Un día después del fallecimiento de la reina Isabel II, aparecieron en las afueras del castillo de Windsor, Inglaterra, los príncipes William y Harry con sus respectivas esposas Kate Middleton y Meghan Markle. La imagen fue peculiar por el polémico distanciamiento entre los hermanos desde hace más de un año. El matrimonio del menor desencadenó una batalla en la familia real británica que desembocó con la renuncia como miembros de la corona y su decisión de irse a Estados Unidos para vivir con sus hijos.
Fue un auténtico escándalo. Aunque guardando las distancias, podría decirse que tuvo las mismas proporciones del que atravesó el príncipe Andrew, debido a su amistad con el fallecido pedófilo Jeffrey Epstein y la demanda civil. Por ende, la familia real británica no es solo el símbolo diplomático más importante de Europa, también es una fuente de polémicas.
Sin desmeritar el largo y estable reinado de Isabel II, la cual deja unos zapatos grandes de llenar para su sucesor Carlos III, las fracturas internas generaron consecuencias mediáticas. Consecuencias enormes. Por primera vez, de forma oficial, uno de sus integrantes acusaba a la familia real de racismo. Markle lo dijo en su famosa entrevista con la conductora estadounidense, Oprah Winfrey. Esa fue solo una de las muchas acusaciones que hizo. Sin embargo, y a pesar de las señalamientos contra la corona, hay mucho escepticismo hacia las declaraciones de la actriz.
Los que la critican, hablan de que usa a su familia política para tener el protagonismo que perdió cuando se alejó de la pantalla chica para casarse con el príncipe Harry. De hecho, ha firmado contratos valiéndose de la fama lograda con su matrimonio. Su hermana, Samantha Markle, la acusa de que “está manipulando la situación y se aprovecha de unos problemas que Harry debería solucionar con un psicólogo”.
Otro problema para resolver
En consecuencia, podría decirse que Harry y Meghan Markle entrarían en ese recorte de la monarquía que quiere hacer Carlos III. El tiempo dirá. Por ahora, con la muerte de la reina Isabel II el príncipe sube un escalón en la lista de sucesión el trono. Mientras que sus hijos, reciben ahora el título de “sus Altezas Reales el príncipe Archie y la princesa Lilibet Diana”.
Haber renunciado a la Familia Real en el año 2020 significó dejar de recibir financiamiento público y apartarse —en el caso de Harry— de sus títulos militares. Sin embargo, no por eso quedaba excluido de la lista de sucesión. El motivo es su parentesco sanguíneo y el título que aún mantiene, junto a su esposa, como duques de Sussex.
Aún así, la tensión se mantuvo con su abuela hasta el día de su muerte. Más allá de los pocos detalles conocidos, al resto de la ciudadanía no le queda otra que imaginar qué ocurría tras las paredes de Buckingham. Porque si por algo se caracteriza la realeza británica, es por su hermetismo. Lo que ha trascendido, es que tras el fallecimiento de la reina, Harry fue el último en llegar al palacio de Balmoral, Escocia y fue el primero en irse. Su esposa no estuvo con él.
Pero sobrepasando la farándula, los cambios internos reflejarán que tanto se mantendrá el legado de la reina Isabel II y la unión de la monarquía británica. Eso siempre se traducirá en una imagen de estabilidad y poder.