El Pentágono emitió un nuevo informe donde, en resumen, admite que las estimaciones hechas el año pasado se quedaron cortas frente al avance nuclear chino, y que el régimen de Xi Jinping avanza ferozmente para superar la capacidad armamentística de este tipo frente a Estados Unidos.
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Si en noviembre de 2021 el informe «Desarrollos militares y de seguridad que involucran a la República Popular de China» aseguraba que el gigante asiático contará con 1000 ojivas nucleares para el año 2030, esta vez, un nuevo balance asevera que el número será de 1500 para 2035. Es decir, 500 ojivas más en solo cinco años. Esto significa que el principal enemigo de EE. UU. está cada vez más cerca de alcanzar su reserva de 3750 ojivas. Y aunque todavía queda un largo trecho para superar ese número, también es cierto que el comunismo chino avanza a pasos acelerados.
Al respecto, un llamado de atención vino de Bonny Lin, directora del proyecto de energía de China en el Center for Strategic and International Studies (CSIS). La razón es que tal aumento de las ojivas nucleares chinas también hace que se cuestionen sus intenciones con Taiwán y el objetivo de Xi Jinping de apoderarse de la isla, por ejemplo. “No podemos asumir que si tienen más capacidades, su política seguirá siendo la misma”, razonó la experta reseñada por Associated Press.
Su cuestionamiento tiene bases. Hace poco más de dos semanas, el dictador chino se reunió con el presidente de EE. UU. Joe Biden, y trascendió que Xi Jinping se mantuvo firme en su posición sobre Taiwán. Le dijo a su homólogo que la situación alrededor de la isla «es la primera línea roja que no se debe cruzar». De manera que poco le importa la diplomacia al líder comunista chino. Al final, a espaldas de Biden y de su falta de firmeza en las relaciones internacionales, está engrosando un arsenal que ya cuenta con misiles balísticos con alcance de 13000 kilómetros, pudiendo llegar a EE. UU., o aviones con capacidad tecnológica para volverse «invisibles» a los radares.
Lo que EEUU no detectó
Puede que la información anterior encienda las alarmas de la comunidad internacional. Sin embargo, no se trata de datos completos. Una fuente anónima declaró a dicha agencia de noticias que lo publicado por el Pentágono solo analiza las actividades de China en el año 2021, mas no contempla situaciones actuales como la guerra rusa en Ucrania y las relaciones de Pekín con Moscú.
En estos escenarios hay otros sucesos a tener en cuenta. Tan solo en octubre de este año salió a la luz un informe sobre reclutamiento chino dentro de uno de los laboratorios nucleares más importantes de EE. UU. Al menos 162 científicos que habían trabajado en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, regresaron a China entre 1987 y 2021 para llevar los conocimientos adquiridos en suelo estadounidense, según la empresa de inteligencia estratégica Strider Technologies. Por eso un grupo de congresistas republicanos exigió a la Administración Biden una investigación a fondo.
Pero previo a eso, ya se habían descubierto vínculos entre personal de la NASA con el Partido Comunista Chino (PCCh), sin mencionar el hallazgo de que el Departamento de Defensa financiaba investigaciones nucleares de dos personas educadas en las filas del régimen de Xi Jinping.
Con todos estos precedentes sobre la mesa, el Pentágono casualmente detecta que China ya cuenta con la capacidad para fabricar 1500 ojivas para el año 2035.
El débil ejército de Biden frente a China
Por otro lado, está el debilitamiento que están experimentando las Fuerzas Armadas estadounidenses debido a pruebas física más «inclusivas», «prioridades mal definidas» y «políticas de seguridad muy cambiantes», que parecen estar dejando relegadas a las tropas de EE. UU. en comparación con el ejército ruso y el Ejército Popular de Liberación de China.
El informe del Pentágono no habla de ese tema, pero distintas organizaciones sí han aclarado el riesgo que eso representa para la seguridad nacional de EE. UU. y para el hemisferio occidental. Mientras tanto, desde la Casa Blanca no hay mayores pronunciamientos, más allá de suministro de armas a Taiwán y a Ucrania. Con unas elecciones de medio término que no se tradujeron en una gran victoria para los demócratas y la necesidad de bajar la inflación, la actual gestión de Biden pierde cada vez más presencia en el escenario internacional.