Ha pasado un mes desde que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el inicio de la invasión a Ucrania. Estratégicamente difundió su decisión el 24 de febrero por señal abierta de televisión mientras que la Organización de Naciones Unidas (ONU) transmitía por internet su segunda reunión de emergencia. Fue una especie de burla sellada bajo el eufemismo de “una operación militar especial” para “desmilitarizar y desnazificar” Ucrania. Luego de un mes el saldo de muertos, heridos y de destrucción es más que lamentable, sin que se haya dibujado alguna salida en los intentos de diálogo que no sea cumplir con las ambiciosas exigencias de Moscú.
- Lea también: Rusia agota suministros y surge el riesgo de ataque con armas químicas
- Lea también: Las armas nucleares soviéticas en Ucrania: una moneda de cambio, no un impedimento
Por estos días la OTAN se prepara para aumentar las tropas en su flanco este ante la amenaza de que las fuerzas rusas expandan los ataques. Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia contarán con más soldados si los países miembros de la Alianza Atlántica lo aprueban. En este sentido, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo algo que muchos expertos veían venir con el inicio del conflicto. “Nos enfrentamos a una nueva realidad para nuestra seguridad”.
No está equivocado. La decisión de Putin sacudió completamente el tablero geopolítico, de este a oeste. Al punto que volvió factible un acercamiento entre EE. UU. con la dictadura venezolana de Nicolás Maduro luego de años de sanciones para llenar el vacío que dejaron las importaciones del petróleo ruso. En el país norteamericano escasea la gasolina.
Europa también quedó expuesta. Su enorme dependencia al gas, petróleo y carbón ruso hace que la comunidad de los 27 condene la invasión pero no se sume con firmeza a las restricciones económicas impuestas al Kremlin. Por lo pronto, EE. UU. anunciará un nuevo paquete de sanciones, pero el desafío sigue siendo reducir la dependencia que tiene Europa de Rusia.
El avance ruso y la resistencia ucraniana
No menos importante es la figura de liderazgo que surgió en Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania. Lejos de huir cuando comenzó la invasión, optó por quedarse y transmitir incansablemente los horrores de la guerra. Desde Kiev se ha comunicado con otros líderes, ha dado discursos en organismos internacionales y ha recolectado apoyo monetario, armamentístico y moral.
Zelenski rechazó el ultimátum de Rusia para que entregara Mariúpol, la ciudad portuaria bloqueada por orden del Kremlin y con sus habitantes padeciendo hambre y sed. Norte, sur y este del país están sufriendo ataques en lugares como Mariúpol, Jarkov Jersón y Kiev, pero no significa que Rusia esté ganando la partida. Por el contrario, ha habido tropas que rechazan las órdenes de Putin al punto de que soldados rusos se disparan en las piernas para abandonar el combate y evitar seguir masacrando al pueblo ucraniano.
La velocidad de la ocupación rusa se ha reducido y las principales ciudades, como la capital Kyiv, siguen en manos ucranianas. Mira el mapa actualizado del avance de Rusia en Ucraniahttps://t.co/tGuyavx75t
— CNN en Español (@CNNEE) March 23, 2022
Las cifras de la guerra
El término “criminal de guerra” salió por primera vez de la boca del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recientemente tras días de barbarie. La oficina de prensa quiso matizarlo por ser un calificativo que debe ser aprobado por instancias internacionales. Pero este 23 de marzo la Casa Blanca lo ratificó en un comunicado.
Las fotos que han trascendido de ciudades ucranianas destruidas y millones de personas huyendo de sus hogares son una clara muestra del calificativo estadounidense. Al 21 de marzo el balance era de 3,48 millones de refugiados y 6,5 millones de desplazados internos, informó la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Comunicado del secretario de Estado, @SecBlinken: “Hoy puedo anunciar que, basado en la información disponible actualmente, el gobierno de EEUU determina que miembros de las fuerzas de Rusia han cometido crímenes de guerra en Ucrania.” pic.twitter.com/EV3B7Dj6ef
— Dori Toribio (@DoriToribio) March 23, 2022
Pero “lo peor está por llegar”, según la organización no gubernamental Acción contra el Hambre, que realiza su labor en zonas fronterizas. “Los refugiados que llegan ahora no saben adónde ir. Quieren quedarse cerca porque han dejado familiares y porque no tienen recursos, ni lingüísticos ni económicos, para emprender una nueva vida”, declaró Olivier Longué, director de la ONG.
La guerra ha dejado 121 niños muertos y más de 167 heridos, la mayoría en Kiev, apuntó la agencia ucraniana Ukrinfom con datos de la fiscalía de menores. Alrededor de 220 escuelas y 155 centros preescolares resultaron dañados por bombardeos. La ONU aseguró el 19 de marzo que la masacre ha dejado 847 civiles muertos entre niños y adultos, pero las cifras podrían ser mayores. Tan solo al 18 de marzo, 222 personas habían perdido la vida en Kiev como consecuencia de los bombardeos.
Respecto a las muertes de militares, hay amplias diferencias entre los balances de ambos países producto de una guerra que también incluye la información para desmotivar al enemigo. Según Ucrania, 15300 soldados rusos han sido abatidos desde el 24 de marzo. En contraste, Moscú dio un único balance del 2 de marzo con 498 militares rusos caídos.
Un desliz de un portal de noticias pro-Kremlin, llamado Komsomolskaya Pravda, dejó ver un saldo de 9861 soldados rusos muertos al 21 de marzo, pero horas después la información fue eliminada.
El periódico (que es pro-Kremlin y tiene buenas fuentes en el gobierno ruso) recogía que 9.861 soldados rusos habían muerto en Ucrania y 16.153 habían resultado heridos. El artículo ha sido eliminado pic.twitter.com/DuA4x543WS
— 6w (@6w_es) March 21, 2022
Las tensiones nucleares
Si el mundo está ante un mandatario que desestima el derecho a la vida y a las libertades por su obsesión expansionista inspirada en su nostalgia por la Unión Soviética, lo menos que puede esperarse es que respete protocolos de seguridad para evitar mayores tragedias.
Aquí entra el tema nuclear. El Ministerio de Defensa de Ucrania aseguró hace pocas horas que tropas rusas destruyeron un laboratorio para la gestión de desechos radiactivos en la central nuclear de Chernóbil, tomada desde hace casi un mes. No está operativa pero necesita constante vigilancia, algo que al Kremlin no le ha importado al sabotear transmisión de datos y al atacar objetivos civiles en Zaporiyia, la ciudad con la central nuclear más grande de Europa. Ante esto, la OTAN tiene planificado apoyar a Ucrania frente a “amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares”.
A un mes de la invasión a Ucrania aún no se ve cerca el fin de la guerra. Lo único seguro hasta el momento es que muy a pesar de los lamentables saldos, sea cual sea el desenlace, el mapa geopolítico no será el mismo.