La situación del periodista Allan dos Santos, líder del portal conservador más grande de Sudamérica, se complica debido a la persecución en su contra que lidera el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF), especialmente el magistrado Alexandre de Moraes. A los pedidos de extradición y de prisión preventiva emitidos el año pasado y a la condena de un año y siete meses de encarcelamiento impuesta este año, se suma el hecho de que ahora de Moreas canceló su pasaporte.
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Adicional a eso, dicha cancelación será incluida en el Sistema Internacional de Tránsito, según la exclusiva publicada por el portal Metrópoles. Es decir, el bloguero brasileño “no puede trasladarse a otros países desde el territorio estadounidense”.
Por ende, Allan dos Santos quedaría como indocumentado en Estados Unidos por no tener pasaporte. Reside en ese país desde el año 2020 tras afirmar que es víctima de la «dictadura de la toga». Posiblemente, su presencia en una protesta reciente en Nueva York fue lo que desencadenó la molestia del magistrado brasileño, quien ha dispuesto del poder judicial a su antojo para señalar y perseguir no solo al bloguero, sino a los ciudadanos que salen a la calles para reclamar por presuntas irregularidades en las elecciones presidenciales y para rechazar la futura presidencia del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
La piedra en el zapato del STF
La embajada de Brasil en Estados Unidos ya estaría informada de la decisión. Pero este tipo de acciones han demostrado que no amilanan la postura de Allan dos Santos. Por el contrario, su aparición en Nueva York fue para protestar contra los magistrados del STF que viajaron a esa ciudad hace unos días. Justamente, la información que trascendió en medios brasileños citó que estos asistieron a una cena de lujo patrocinada por un banco vinculado al caso Lava Jato y que al salir de un hotel fueron abucheados.
A dos Santos se le vio acompañando a varios manifestantes en la ciudad estadounidense. Desde allí, con micrófono en mano exhortó a la policía brasileña a no acatar las decisiones del STF y recordó las violaciones a la libertad de expresión que están teniendo lugar en el país sudamericano. Él mismo quedó despojado de sus cuentas bancarias por orden de Alexandre de Moraes —decisión similar a la que hoy padecen participantes de las protestas—, y tampoco puede recibir pagos de plataformas como Facebook, YouTube, Twitch, Instagram o Twitter.
Los pedidos de extradición y de prisión preventiva emitidos en octubre de 2021 fueron justificados por de Moraes debido a supuestos delitos como “promover, financiar y participar en una organización delictiva, blanqueo de capitales, incitación al delito así como calumnias, injurias y difamación”. Pero el magistrado no ha logrado su cometido de tenerlo tras las rejas. La solicitud de extradición está en manos de la justicia de EE. UU. y debe esperar a que haya una decisión.
Extradición en duda
El pasaporte de Allan dos Santos quedó cancelado, y resta ver qué sucederá con su situación migratoria. Aunque si se habla de la extradición pedida por el STF, hay más dudas que certezas. Resulta que EE. UU. tiene leyes que colisionan con las restricciones a la libertad de expresión que impone Alexandre de Moraes en Brasil.
El motivo es que no hay ley que pueda limitar la libertad de expresión o de prensa, según la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense. Tal como explicó hace unos meses Gazeta do Povo, “dado que los cargos contra Allan dos Santos giran precisamente en torno a estos derechos, esto podría complicar o incluso impedir su extradición”.
En este sentido, el Manual de Cooperación Jurídica Internacional del Ministerio de Justicia de EE. UU. menciona que “los delitos de calumnia, difamación, y también los delitos de prejuicio, por regla general, se consideran actos relacionados con la libertad de expresión y no están tipificados en este país”. Por lo tanto, la extradición que espera de Moraes tiene pocas probabilidades de prosperar.