
“Siento un sinsabor por este relevo inesperado, después de tres meses de haber asumido el comando”, con esas palabras el general de división José Vizcarra Álvarez se despidió de su cargo como comandante general del Ejército peruano. Tan solo tres meses duró en ese puesto. Su salida no fue voluntaria, por el contrario, supo de la decisión de su pase a retiro través del diario.
La causa, un típico caso de nepotismo dentro del gobierno de Pedro Castillo que insistió con ascender a dos coroneles para los cargos de generales de brigada, según medios peruanos. Ambos son hijos de un viejo amigo del mandatario. Al no cumplirse el pedido, Castillo habría prescindido de los servicios del comandante.
El hecho no pasó por debajo de la mesa en la despedida de Álvarez,. De acuerdo a El Comercio este aseguró en su discurso de despedida que se iba orgulloso porque durante gestión se desarrollaron de manera impecable los ascensos de grado “no permitiendo ninguna intromisión de índole externo de ningún tipo”.
Tampoco hay demasiadas explicaciones oficiales desde Lima. El ministro de Defensa, Walter Ayala, dijo que el presidente Pedro Castillo había acudido una “prerrogativa constitucional” para pasar al retiro a Vizcarra y al comandante general de la Fuerza Aérea, general del aire Jorge Chaparro Pinto.
Es otra mancha para la gestión de Castillo, empañada por funcionarios ligados a grupos terroristas (actualmente destituidos del gabinete), expropiaciones como foco de su agenda política y fracaso en la designación de uno de sus embajadores, entre otros eventos. Lo cierto es que las novedades no paran y apenas a finales de octubre cumplió sus primeros 100 días de gobierno.
“Los Chotanos”
El episodio transforma al Pedro Castillo o en víctima de sus propias palabras ya que mayo de este año defendió la meritocracia como forma de gobierno (antagónico al nepotismo). Si esa es su lógica, la destitución del comandante general del Ejército peruano no debió haber ocurrido.
“Todos estamos a favor de la verdadera meritocracia, eso se debe encaminar desde el punto de vista social: de los maestros, padres, pensando en la educación, no desde arriba”, dijo. Si bien se refería al terreno educativo, es lógico que su tono discursivo se aplique para el resto de su gobierno.
Ciro Bocanegra Loayza y Fidel Bocanegra Burga son naturales del distrito de Tacabamba, provincia de Chota, en Cajamarca. De allí el apodo de “Los Chotanos”. Hijos del profesor Augusto Enrique Bocanegra Gálvez, un amigo de Castillo al que su círculo cercano lo llama “el alma gemela” del presidente, apuntó el portal Caretas. Estuvo a su lado en la huelga magisterial del 2017, un paro de maestros y protestas de dos meses bajo la presidencia Pedro Pablo Kuczynski.
Al hoy oficial en retiro le informaron —a través de un intermediario— que Castillo tenía a dos coroneles como candidatos para que fueran ascendidos a generales de brigada. Vizcarra dejó saber que las convocatorias ya estaba cerradas y por ende los hermanos Bocanegra no fueron ascendido. De allí habría venido la retaliación.
Lista de retiros
Otro punto de controversia. señalado por La República. fue que el Palacio de Gobierno contaba con una relación de oficiales del Ejército para que pasaran al retiro. Vizcarra también estuvo en desacuerdo porque la lista “no era resultado del proceso interno del instituto castrense”.
Regímenes autoritarios de América Latina han metido mano en las instituciones del Estado a conveniencia. Es una manera de garantizar su continuidad y amplificar el poder. Precisamente expertos citados por El Comercio aseguran que influir en los ascensos a generales de brigadas es un atentado a la institucionalidad del Ejército.
Apuntan a que “un ministro con convicciones” hubiera advertido al mandatario sobre lo que pretendía hacer. Hacen referencia a Walter Ayala, designado en la cartera de defensa desde que Castillo inició su mandato.