Desde que tomaron el poder, a los talibanes no les ha temblado la mano para poner en práctica la ley sharía. Descartaron la democracia, nombraron a terroristas en altos cargos y anularon a las mujeres en la sociedad. Este último tema es especialmente preocupante porque el extremismo religioso les cercena cualquier derecho a la educación, independencia y libre pensamiento. Mahjabin Hakimi, miembro del equipo nacional de voleibol femenino afgano, se convirtió en víctima fatal de los extremistas al ser decapitada, según el relato de su entrenador.
Actualmente no salen muchas noticias de Afganistán a no ser que estén relacionadas con los funcionarios más predominantes del movimiento o con eventos que involucren a la comunidad internacional. Pero eso no significa que internamente las cosas se hayan calmado. Reportes de periodistas afganos muestran el grado de violencia que sigue presente en las calles de Kabul y del resto del país.
Mahjabin, la joven jugadora asesinada, formó parte del Club de Voleibol de la Municipalidad de Kabul antes de la llegada de los talibanes. Su entrenador dijo a Persian Independent que el crimen probablemente tuvo lugar a principios de octubre, pero que el tema “permaneció oculto porque su familia había sido amenazada para que no hablara al respecto”.
Solo dos mujeres del equipo afgano de voleibol pudieron salir del país durante la evacuación, según su testimonio. Todas las demás jugadores “están en una mala situación, desesperadas y asustadas”.
Crueldad sin límites
La crueldad sigue siendo la misma y los talibanes no tienen problema en vociferarlo. A mediados de septiembre anunciaron el restablecimiento de prácticas sanguinarias. Ahorcamientos, amputaciones, lapidaciones, latigazos fueron comunes entre 1996 y 2001 cuando gobernaron y tal parece que volverán a ser el pan de cada día.
En redes sociales circula una foto, supuestamente de Mahjabin Hakimi decapitada. No hay información sobre su edad, ya que su familia no ha hablado al respecto. Sin embargo, el Centro de Periodismo de Investigación PAYK, en Afganistán, confirmó que la deportista fue asesinada “por los talibanes en Kabul”. El motivo es que los extremistas buscaban deportistas femeninas.
Hace poco también circularon otras imágenes de cuatro presuntos delincuentes, quienes murieron en un enfrentamiento con las fuerzas talibanes. Sus cadáveres fueron atados y colgados en diferentes puntos de la ciudad, dijo a EFE un funcionario del gobierno local en condición de anonimato.
No hay que olvidar que muchos voceros del régimen fundamentalista gozan de presencia en plataformas como Twitter sin ningún tipo de sanción.
Mahjabin Hakimi, a member of the Afghan women's youth national volleyball team was "beheaded" by the Taliban in #Kabul, sources confirmed, adding that except her family, no one knows the exact time of the incident.
The Taliban have not yet commented. #Afghanistan #Paykmedia pic.twitter.com/TGtSIuhW8C
— Payk Media – Revealing the Truth (@PaykMedia) October 19, 2021
Los deportes «no se consideran vitales» para las mujeres
Los talibanes han querido mostrarse “moderados”. Pero están lejos de serlo. Los extremistas siguen premiándose entre ellos por crímenes atroces. La periodista afgana Anisa Shaheed difundió la fotografía de un acto oficial, dirigido por el ministro de Interior, Sirajuddin Haqqani, donde se reunió con familias de quienes llevaron a cabo ataques suicidas y se cobraron la vida de miles. “Haqqani ha prometido a estas familias una parcela de tierra”, relató.
Otra muestra de su radicalismo fue cuando uno de los portavoces del régimen aseveró que los deportes «no se consideran vitales» para las mujeres. Por ende no podrán jugar al críquet o alguna otra disciplina. Adicionalmente, desaprueban el hecho de que las mujeres deportistas puedan ser fotografiadas cuando jueguen y tengan al descubierto el rostro y partes del cuerpo. «El Islam no permite que las mujeres sean vistas así», fue su explicación.
La Federación Italiana de Voleibol lamentó el asesinato de Mahjabin Hakimi. Su comunicado, replicado por EFE, expresó lo siguiente:
“Su culpa: practicar el deporte que amaba, el voleibol. Mahjabin, como muchas otras chicas en Italia y en todo el mundo, cultivó su pasión por el voleibol en el Club de Voleibol del Municipio de Kabul, pero en comparación con otras compañeras, no había logrado salir de Afganistán en los últimos meses. Parece imposible que en 2021 alguien sea asesinado solo porque juega al voleibol, o aún peor, porque persigue sus sueños”.