El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le cumplió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, el deseo de disminuir el cruce de migrantes venezolanos a Estados Unidos de forma irregular. Así lo reflejaron las cifras más recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés), que destacan que 22862 personas con esta nacionalidad cruzaron ilegalmente por la frontera en enero, en comparación con las 24953 registradas en diciembre. Sin duda el número sigue siendo elevado, pero no hay que obviar que es la primera vez que esta cifra disminuye desde julio del año pasado.
Otro dato no menos importante es que entre los años fiscales 2020 y 2021, la cantidad de venezolanos que cruzó ilegalmente la frontera de EE. UU. aumentó 1016 %. Por lo tanto, la reciente disminución podría ser el indicio de que la implementación de la visa a venezolanos por parte de México desde el pasado 21 de enero en efecto está regulando los cruces.
El balance también incluye las entradas irregulares por la frontera norte, es decir, Canadá y otros modos de ingreso irregular. Sin embargo, los números son exponencialmente mayores en la frontera sur (México). Este trayecto se ha cobrado vidas en Río Grande, sin contar la amenazas de los carteles del narcotráfico en la ruta y los altos cobros en dólares de los llamados coyotes.
Ser expulsado o aceptado
Llegar en vuelos a México, luego tomar vehículos o caminar hasta la frontera con EE. UU. es el modus operandi que ponen en práctica los venezolanos ansiosos por alcanzar el “sueño americano”. Un drama que se desencadenó por la crisis económica y política en Venezuela provocada por el chavismo durante más de dos décadas.
Los venezolanos que llegan a EE. UU. en muchos casos son recibidos y entran en un proceso judicial que determinará si pueden o no quedarse. Pero otros no corren con la misma suerte. En enero de este año una tragedia cubrió las aguas de Río Grande —la frontera entre Ciudad Acuña (México) y Del Río (Texas)— cuando una niña de siete años desapareció mientras cruzaba junto a su madre. Fue arrastrada por la corriente hasta que la hallaron sin vida funcionarios del Instituto Nacional de Migración de México (INM).
En el balance de la CBP se indica que de los 22862 venezolanos que cruzaron en enero, a 50 se les aplicó el Título 42, que contempla la expulsión para evitar la propagación del COVID-19. Los otros 22812 aplicaron al Título 8. Los adultos solteros representaron 13517, clasificando como el grupo demográfico mayoritario.
Manuel Padilla, jefe de la Dirección de Operaciones de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (CBP), explicó a La Voz de América el año pasado que el Título 8 se asigna a personas o grupos familiares que muestren a su llegada a la frontera condiciones que permitan a los oficiales valorar si califican para que un juez de inmigración revise el caso, todo apegado a estándares internacionales de protección de derechos humanos.
Visa para un sueño
Los días previos a la entrada en vigencia de la visa mexicana dejaron escenas de venezolanos siendo devueltos desde tierras aztecas. Otros quedaron varados en Guatemala y Colombia, en medio de su escala para el destino final que era el país norteamericano, indicó El Pitazo.
«No nos dejan abordar. Era un vuelo de escala, íbamos a México y ahora allá están pidiendo visa. Hacen esto en todos los aeropuertos. No nos dan la cara, y el otro vuelo no lo pudimos abordar», declaró uno de ellos.
Como esta historia hubo decenas más. Los requisitos que desde enero impuso el gobierno de AMLO con la visa son irrisorios en términos económicos para muchos venezolanos. Como por ejemplo, un ingreso mensual superior a 843 dólares o un monto mínimo equivalente a 2530 dólares en su cuentas bancaria o en inversiones.