En Venezuela hay inflación, dictadura, bodegones y próximamente una fábrica de fusiles Kalashnikov. El estreno está previsto para el próximo año según autoridades en Moscú y llegará para unirse a otros acuerdos del régimen venezolano en materia armamentística, como el arsenal de guerra iraní que aterrizó en el país caribeño en junio de este año.
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La construcción se retrasó por dos décadas. Esta vez, a pesar de la pandemia y las sanciones de Estados Unidos contra Nicolás Maduro, los trabajos finales de la fábrica se están llevando a cabo “a un ritmo rápido”, según la agencia de noticias Sputnik.
Fue Adán Chávez, hermano del fallecido dictador Hugo Chávez, quien viajó a Moscú a principios de octubre, momento en que comunicó que las autoridades de su país esperan que las obras de construcción de la fábrica de fusiles Kalashnikov concluyan en la segunda mitad de 2022.
“Los especialistas rusos han empezado a preparar los equipos de proceso y las líneas de montaje”, aseguró la portavoz del Servicio Federal de Cooperación Militar y Técnica (FSMTC) de Rusia, Valeria Reshétnikova.
Peligroso para la región
La agencia rusa asegura que el contrato firmado entre Hugo Chávez y Vladimir Putin data de 2001, aunque otros portales lo ubican en 2006. Sea cual sea el año, el acuerdo verá luz y con ello ciertos riesgos para la seguridad del hemisferio.
Así lo dejó entrever el portavoz adjunto estadounidense Tom Casey, y es que previamente, en 2005, Venezuela había comprado 100.000 fusiles Kalashnikov. El funcionario reiteró que este acuerdo «no beneficia ni a Rusia ni a Venezuela», y pidió al Gobierno ruso que reconsidere una venta que amenaza la estabilidad regional de Sudamérica, apuntó en ese momento la agencia EFE.
La respuesta de Chávez fue que él no era «agresor» y que su intención es renovar el armamento del Ejército, que solo dispone de armas «viejas». El dictador calificaba este tipo de artefactos como «el estandarte de las Fuerzas Armadas de Venezuela».
Pero aquellas palabras se las llevó el viento. A inicios de este año un video que circuló del líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez, exhibió fusiles rusos que Moscú vendió en años recientes a Venezuela.
Más armas
La continuidad de la dictadura en manos de Nicolás Maduro dio paso a una reciente reactivación de vuelos, armas y negocios petroleros. Sumado a esto, el país ha sido testigo de la llegada de turistas rusos a las playas venezolanas. La complicidad es total y sin disimulos. Hasta el año 2020 eran más de 300 acuerdos firmados por ambas naciones.
Hace seis meses Rusia presumió sus intenciones de proveer más armas y formación militar a los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, porque “nunca antes como ahora había sido tan necesario el apoyo de Rusia”, dijo el ministro de defensa de Vladimir Putin, Serguéi Shoigú.
Por lo pronto, el país también será testigo de la inauguración de la fábrica rusa, presuntamente ubicada en las instalaciones de la estatal Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim) en Maracay, estado Aragua, según el portal Infodefensa.