El mapa de la OTAN está próximo a ampliarse para molestia del gobierno ruso de Vladímir Putin gracias a que su aliado, Turquía, dio el visto bueno para que Suecia y Finlandia se postulen como candidatos a la Alianza Atlántica.
Es un giro de la posición que tenía el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y la explicación está en que ambos países nórdicos acordaron otorgar una serie de concesiones al gobierno de Ankara, incluyendo el levantamiento del embargo de armas. Son negociaciones diplomáticas que si bien benefician al aliado de Putin, también cercan las ambiciones expansionistas de Moscú, que mantiene sus tropas en Ucrania luego de cuatro meses de iniciada la guerra y con la vista puesta en parte de Moldavia.
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De esta manera, solo faltaría que Ucrania y Bielorrusia se sumaran a la OTAN para completar el límite territorial que dejaría rodeada a Rusia. No obstante, cada país tiene sus particularidades que evitan que eso ocurra. El primero está sumido en una guerra precisamente porque Rusia se opuso por la fuerza a que formara parte de la OTAN, y el segundo, bajo el liderazgo de Alexandr Lukashenko, es fiel amigo del Kremlin.
El secretario general de la OTAN celebra que Turquía haya levantado el veto a la entrada de Suecia y Finlandia. Acuerdo sellado en Madrid antes del inicio de la cumbre, que abre el camino a la histórica ampliación de la OTAN. https://t.co/sgUy8Ya7Bd
— Dori Toribio (@DoriToribio) June 28, 2022
Las concesiones de Suecia y Finlandia
El asunto de la anulación del veto por parte de Turquía se perfila con dos caras: una beneficiosa para los dos países próximos a adherirse a la OTAN y otra a favor de Erdogan. Es en esta última donde entra el embargo de armas a Turquía.
Dicha medida la impusieron en 2019 varios países europeos luego de una condena que hicieron junto a Estados Unidos por el ataque turco contra las Unidades de Protección Popular (YPG) al noreste de Siria, grupo que forma parte del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). La Unión Europea (UE) considera a la segunda una organización terrorista, pero no extiende esta calificación al YPG. De ahí la decisión.
Desde entonces, el foco de Erdogan ha estado en el levantamiento del embargo. Ha insistido una y otra vez ha hasta que lo consiguió por medio del veto que mantenía a Suecia y Finlandia para postularse como candidatos a la OTAN. Al ser Turquía miembro de la alianza militar, pudo impedir las candidaturas.
Lo otro que logró obtener fue que tanto Suecia como Finlandia se comprometieran a extraditar militantes kurdos acusados de terrorismo por Turquía. Adicionalmente, “aumentarán la cooperación en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado”, de acuerdo con lo citado por la agencia EFE. Sin embargo, algo relevante a resaltar en esta decisión es que la YPG no es considerada terrorista por EE. UU. ni por la UE, de hecho Washington es señalado por tener alianzas con dicho grupo para contrarrestar al Estado Islámico. Si habrá un conflicto de intereses, es algo que probablemente la Casa Blanca tiene en cuenta. Pero tal como se perfilan las actuales concesiones hacia la dictadura venezolana de Nicolás Maduro, ese acuerdo con Erdogan también es producto de las urgencias que generó la guerra en Ucrania.
La amenaza de Rusia
Desde Moscú todavía no hay pronunciamientos frente al acuerdo en el que medió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Pero en mayo pasado, el Kremlin calificó como “grave error” la intención de Suecia y Finlandia de convertirse en candidatos.
“La expansión de infraestructura militar a estos territorios va a generar ciertamente una respuesta nuestra”, dijo en ese momento Vladímir Putin durante una transmisión televisada. Agregó que “todo esto exacerba una situación internacional que ya era difícil”.
Así que resta ver qué dirá el Kremlin sobre la decisión de Turquía o si hay acuerdos desde ese lado para que Erdogan cediera, adicionales a las concesiones que recibió. Por ahora, le queda una carta por jugar. Se trata de un posible veto que pueda imponer Ankara a Suecia y Finlandia para entrar a la OTAN si estas no cumplen los requisitos plasmados en el tratado.
En consecuencia, no todo está dicho. Pero las últimas decisiones demuestran que Vladímir Putin no la tendrá fácil respecto a sus intereses expansionistas.