Los negocios de Paul Pelosi Jr., de 53 años, ponen en una posición incómoda a la presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. La imagen que la funcionaria quiso dar con su viaje a Taiwán en rechazo al régimen comunista de Xi Jinping ahora queda en entredicho, luego de darse a conocer que su hijo es uno de los mayores inversores en una empresa de tecnología china.
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Es otra muestra de los débiles discursos del actual gobierno demócrata, apurado por apartarse de los vínculos con empresas chinas mientras condena las políticas del régimen comunista. Pero a puertas cerradas busca beneficiarse con acuerdos empresariales en el gigante asiático. Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, es uno de los más claros ejemplos. Y ahora se suma el hijo de Pelosi.
La compañía es Borqs Technologies, fundada en 2007 y valorada actualmente en unos 25 millones de dólares. Según un reporte de Daily Mail, que cita documentos de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), Paul Pelosi Jr. trabajó para la empresa desde la parte de consultoría, recibiendo a cambio 700.000 acciones por sus servicios. Después de que otros empresarios vendieran sus acciones en junio de 2021, el hijo de Nancy Pelosi se convirtió en el segundo con la mayor cartera, solo superado por el director ejecutivo de la tecnológica.
Esto completa el perfil de la familia de la congresista, considerando los señalamientos contra su esposo por haber comprado acciones en una empresa estadounidense de semiconductores cuando el Congreso estaba por aprobar una ley con una inversión de 52000 millones de dólares en subsidios nacionales para impulsar la producción de las piezas.
Paul Pelosi Jr. en Taiwán
Posiblemente el nivel máximo de cinismo lo marca el hecho de que Paul Pelosi Jr. acompañó a su madre en el reciente viaje a Taiwán de forma anónima. No figuró oficialmente en la comisión, pero ahí estaba, en las fotos cerca de la presidente de la nación insular, Tsai Ing-wen.
Pelosi incluso tuvo que salir a dar explicaciones. Dijo que “su papel era ser su escolta” y que por lo general los cónyuges e hijos adultos pueden viajar en delegaciones del Congreso. Aún así, buscó salir al paso aclarando que su hijo no hizo negocios durante el viaje. Porque además, Paul Pelosi Jr. trabaja para Altair Internationational Corporation y para St-Georges Eco-Mining Corp, ambas en el negocio del litio y el cobalto, indispensables para la fabricación de semiconductores y, como bien se sabe, Taiwán es el mayor fabricante de chips en el mundo.
Respecto a Borqs Technologies, a pesar de que el hijo de Pelosi vendió posteriormente parte de sus acciones, este seguía estando en el podio de accionistas mayoritarios. Una carta de marzo de 2022 enviada a la SEC sugirió que Pelosi Jr. todavía era accionista, según el portal.
También viajaba asiduamente a China, como en 2016, cuando se tomó una foto con el entonces secretario de Estado, John Kerry, durante una cumbre.
China-United States Summit: Americans Pleasantly Surprised and Welcome in Beijing, China #… https://t.co/FVGpmwoNoh pic.twitter.com/M7FE5nh2JH
— Paul F Pelosi Jr (@paul_pelosi) June 11, 2016
La burla de China
La líder de la Cámara de Representantes está en una posición difícil. Ella misma publicó un largo artículo en The Washington Post donde culpó al régimen de Xi Jinping de elevar las tensiones con Taiwán, atentar contra su soberanía, exprimirla económicamente e intimidar a los países que cooperan con la isla. Las lista de acusaciones fue larga y pretendió ser radical. Pero a sus discursos se le ven las costuras por los negocios de su hijo.
En este sentido, la visita de la congresista a la nación asiática pudo parecer en un primer momento la declaración de firmeza que le falta al presidente Joe Biden. Pero luego vinieron las críticas, incluso del expresidente Donald Trump por contribuir con el aumento de la tensión con China. Aún se están viendo las consecuencias en ese lado del mundo con ejercicios militares del partido comunista cerca de las costas taiwanesas.
En paralelo, la prensa bajo el mando de Xi Jinping publica artículos sobre la doble moral en la familia de la congresista y de cómo su esposo “ganó millones de dólares casi sobrenaturalmente” por comprar acciones en una empresa fabricante de chips.