Las sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania van por su sexto paquete. Aunque a pesar de ello, el Gobierno de Vladímir Putin se niega a mitigar la oleada de violencia que dirige al sur de Ucrania. Por eso los 27 países de la Unión Europea volverán a presionar apuntando directamente al petróleo de Moscú.
De por sí, hace poco trascendió que el Kremlin estaba recurriendo a barcos “fantasma” para seguir exportando crudo ante sanciones como la exclusión de sus bancos del sistema internacional SWIFT. Por ende, se desconoce qué otras medidas tomaría en caso de que el nuevo paquete se concrete.
La duda que se mantiene es qué tanto están ayudando las sanciones para frenar la guerra, una que el propio Pentágono ve como un conflicto que se extenderá por varios años. Lo que sí queda claro es que las restricciones económicas golpearon duro a Putin. Una prueba es la exigencia de pagos en rublos ante la imposibilidad de comerciar con dólares. La negativa de Polonia y Bulgaria a pagar de esa manera les está mereciendo cortes en el suministro gasífero.
Mientras se trazan las nuevas decisiones diplomáticas y económicas, el sur de Ucrania sigue sumido en los atentados. Tal es el nivel de violencia que la ONU tuvo que enviar equipos para evacuar civiles que se refugiaban en la planta siderúrgica Azovstal en Mariúpol. Los videos de las explosiones están siendo compartidos por reporteros ucranianos.
The Azovstal pic.twitter.com/DZRq4fdB1e
— Illia Ponomarenko 🇺🇦 (@IAPonomarenko) May 5, 2022
El espejismo de la economía rusa
Por ahora, las versiones que se manejan es que el nuevo paquete de sanciones contra Rusia estará enfocado en el crudo. Pero Ucrania tiene la esperanza de que incluyan el gas. “En cuanto los países europeos dejen de comprar gas ruso, estaremos contentos de frenar el tránsito”, declaró Andriy Gerus presidente de la comisión de Energía del parlamento ucraniano.
Se habla de un decisión radical, porque como bien se sabe, Rusia depende de las exportaciones de energía. La decisión se aplicará con fases y prórrogas para ciertos países. Por ejemplo, Hungría y Eslovaquia están reacios a cualquier cambio en las condiciones económicas con el Gobierno de Putin, después de todo la guerra en Ucrania desató todo un juego de estrategia, donde si bien se aplican sanciones, ninguno de los gobiernos quiere salir perjudicado.
En todo este tema hay un dato no menor: el rublo viene repuntando luego del golpe que recibió al inicio de la guerra y esto Estados Unidos lo tildó como un resultado basado en la “manipulación”. Para tener idea, en diciembre de 2021 el rublo rondaba las 73,74 unidades por dólar, en marzo —luego de iniciada la invasión— se depreció hasta los 119 rublos por dólar. En abril volvió a su valor de 73 unidades por dólar. Los expertos son escépticos y aseguran que “las oscilaciones de la moneda rusa no reflejan los aspectos fundamentales de su economía”.
África y Noruega: las alternativas
Alemania ya está buscando fuentes alternativas para el suministro de gas ante las próximas sanciones contra Rusia. En este sentido, Berlín firmó contratos para el flete de cuatro terminales de gas natural licuado (GNL) para ampliar su importación. El sistema funciona a través de buques especiales “capaces de recibir el GNL de barcos cisterna, reconvertirlo a su estado gaseoso a bordo y luego alimentar la red de gas”, apuntó EFE.
Otra alternativa alemana está en una enorme instalación de almacenamiento de gas abandonada en ese país, que antes dirigía la rusa Gazprom. Es el mayor sitio de almacenaje en Europa Occidental. Luego de que la empresa gasífera de Moscú decidiera irse, ahora Alemania tomó la decisión de llenarla.
Es un movimiento de fichas que cambiaría el mapa económico mundial. Estadísticas de la UE, indican que el bloque importa aproximadamente un 40 % del gas y 26 % de crudo que consume directo desde Rusia. El reemplazo se perfila en Noruega (único país que provee energía a Europa dentro del continente, de acuerdo a BBC), así como en países africanos como Nigeria y Argelia.
Resta ver qué veredicto dará la UE en el debate que tuvo que ser aplazado para afinar detalles.