
La muerte de la reina Isabel II está revolucionando las redes sociales. En el mundo moderno es la primera vez que un monarca de su calibre fallece. Por ende, los lectores buscan más detalles de sus siete décadas de mandato y 96 años de vida.
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El impacto económico de la fallecida reina tampoco pasa inadvertido, ya que no solo fue popular por su larga vida en el trono sino por su fortuna, impulsada también por el impacto mediático que tuvieron series, películas o publicidades que retrataban a la monarca.
Para el año 2021, la reina Isabel II ya figuraba como una marca global por encima de nombres como Nike, Coca-Cola o Disney. Según datos de Statista, citados por Daily Mail, la “marca personal” de la reina Isabel era entonces 16 veces más grande que la de la cantante Beyoncé “y seis veces más grande que la de Kim Kardashian y el fundador de Microsoft, Bill Gates”.
Sumado a eso, se estimó en 82300 millones de euros el valor de la familia real británica. La fortuna personal de la reina ascendía a unos 600 millones de euros, según datos divulgados por The Sun en mayo de este año. Esta provenía de la Subvención Soberana, de su propio patrimonio y de su herencia. Pero en mayor escala está el impacto en la economía. En este sentido, la contribución de la familia real a la economía de Reino Unido se calculó en 2000 millones de euros anuales. La principal fuente que engordaba ese número era el turismo.
Cuando la popularidad se traduce en ingresos
La firma Statista también determinó que este 2022, antes de su fallecimiento, la reina Isabel II era el miembro más popular de la familia real con 81 % de favoritismo, le sigue el príncipe William con 75 % y luego Catherine, duquesa de Cambridge, con 70 %. En cambio, Carlos III, el nuevo rey, apenas se ubicó en el quinto lugar con 54 %.
Ahondando en el monto de la fortuna de la familia real británica, parte de los activos son Joyas de la Corona y el Palacio de Buckingham, valorados en unos 25500 millones de libras esterlinas (casi 29500 millones de dólares). Gran parte de los ingresos provienen justamente de su figura como “marca”, aportó Brand Finance.
En consecuencia, el contexto alrededor de la muerte de Isabel II no solo marca pautas a nivel diplomático, también lo hace en el sentido económico. La gran pregunta es si esta marca global se mantendrá con el nueva monarca, considerando su índice de popularidad y los desafíos que debe afrontar el rey Carlos III.
Él no solo deberá lidiar con la independencia que exigen varios países de la Mancomunidad de Naciones, también pondrá a prueba el respeto que como figura de autoridad tiene frente a gobiernos extranjeros, por ejemplo, en América Latina. Ya que si bien el desempeño de la Corona es más protocolar, también tiene voz en decisiones importantes.
Este punto tiene que ver con disputas como la que mantiene la dictadura venezolana y el opositor Juan Guaidó por el oro depositado en el Banco de Inglaterra. Precisamente la reina Isabel II recibía cartas del chavismo para liberar el oro a favor de Nicolás Maduro. Tal entereza que debe tener Carlos III también se traducirá en popularidad y respaldo, y por ende, en dinero que logre generar para el Reino Unido como lo consiguió su fallecida madre durante siente décadas.