Organizaciones internacionales y países han denunciado los últimos años lo que sucede en China con las minorías musulmanas tales como los uigur. Abortos forzados, reclusión en los llamados “campos de reeducación”, así como torturas, están incluidos en los testimonios de quienes logran salir vivos de estas experiencias. Sin embargo, poco se habla de las tácticas del Partido Comunista Chino (PCCh) para llevar a cabo estas atrocidades.
Una de esas incluye libros. Sí, obras anteriormente aprobadas por el Estado se convirtieron en motivo de persecución. Este es el caso de Sattar Sawut, un funcionario uigur que dirigía el Departamento de Educación de Xinjiang. Fue condenado a muerte el año pasado tras ser declarado culpable de separatismo, aceptar sobornos y varios otros delitos. Al menos eso fue lo que adujo el régimen chino. La sentencia podría cambiar tras dos años de buena conducta, pero no sería mucho más benevolente, tan solo le otorgarían cadena perpetua.
Según el tribunal, Sawut incorporó “contenido de separatismo étnico, violencia, terrorismo y extremismo religioso en los libros de texto en idiomas minoritarios”. Sus acciones provocaron que bajo la influencia de los libros de texto, “varias personas (ya condenadas) participaran en ataques terroristas en Urumqi el 5 de julio de 2009 y el 30 de abril de 2014″, se lee en la agencia estatal Xinhua.
Pero creer en el régimen chino es pecar en la ingenuidad. Así como ha dicho que los centros de reclusión solo buscan evitar “ataques terroristas” y “enseñar habilidades laborales”, también usa el tema de los libros para crear una realidad inexistente. Es un intento por instaurar una nueva narrativa histórica.
Sattar Sawut was detained in Feb 2017. According to CGTN propaganda film he formed a team in 2001 to edit Uyghur textbooks which have been officially approved to use at schools after edition. He was sentenced to death with two-year suspend. pic.twitter.com/Tg1P5R1Jwb
— Uyghur Transitional Justice Database (@UyghurJustice) April 14, 2021
“Quieren que nos borremos”
Medios del régimen publicaron imágenes sobre estos libros. Resultó que estaban enraizadas en argumentos previamente aceptados, apuntó un análisis reciente de The Associated Press. El material incluía dos dibujos basados en un movimiento de la década de 1940 elogiado por Mao Zedong, fundador del PCCh en 1949. Es decir, el PCCh los viene reinterpretando en la era de Xi Jinping para censurar minorías y perseguir a quienes los difunden.
El canal chino CGTN (con programación en inglés) y propiedad la red de canales de la Televisión Central de China (CCTV) emitió un documental sobre varios textos. Incluía supuestas confesiones ante la cámara de Sawut y otro exfuncionario de educación, llamado Alimjan Memtimin, condenado a cadena perpetua, agregó AP.
En el audiovisual se muestra a dos hombres, uno de ellos apuntando al otro con un arma. ¿El detalle? Ambos son de la minoría uigur. Uno de ellos, llamado Gheni Batur fue considerado un héroe en un levantamiento de la década de 1940 contra el entonces gobernante Partido Nacionalista de China. Los comunistas derrocaron a los nacionalistas y tomaron el poder en 1949. Incluso Mao invitó al entonces líder uigur Ehmetjan Qasimi a una reunión. Pero atrás quedó cualquier simpatía que el fundador del PCCh haya demostrado a esta minoría religiosa. Ahora China se configura de otra manera en las manos de Xi Jinping.
El objetivo es claro y eso lo sabe Kündüz, exeditor del periódico de la Universidad de Xinjiang y actualmente residente en Suecia. “Quieren asimilarnos, quieren que nos borremos”. Una cuenta de Twitter llamada @UyghurBulletin, dedicada al activismo mediático relacionado con el genocidio de China reveló en 2018 cómo libros uigures son quemados en la vía pública.
Even non-religious books in #Uyghur are being collected from households and burnt. pic.twitter.com/MAezteEfbc
— Uyghur Bulletin (@UyghurBulletin) October 7, 2018
Uigures continúan en fábricas y campos de algodón
Países alrededor del mundo han condenado lo que sucede en Xinjiang, la región más grande de China, rica en gas natural, petróleo y también la más próxima a Asia central y Europa. EE. UU. impuso más sanciones en diciembre de 2021 contra empresas acusadas por Washington de participar en violaciones de derechos humanos contra la minoría uigur y la Unión Europea emitió por primera vez restricciones contra altos cargos por el mismo motivo.
Pero miles de empresas, incluso estadounidenses siguen acusadas de seguir aprovechándose de la esclavitud sobre el grupo musulmán para fabricar sus productos. Como Apple, Nike o Gap. Eran 82 marcas mundialmente reconocidas hasta mediados de 2020 según el Instituto Australiano de Política Estratégica. En algunos casos los someten a trabajar durante incontables horas en fábricas, en otros los envían a campos de algodón.
Con este breve recuento es sencillo ver que el régimen chino ha dispuesto todo un abanico de técnicas para someter a grupos con creencias diferentes a las del PCCh, que busca instalar un totalitarismo donde la única figura venerable es su líder, Xi Jinping.