruna luego de recabar testimonios de personas que lograron salir del territorio norcoreano. “Una persona huida recientemente me contó que el precio de los productos básicos se había multiplicado por seis o siete veces a principio de 2021″, señaló entonces la relatora especial para la situación de los derechos humanos en Corea del Norte, Elizabeth Salmón. Los exiliados no pueden tampoco comunicarse con sus familias porque cualquiera en ese país con celular será trasladado a campos de trabajo forzado si es descubierto.
Aunque el hermetismo es total, el dictador Kim Jong-un tampoco ha podido ocultar —en sus propias palabras— las similitudes de la crisis con la “Ardua Marcha” ocurrida de 1994 a 1998. Según la tiranía, murieron de hambre unas 220.000 personas, pero organizaciones independientes estiman la cifra entre 1,5 y 3 millones, debido a las peores lluvias en más de 70 años, aunado a la desaparición de la Unión Soviética, patrocinador del régimen. Por ello el heredero de la dinastía hace dos años mencionó una “nueva ardua marcha” mientras pedía a los ciudadanos prepararse para tiempos difíciles. Las cosas al parecer siguen igual de complicadas.
Al respecto, el analista Lucas Rengifo-Keller, citado por la agencia de noticias, asegura que “Corea del Norte se tambalea al borde de la hambruna”. Aunque quizás es poco lo que pueda saberse en el futuro porque el país aprobó este 3 de febrero una nueva ley para guardar aún más secretos de Estado para “contribuir a garantizar la seguridad nacional y el desarrollo de la construcción socialista a través de un sistema y orden”.
Próximo desfile militar
Aún con el alarmante escenario producto de décadas de tiranía bajo el modelo del comunismo juche que solo ha generado miseria, el propósito de Kim Jong-un no es otro que vanagloriarse en su arsenal militar. Para seguir multiplicándolo reanudó el año pasado las pruebas con misiles de largo alcance desde la última en el año 2017.
Con el fin de darle continuidad a su satisfacción por el programa armamentístico, el dictador ordenó hacer un gran desfile cuyos preparativos son vigilados desde Corea del Sur. Un portavoz del Estado Mayor Conjunto (JCS) de ese país confirmó que han captado actividades crecientes relacionadas con los “preparativos” para el 75 aniversario del Ejército norcoreano. El portal NK News informó de aviones haciendo maniobras en el cielo y proyección de luces.