Si el régimen norcoreano estaba de cabeza por la ola de coronavirus que informó públicamente en mayo pasado, ahora otra enfermedad parece sumarse a la presión que enfrenta Kim Jong-un. Se trata de una “epidemia entérica aguda” que está provocando un repunte de casos en la ciudad de Haeju, al suroeste del país.
Para hacer frente a esta epidemia en Corea del Norte, al régimen no se le ocurrió otra medida que enviar a las 800 familias afectadas medicamentos que supuestamente preparó él mismo junto a su familia como parte de “su noble perspectiva de servicio dedicado al bienestar de la gente”, según los medios controlados por la Dinastía Kim. La información no precisa más detalles sobre la preparación.
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La realidad es que el país tiene un sistema sanitario precario, sumado a que esa provincia de Corea del Norte donde repunta la epidemia es una zona agrícola donde el acceso al agua potable es escasa y el drenaje de residuos es deficiente. La tiranía poco se ha ocupado de solventar esas carencias cuando sí ha destinado alrededor del 2 % de su Producto Interno Bruto para ensayos con misiles. Es decir, unos 650 millones de dólares, según cifras de The Washington Post.
No ha trascendido mayor información, pero al ser una “epidemia entérica”, se conoce que afecta al tracto gastrointestinal. Funcionarios en Corea del Sur dicen que puede tratarse de fiebre tifoidea o cólera.
Más encierros
El cierre de las importaciones durante la pandemia, el extremo hermetismo social y el rechazo de paquetes de ayuda sanitaria desde el exterior desencadenan hoy en una situación inmanejable para Kim Jong-un. A pesar de que la información que sale es escasa, no es difícil deducir que se enfrenta a un escenario más complicado.
Es el precio a pagar por el brutal totalitarismo con el que ha gobernado su familia por más de 70 años. Con la historia de una supuesta nación próspera que se abastece a sí misma, el régimen se encargó de encerrar a sus ciudadanos, adoctrinarlos y controlar el aparato productivo. El resultado era previsible. Lejos de la abundancia que pregona, la exigencia a los ciudadanos es a “comer menos” o en todo caso apegarse a la afirmación de que comer carne de cisne negro “es deliciosa y tiene un valor medicinal”.
El resultado es una profunda crisis que hoy tiene a Kim Jong-un exigiendo la “detección intensiva para todos los residentes” y ordenando la cuarentena “a aquellos casos sospechosos para limitar de manera minuciosa su propagación”. Supuestamente, se están realizando trabajos de desinfección, incluyendo aguas residuales.
Reportan COVID-19 como “casos de fiebre”
Un mal que quiere evitar el régimen norcoreano es la interrupción de la actividad agrícola. Por eso ordena extender los confinamientos en la provincia con la nueva epidemia entérica aguda. De por sí, la ola de coronavirus ya representaba un peligro para la siembra de arroz en esta época del año.
En cuanto a la situación con el COVID-19, tampoco hay certeza del número de casos. En Corea del Norte carecen de suficientes pruebas de hisopado para determinar qué tan grave es la pandemia en este país cuando gran parte del mundo está librándose del virus.
Por ese motivo, al 16 de mayo las cifras oficiales reflejaron unos 26000 “casos de fiebre” . En total, alrededor de 4,5 millones de personas pueden haberse contagiado de coronavirus, y de ese número, 46000 continúan en tratamiento, replicó la agencia EFE. En paralelo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide al régimen compartir más datos al respecto.
Corea del Sur anunció su intención de ayudar, pero se desconoce si Kim Jong-un aceptó. Por lo pronto, satélites revelaron recientemente mayor actividad en un centro de pruebas nucleares en ese país, ansioso por aumentar su poder bélico frente a Estados Unidos.