El año 2022 puede parecer lejano, excepto en términos electorales. Retener la mayoría en ambas Cámaras del Congreso estadounidense es el objetivo del Partido Demócrata en las próximas elecciones de medio término en 2022. No será fácil, de por sí la ventaja frente al Partido Republicano es muy estrecha. Además, no es secreto el declive en los índices de aprobación del presidente Joe Biden. Por lo tanto, otra figura parece cobrar una especial relevancia: la vicepresidente Kamala Harris.
Recaudar fondos e ir a los mítines de los candidatos serán dos tareas relevantes para la vicepresidente. A su vez, probablemente busque los votos de mujeres y jóvenes. Mientras que Biden puede “impulsar” la participación en zonas de tendencia azul. “Definitivamente quiere hacer todo lo posible para mantener a los demócratas en la mayoría del Senado”, declaró a The Hills Celinda Lake una encuestadora demócrata que asesoró a la campaña del actual presidente.
Harris también podría usar las elecciones de medio término “para impulsar su propia marca”. No es de extrañar que en efecto así sea. Biden, con casi 80 años de edad, ha cometido graves errores durante su gestión. La última y más notoria fue la salida de Afganistán. Sumado a esto, no han faltado los momentos cuando desvaría o cae al piso frente a las cámaras. Él asegura que se postulará para la reelección en 2024, pero hay más dudas que certezas de que eso ocurra.
La vicepresidente actualmente la tercera demócrata más popular, está por encima de Biden, según un estudio de YouGov, grupo internacional de análisis y datos de investigación. Si bien el presidente la acompañará en los mítines, no quedan dudas hacia dónde estarían yendo los focos del partido. El riesgo, es que Harris no tiene una gestión impecable, las pruebas están en la gestión de la crisis migratoria, que solo parece empeorar con el paso de los meses.
Eficiencia de Harris en duda
Desde noviembre la Cámara de Representantes cuenta con 222 legisladores demócratas y 212 republicanos. En el Senado, tienen 50 escaños cada partido. El voto de desempate según la ley es del vicepresidente del país en turno. Es decir, Kamala Harris. Un funcionario de la Casa Blanca dijo que no hay un itinerario definido, pero afirmó que sería un año de viajes “pesado” tanto para Harris como para Biden.
¿Pero qué dicen los hechos sobre la gestión de Harris? En marzo el mandatario demócrata la designó al frente de la crisis fronteriza. Una maniobra para desviar la atención del detonante del problema: la derogación de leyes que regulaban la entrada de personas al país. Aún así Harris se aventuró a países de Centroamérica para supuestamente atacar “causas fundamentales” como la corrupción o la pobreza de esas naciones. Luego de varios meses la solución no ha llegado y las entradas ilegales siguen aumentando.
La cantidad de migrantes que cruzaron ilegalmente a EE. UU. durante el año fiscal 2021 fue de 1.646.000. El número más alto en toda la historia de la agencia desde que fue creada en 1924. La información fue proporcionada a Breibart por un funcionario de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. Entonces, es válido dudar sobre la figura de la vicepresidente y el impulso que busca dar a su partido, cuando una de sus principales tareas arroja esos resultados.
Enmendar los errores de Biden
Expertos consultados por The Hill auguran que los candidatos soliciten a Harris como sustituto principal para más eventos de campaña antes de las elecciones de medio término cuando se renueven todos los escaños de la Cámara de Representantes y 34 curules del Senado. También 34 de los 50 estados de EE.UU. elegirán gobernadores.
Será un termómetro importante. La gestión de Biden viene empañada por los turbios negocios de su hijo Hunter Biden con empresas chinas y ucranianas y las acciones que aún mantiene allí, las intenciones de volver al pacto nuclear por Irán ante la preocupación de Israel o el progresismo que se ha expandido en EE. UU amparado en sus políticas. Sin mencionar el fallido ataque a ISIS-K que terminó en la muerte de siete niños. Un error por el que El Pentágono pidió disculpas.
En julio la aprobación de Biden rondaba el 46 %, mientras que 51 % lo desaprobaba según la encuestadora Rasmussen. Hoy los números son de 42 % y 56 % respectivamente. No son buenos indicadores y los demócratas están ansiosos por resolverlo.