Hace pocos días una advertencia surgió en Estados Unidos: Colombia podría perder su apoyo si Gustavo Petro llega a la presidencia. De ocurrir, el golpe para la economía nacional sería enorme. Ambas naciones tienen una estrecha sociedad comercial. Además de ello, el país caribeño recibe ayudas desde Washington para combatir diversas crisis, como la migratoria originada en Venezuela. Sin embargo, otro temor se perfila a pocas horas del balotaje en el que el exguerrillero del M-19 se medirá frente al candidato Rodolfo Hernández, y es la promesa de terminar con el mercado de petrolero y la minería.
Es una línea discursiva que sigue el candidato de Pacto Histórico en su necesidad de captar a los electores a favor del medio ambiente. Generar simpatías en ese sector —o en cualquier otro— es una técnica que aplica todo político populista, aunque esto incluya promesas infundadas o poco rentables en términos económicos.
Tan convencido estuvo Petro de ganar esos votos que aseguró en mitad de un mítin que el carbón y el petróleo son como la cocaína. “Nuestros tres principales productos de exportación, son tres venenos”, dijo en ese momento.
Lo que no considera el actual senador es que los hidrocarburos que tanto critica son esenciales para la economía colombiana y por ende, indispensables para mantener los planes sociales que tanto defiende y quiere reforzar. Dice que ayudan a los pobres cuando casos como el venezolano demuestran que lejos de impulsar la igualdad social, solo amplían esa brecha, provocan un enorme gasto público y traen profundas deficiencias económicas.
La importancia del petróleo y del carbón
Actualmente hay temores dentro de esta industria, desde los inversores y las compañías. Tal como cita un reporte de Reuters, es poco probable que Petro pueda revertir los contratos firmados por el actual presidente Iván Duque pero las fuentes consultadas son recelosas de que pueda aumentar la burocracia para ralentizar los procesos.
Entonces, no resulta descabellado coincidir con la afirmación del economista Steven Hanke para quien si Petro grana, su agenda antipetróleo y antiminería golpearía “aún más al peso” y llevaría a Colombia a una crisis económica. Son estimaciones y llamados de atención basados en cifras verídicas y dinero contante y sonante.
A lot is at stake for Colombia. If Gustavo #Petro wins, his anti-oil and anti-mining agenda, which makes up 50% of the country's exports, will further hammer the peso and send Colombia into an economic crisis. https://t.co/yUVVyVXvYG
— Steve Hanke (@steve_hanke) June 16, 2022
Colombia exportó en el primer trimestre de 2022 combustibles por 6864 millones de dólares, eso significó un crecimiento de 71,9 % en comparación con el mismo período del año pasado. En términos proporcionales, la división representó en esos tres meses el 32,1 % de las exportaciones de acuerdo a cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
Detalladamente, el petróleo se posicionó de primero en las exportaciones, seguido por el carbón. De esos productos tan importantes quiere prescindir Petro, lo que provocaría una crisis económica en Colombia.
Gracias a acuerdos económicos importantes, como el Tratado de Libre Comercio (TLC), EE. UU. es el destino número uno de las exportaciones colombianas. El crecimiento de 25,2 % en 2022 estuvo motivado justamente por las ventas de crudo.
Si el exguerrillero pretende dejar de lado este mercado, necesitará “multiplicar por seis el sector agrícola” para al menos igualar el aporte de la minería, indicó la Asociación Colombiana de Minería (ACM).
Acabar con el fracking
Un detalle importante de querer basar su economía en la agricultura, es que ese terreno también se le puede complicar. Recientemente el senador estadounidense Rick Scott mencionó la posibilidad de que Colombia pierda el respaldo de EE. UU. si Petro gana la presidencia. Por ende, si ese país es el mayor comprador de las exportaciones colombianas, productos como el café tampoco verían luz en las compras estadounidenses. Es una de las posibilidades si Washington comenzara a reducir nexos comerciales.
Entonces, Petro podría sufrir un cimbronazo a su alternativa económica agrícola que tanto defiende por sobre el petróleo y el carbón, catalogados por él mismo como “cocaína”.
Otras de las intenciones que adelantó es acabar con el fracking. “Es una especie de suicidio”, dijo a inicios de este año mientras se excusaba en el argumento de que la técnica “hipoteca el futuro”. Un razonamiento irónico si se tiene en cuenta que tan solo la ideología que profesa allanó el camino para otros países hacia la ruina económica, política y social.
Durante una entrevista en el año 2018 el exguerrillero recordó que al país le quedan reservas de petróleo para pocos años (7,6 según estimaciones) y que la alternativa eran las energías renovables.
Pero si Petro pretende rescindir del mercado sin provocar una crisis económica en Colombia, deberá tener un plan paulatino. Por lo pronto, las proyecciones apuntan a “serios retrasos” en el mercado si llegara a la Casa de Nariño.