La captura de Hugo el ‘Pollo’ Carvajal no se limita a un solo hecho. Para que la Policía Nacional de España llegara hasta el tercer piso de un edificio de la calle Torrelaguna de Madrid fue necesario el trabajo de la DEA. Gracias a una carta enviada el pasado 17 de junio, las autoridades españolas supieron todos los detalles, incluso que Carvajal había llenado la terraza de plantas para no ser visto cuando la usaba y que se hizo una cirugía plástica.
Sin embargo, su captura levanta varias dudas. ¿Por qué esperaron casi tres meses teniendo todos los datos en la mano? ¿Por qué la policía española no fue capaz de detectar la presencia del exjefe de inteligencia chavista dentro de su propio país? Son interrogantes que remiten a la complicidad que Carvajal tuvo con el Gobierno de Pedro Sánchez, por sus relaciones con PSOE y Podemos.
A la cabeza de estas decisiones policiales está el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, fiel militante del PSOE y señalado por varias polémicas producto de su intempestiva actitud. La última tuvo que ver con la falsa denuncia de una agresión homófoba de Madrid. Antes de leer el informe policial, el funcionario prefirió despotricar contra la derecha por su supuesta homofobia. Durante una entrevista insistió en que «se han incrementado los delitos de odio en general por cualquier circunstancia social o personal» y trató de vincular a Vox, según la reseña de Ok Diario.
Un entramado de complicidades
El internacionalista y periodista venezolano Daniel Lara Farías publicó una columna en La Gaceta donde expuso las dudas en torno a la captura de Carvajal. Una de las explicaciones, es que las autoridades españolas no hallaron antes a Carvajal porque posiblemente no lo estaban buscando. Tomando en cuenta el perfil de Grande-Marlaska, sumado a las complicidades preexistentes de Hugo Carvajal con el Gobierno de Sánchez, puede que la duda se responda por sí sola.
Recientemente se dieron a conocer nuevos detalles sobre los delitos atribuidos al exjefe de inteligencia del chavismo, así como las penas que podría cumplir. “Está acusado de participar en una conspiración de narcoterrorismo, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 20 años y una máxima de cadena perpetua; conspirar para importar cocaína a los Estados Unidos, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 10 años y una máxima de cadena perpetua”, indicó un comunicado la Fiscalía de Nueva York replicado por Infobae.
También se le acusa de “poseer ametralladoras y dispositivos destructivos en apoyo de, las conspiraciones de narcoterrorismo e importación de cocaína, lo que conlleva una sentencia mínima obligatoria de 30 años y una máxima de cadena perpetua”.
Que el Gobierno de España pueda estar implicado es un sospecha sobre la que hay más certezas que dudas. Fuentes en Washington DC revelaron en marzo del año pasado que Carvajal logró tejer una estrecha relación con funcionarios en el Centro Nacional de Inteligencia, para encubrir la ruta del narcotráfico que partía desde el estado Sucre, en Venezuela y desembocaba en la comunidad autónoma española de Galicia. Supuestamente, EE. UU. detectó que con el dinero de estos delitos, se financió al Podemos y operaciones de José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela.
Las polémicas de Grande-Marlaska
Grande-Marlaska se ha convertido en el «pequeño Marlaska», ese es el calificativo con el que el portal español La Razón define al ministro de Interior. El funcionario se vio en la obligación de decir que “no va a dimitir” tras la polémica de la falsa agresión homófoba de Madrid.
Dijo que “la policía no le había trasladado sus sospechas” sobre la declaración de la víctima, ya que esta no tenía coherencia. Sus palabras indignaron al cuerpo policial. Los sindicatos de la Policía piensan que el ministro Fernando Grande-Marlaska no está dando la cara por ellos, fue el reporte de Antena 3.
Lo han catalogado como el ministro “que mayor desgaste político lleva a sus espaldas” desde que se pusiera al frente del Ministerio del Interior en 2018. No es de gratis. Grande-Marlaska ha dañado su propia imagen una y otra vez. Otro ejemplo, fue en las pasadas elecciones del 4 de mayo de la Comunidad de Madrid. El ministro recibió cartas con balas, al igual que otras figuras como Pablo Iglesias, la directora de la Guardia Civil, María Gómez; así como la ministra de Industria, María Reyes Maroto. Acusaron directamente a sus rivales opositores de derecha, pero horas después se determinó que fueron enviadas por un ciudadano con problemas mentales.
Esta desgastada credibilidad también le juega en contra para el caso de Hugo el ‘Pollo’ Carvajal que será extraditado a EE. UU. El por qué no ordenó su arresto cuando la DEA lo informó, es una pregunta que sigue en el aire. Pero queda claro que el ministro es simpatizante de las decisiones, estrategias y la actitud del socialismo español.