Jack Dorsey anunció su salida de Twitter. La noticia se volvió viral mientras las acciones de la compañía subieron en Wall Street. Luego de varias polémicas, el fundador de la plataforma le dará paso a Parag Agrawal, actual jefe tecnológico.
Dorsey publicó una carta con las tres razones de su renuncia, haciendo alusión a las cualidades del nuevo CEO y de Bret Taylor presidente de la junta directiva. “Quiero que todos sepan que esta fue mi decisión y la reconozco”, añadió.
Y aunque la causa principal serían presiones del principal accionista, lo cierto es que el último año estuvo lleno de controversias para el CEO de una de las redes sociales más famosas del mundo.
Nada más hace falta recordar cuando admitió tener responsabilidad en la difusión de «desinformación» previo al ataque al Capitolio en enero de este año. “Sí”, fue la respuesta de Dorsey ante el Congreso a pesar de que luego quiso matizarla hablando de la existencia de «un ecosistema más amplio» más allá de las redes.
El año pasado el CEO de Twitter casi fue “derrocado” por Elliott Management, empresa de inversiones y principal accionista. La razón es que Dorsey también preside Square Inc, una plataforma de pagos digitales que también fundó. El argumento de la firma de inversiones era que el empresario le estaba prestando poca atención a Twitter.
El razonamiento es válido si miramos de cada uno de los episodios que pusieron en duda la supuesta imparcialidad editorial de la plataforma y la labor de Jack Dorsey como CEO.
not sure anyone has heard but,
I resigned from Twitter pic.twitter.com/G5tUkSSxkl
— jack⚡️ (@jack) November 29, 2021
Censurar políticos, pero ignorar contenidos de abuso sexual
El caso más emblemático es, probablemente, el veto contra el expresidente Donald Trump y la eliminación de 70.000 cuentas ligadas a QAnon. Comenzó filtrando y etiquetando mensajes desde noviembre de 2020 y terminó con la suspensión permanente de Trump. Según Jack Dorsey, se trató de “la decisión correcta” al hacer responsable a Trump a pesar de que luego el expresidente enfrentó un juicio político del que salió absuelto.
En contraste, otro tipo de contenidos han circulado aún con reclamos de los usuarios. Por ejemplo, los videos pornográficos de menores de edad filmados bajo coacción. Dos de ellos reclamaron exigiendo la eliminación del material. Pero la red social determinó que no encontró infracción a sus políticas. A partir de allí los afectados iniciaron una demanda federal.
Por delitos similares, en abril un tribunal de Moscú impuso tres multas a Twitter por un total de 8,9 millones de rublos (más de 116.000 dólares) por no eliminar contenidos con pornografía infantil.
Dar espacio a terroristas
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, posee su cuenta oficial en Twitter. De unos 311.000 seguidores en agosto, actualmente supera los 439.000. El integrante de la oficina de prensa, Javid Afghan, también publica los mensajes de un régimen instaurado a la fuerza que cercena la libertad de los ciudadanos afganos, especialmente de las mujeres.
Los defensores de la ley sharía eliminaron el Ministerio de la Mujer, prohibieron a las niñas asistir a escuelas y atentaron contra mujeres deportistas profesionales. Pero nada de eso parece importar a Jack Dorsey. Para defenderse de acusaciones sobre su línea editorial, la plataforma tiende a citar la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones que dicta que «ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será tratado como el editor o hablante de cualquier información proporcionada por otro proveedor de contenido de información». Una paradoja tomando en cuenta el punto anterior.
Convertir a usuarios en policías digitales
A inicios de año Twitter anunció la creación de Birdwatch para que los usuarios se convirtieran en policías digitales y denuncien el contenido que consideren “perjudicial”. Recientemente la empresa anunció que los usuarios ahora podrán usar un alias para no ser identificados.
El funcionamiento consiste en añadir notas adicionales sobre contenido que sea visto como “fake news”. En consecuencia surgieron preocupaciones por posibles “linchamientos digitales”. Después de todo, tal como cita la psicología de masas, estas se caracterizan por ser impulsivas, intolerantes e influenciables con aquello que no les agrada. “La multitud es un dócil rebaño incapaz de vivir sin amo”, citó Sigmund Freud.
Señalamientos contra Texas y Florida
Por último pero no menos importante, está el caso sobre el descenso de contagios por COVID-19 en Texas y Florida en abril. Ambos, gobernados republicanos, lograron disminuir la tasa de contagios a niveles históricos desde que comenzó la pandemia.
La nota circuló en la red social hasta ocupar un lugar entre los temas más vistos. Sin embargo Twitter decidió incluir una advertencia insinuando que los datos habían sido manipulados por cada estado. Curiosamente, John Kerry, exsecretario de Estado y actual enviado especial de Joe Biden para el clima, no mereció ningún tipo de descripción a pesar que alcanzó una posición más alta en el ‘ranking’, por informaciones filtradas sobre operaciones israelíes encubiertas en Siria.
Sin duda la gestión de Jack Dorsey al frente de Twitter no estuvo limpia, ni imparcial. Hay muchos temas por corregir en la plataforma. Quizás estas deficiencias también contribuyeron a su salida.