Que Álex Saab vaya a ser extraditado a Estados Unidos para declarar ante la justicia ha despertado opiniones e incomodidades de todo tipo. Esta vez se sumó Rusia, país que anteriormente ha optado por meterse en otros asuntos diplomáticos relacionados a la dictadura de Nicolás Maduro. Después de todo, ambos regímenes han tejido una red de complicidades durante dos décadas. Desde el Kremlin aseguraron que la decisión que pesa sobre el colombiano es “una seria amenaza” al diálogo que se desarrolla en México.
Dichas conversaciones han sido beneficiosas para la dictadura chavista. No solo logró extinguir la figura el otrora interinato de Juan Guaidó, la oposición también bajó la cabeza al anunciar su participación en las próximas elecciones, otorgando legitimidad al régimen y al Consejo Nacional Electoral, designado por la Asamblea Nacional chavista. Desde el Kremlin excusan su posición en el apoyo que han prestado “al proceso de negociación entre el Gobierno de Venezuela y la opositora Plataforma Unitaria”.
“En este sentido, algunas acciones de actores externos despiertan preocupación, que presentan riesgos de socavar la frágil confianza que se ha desarrollado entre las partes”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso aprovechó para señalar a Washington por la extradición de Saab, acusándolo de “una fuerte presión sobre las autoridades caboverdianas y el sistema judicial” de dicho país. Tal como ha repetido el régimen de Maduro, el gobierno de Vladimir Putin también indicó que el enjuiciamiento “tiene motivaciones políticas”.
¿Amenaza para el diálogo o para Maduro?
No es extraño que Putin se entrometa en asuntos que conciernen a la política venezolana. En mayo de este año acusó al gobierno de Iván Duque en Colombia por el conflicto que ocurrió en el estado Apure. Lo responsabilizó de no querer “dialogar” con Maduro. La ironía definió las declaraciones de Maria Zakharova, vocera del Ministerio de Exteriores, ya que habló del “compromiso de las autoridades venezolanas con el desarrollo pacífico y coherente de las relaciones”.
El comunicado ruso referido al diálogo en México continúa afirmando que “Washington está tratando de utilizar a A. Saab como palanca de presión adicional sobre el gobierno venezolano”. Para ese país la extradición de Saab es “una seria amenaza a los esfuerzos de las partes por encontrar formas mutuamente aceptables para el desarrollo futuro de este país”.
Es cuestionable la “amenaza” al diálogo que argumenta el Kremlin. La dictadura venezolana hizo todos los esfuerzos para evitar su extradición. Ninguno le funcionó. Ni siquiera el bufete de abogados del presunto testaferro de Maduro pudo detener la decisión del Tribunal Constitucional de Cabo Verde. Por lo tanto, esa amenaza que menciona Rusia, pudiera ser más riesgosa para la dictadura chavista, de la cual podrían revelarse numerosos negocios ilícitos posiblemente ejecutados por Saab.
La grotesca complicidad de Rusia
Rusia y Venezuela poseen numerosos acuerdos. Más de 200 según el régimen. Sin embargo pudieran ser mucho más si miramos con atención lo que ha ocurrido los últimos años. En octubre pasado, Maduro anunció la creación de un Consejo Militar para Venezuela con asesores de China, Irán, Cuba y Rusia.
El apoyo no solo es político o militar. También es económico. Un reportaje de ABC señaló en enero de 2020 que la petrolera estatal rusa Rosneft es el distribuidor mundial del mayor recurso natural de Venezuela: el petróleo. Comercializa un 75 % del crudo venezolano según la consultora Refinitiv Eikon.
También es conocida la venta de armamento militar. En junio de este año, el Ministerio de Asuntos Exteriores ratificó su compromiso de “suministrar nuevos lotes a partir de las necesidades de la Fuerza Armada”. Una foto que circuló en abril reveló la posible presencia militar rusa en el estado Apure, donde recrudeció el conflicto entre “disidencias” de las FARC. El grupo la Segunda Marquetalia supuestamente recibió el apoyo de Miraflores para enfrentarse a la facción de Gentil Duarte. Ambas partes se disputaban el control de territorio que facilita el transporte de droga. Rusia es un aliado fundamental para Maduro. Que ahora se pronuncie contra la extradición de Álex Saab es una reivindicación de esta complicidad.