Pedro Castillo ya no es presidente de Perú. Este 7 de diciembre culminó abruptamente su mandato luego de una desacertada decisión de disolver el Congreso. La jugada le salió mal, ya que los congresistas terminaron votando a las pocas horas a favor de su vacancia. Y tras abandonar el Palacio de Gobierno con rumbo desconocido, aparentemente con la intención de pedir asilo en una embajada, terminó siendo detenido y trasladado a la Prefectura.
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Lo que pasó no es más que “el resultado de un proceso de descomposición”, aseguró el exministro de Justicia de Perú, Gustavo Adrianzén, en entrevista con PanAm Post. Para el también abogado, era un camino predecible “desde el primer momento en que Castillo decidió desviarse del camino de la democracia, del respeto al Estado de derecho y de las instituciones”.
Ahora, en reemplazo queda Dina Boluarte, ex vicepresidente y antigua ministra de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). Ella pertenecía al gabinete de Castillo y hasta hace un año aseguraba que si vacaban al mandatario ella se iría con él. Sin embargo, apenas el Congreso votó a favor de sacarlo del poder, la abogada salió rumbo a la juramentación. Ahora asume la presidencia del país sin bancada, ni representación parlamentaria y sin ser una figura política trascendente. Aún así, en su toma de posición convocó a un proceso de diálogo y pidió una tregua política “para instalar un Gobierno de unidad nacional”. Los resultados de su discurso están por verse.
Castillo, el dictador
En cuanto a Pedro Castillo, la situación que le espera no es precisamente buena. El exministro de Justicia, Gustavo Adrianzén, estima que será enviado al penal de Barbadillo a esperar su juzgamiento, el mismo lugar donde está recluido el expresidente Alberto Fujimori. Describe al exmandatario como “felón” (que comete una traición o un acto desleal contra alguien).
“No tenía ningún fundamento constitucional para lo que hizo. Se enteró de que en el Congreso ya tenían 87 votos para vacarlo y creyó erróneamente que la población, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional lo iban a respaldar y eso no fue así”.
En efecto, ambas instancias emitieron un comunicado rechazando el golpe de Estado. A partir de ese paso en falso, Castillo pasa a la historia de la política latinoamericana como un dictador, tal como lo están retratando los medios locales.
El lastre de la nueva presidente
La nueva presidente de Perú asumió para desempeñarse hasta el año 2026. Pero el exministro de Justicia advierte cuál debería ser el papel de la nueva mandataria. “Siendo la primera mujer que asume como presidente, podría tener un espacio en la historia al tener un gesto democrático”, explica.
Para el abogado, Dina Boluarte tendría que responsabilizarse por las acciones del Gobierno saliente, ya que ella también formó parte de este, siendo la única vicepresidente de Castillo. Pero además de eso, debería asumir de forma transitoria convocando a elecciones generales en un plazo muy breve y con un gabinete de personalidades que merezcan respeto y aseguren un proceso electoral transparente. “Con eso me parece que podría limpiar en gran medida su imagen después de haber estado al lado de Castillo durante tantos meses”.
La mandataria también tiene un turbio un expediente. Por ejemplo, en octubre de 2021 la justicia la incluyó en una investigación por lavado de activos en el supuesto financiamiento ilegal de campañas electorales del partido Perú Libre. Luego, en septiembre de este año la prensa del país detalló cómo abrió cuentas bancarias para presuntamente recibir donaciones ilícitas. Todo esto se convierte en un torbellino para la nueva presidente de Perú. Además, tampoco puede hacer desaparecer su relación con Castillo, aunque haya sido expulsada del mismo partido político que lo llevó a la presidencia.
“La señora Boluarte debe ser consciente de que todos la van a asociar como la vicepresidente de Castillo. Ella no tiene cómo librarse de ese lastre. Siempre será su vicepresidente. Mientras más bajo caiga él con las investigaciones, más le van a recordar a ella que él fue su presidente. Cosa que le va a significar un grave problema”, agregó Adrianzén
Periodo de gracia para el nuevo gobierno
Se trata entonces de un ejercicio de reflexión. “Dina Boluarte debe darse cuenta de sus grandes limitaciones. Quizás puede estar un poco más preparada que Castillo, pero igual tiene limitaciones en lo personal y profesional. En segundo término debe darse cuenta de que su situación ante la justicia, que es sumamente frágil”, agrega el exministro. También recuerda que esta “no representa ningún sector de la población ni tiene bancada en el parlamento. Es decir, está sola en términos políticos”.
Rodeada por los parlamentarios, Boluarte dijo que no impedirá que fiscalicen su Gobierno. Pero sí solicitó “un plazo valioso para rescatar al país de la corrupción y desgobierno”. Pidió a la Fiscalía y Procuraduría “impulsar investigaciones y sanciones rápidas dentro de instituciones llenas de corrupción”.
Pero ella misma pisa un terreno delicado, dado su pasado político. “Yo espero que el parlamento acepte esta tregua de 90, 120 días para que constituya un gabinete serio y de peso que se presente al Congreso. Y espero que ella en este gesto democrático, conociendo todas estas debilidades, convoque a elecciones generales lo antes posible”, concluye el experto.