Los millonarios rusos vinculados al presidente Vladímir Putin es noticia desde el pasado 24 de febrero porque sus bienes y fortunas vienen siendo sancionados desde Estados Unidos, Reino Unido y países de la Unión Europea. Sin embargo, el grupo encontró en Dubái el paraíso perfecto para burlar las restricciones.
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A diario, naciones informan sobre nuevas sanciones económicas hacia las figuras más poderosas de Rusia. Roman Abramóvich dueño del equipo de fútbol Chelsea F.C. es quizás uno de los más mencionados estos últimos días. Recientemente trascendió que un yate de su propiedad valorado en 600 millones de dólares salió desde Montenegro, en Europa hasta Turquía para evitar ser incautado.
En este sentido, el gobierno británico confiscó dos jets privados del millonario Eugene Shvidler, socio de Abramóvich. “Los amigos de Putin que hicieron millones con su régimen no disfrutarán de lujos mientras muere gente inocente”, dijo ministro británico de Transportes, Grant Shapps sobre las naves valorada en millones de euros.
El refugio para los millonarios rusos se perfila en Dubái, catalogado centro turístico y financiero de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Para mediados de marzo se estimaba que unos 38 empresarios vinculados a Putin poseen propiedades en dicha ciudad por un monto de 314 millones de dólares, según datos compilados por el Centro de Estudios Avanzados de Defensa y replicados por The New York Times.
Repunte del mercado inmobiliario dubaití
Teniendo en cuenta que Dubái es un lugar que poco pregunta sobre el origen de dinero extranjero, no es extraño que el mercado inmobiliario atraviese un auge desde que Rusia invadió Ucrania. Tampoco es barato. Un apartamento de tres habitaciones con vista al mar puede costar 15000 dólares al mes según un empresario árabe que alquila viviendas de alta gama.
Dijo al tabloide estadounidense que hay “una demanda increíble” de los rusos desde la invasión. Más de 50 personas o familias que buscan Alojamientos. Su afirmación coincide con la del magnate inmobiliario emiratí Hussain Sajwani. “Estoy seguro de que muchos rusos están tratando de solucionar sus problemas, pero Dubái se beneficiará en última instancia de cualquier crisis”, declaró a CNBC. Y es que antes de la guerra, los millonarios rusos ya se perfilaban como uno de los principales segmentos de compradores.
Aún así no todo es color rosa. Al ser un país que no impone demasiadas condiciones a fortunas extranjeras, Dubái también está en la mira por convertirse en un posible canal de lavado de dinero y eso mereció que le Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) con sede en París lo incluyera en una lista gris de seguimiento que ya integran países como Yemen, Siria, Turquía, Jordania o Pakistán. En ese momento los EAU prometieron “acciones contundentes” contra el blanqueo de capitales.
Property booming in ‘sanction free’ Dubai as Russian interest spikes https://t.co/SwSAai8aYC
— CNBC International (@CNBCi) March 17, 2022
Súper yates con radares apagados
Los millonarios rusos, sobre los cuales hay pesados señalamientos por sus nexos con Putin, están intentando de todo para mantener consigo sus lujos. Hasta el mismo presidente ruso habría sacado de un astillero de Alemania su súper yate para llevarlo hasta Rusia.
Lo que están haciendo estos magnates pasaría por apagar los radares de sus yates, “abandonando las ciudades turísticas europeas y navegando hacia el Medio Oriente, donde podrían encontrar menos escrutinio”, apuntó Bloomberg. Al menos nueve naves simplemente desaparecieron entre el 24 de febrero y el 11 de marzo, cuando Estados Unidos anunció sanciones contra figuras asociadas a Putin. Es decir, las leyes internacionales que exigen el uso de sistema de identificación automática quedan ignoradas.
Muchos yates también estarían llegando a Dubái, como el de Andrei Skoch, copropietario de la siderúrgica Lebedinsky Mining y uno de los hombres más ricos de Rusia. Sin embargo el millonario Alexei Kuzmitchev no corrió con la misma suerte porque dos de sus barcos fueron retenidos en Francia.
La técnica no es nueva, ni exclusiva de los rusos. La dictadura venezolana también ha hecho uso de esta para exportar petróleo y así evadir las sanciones de EE. UU. Son los famosos barcos «fantasma» que imitan tácticas desarrolladas por Irán. Barcos piratas chinos también lo hacen para arrasar con redes de pesca aguas extranjeras.