Son varios los temas que Joe Biden debe atender como presidente de Estados Unidos . Después de todo, se trata de la primera potencia mundial y las alianzas, así como las estrategias se vuelven un factor clave para la convivencia con ambos hemisferios. Por los momentos, la crisis en Afganistán pareciera llevarse el primer lugar en las prioridades. Sin embargo, la relación del mandatario norteamericano con Israel también es decisiva. De esta depende la dinámica con Medio Oriente y contra Irán, país que amenaza con desarrollar armamento nuclear.
Biden se reunió recientemente con el nuevo primer ministro de Israel, Naftali Bennett. Del encuentro, surgió la promesa de que EE. UU. tomará otras opciones si fracasa la diplomacia con Irán, principal enemigo de dicho país. Recordemos que la intención del demócrata de volver al acuerdo nuclear de 2015 y sentarse a negociar con el régimen de Alí Jamenei, molestó al entonces primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a inicios de año.
Sn embargo, las relaciones no solo se limitan a las alianzas para enfrentar a Irán. Para entenderlas, PanAm Post entrevistó a Gabriel Ben-Tasgal, periodista y especialista en la región, quien aseveró que “EE. UU. desde la época de Barack Obama se ha venido retirando de Medio Oriente y los países que lo tenían como aliado y protector sienten que la retirada los traiciona”.
Ben-Tasgal cita la impresión que puede generar en las naciones árabes la actual salida de tropas estadounidenses de Afganistán. “Esto refuerza la concepción de que EE. UU. está en retirada”. Para el especialista “estamos viviendo un periodo neo aislacionista de EE.UU. y eso permite que los países de Medio Oriente jueguen su propio juego regional”.
Es aquí donde salen a relucir los Acuerdos de Abraham, propiciados por el expresidente Donald Trump entre Israel con Baréin y Emiratos Árabes Unidos (EAU). También se sumó Sudán y luego en la región del Magreb: Marruecos, junto con el territorio de Sahara Occidental. Según el especialista, con la salida de EE.UU. de la región, los países árabes que firmaron el acuerdo con Israel, entienden la alianza como algo estratégico que depende menos de lo que haga la Casa Blanca.
La lucha contra Irán
Se trata de un período de transición diplomática. La alianza con Israel dependerá de varios puntos, según el analista. En primer lugar de las medidas que adopte Biden, como por ejemplo, llevar propuestas que “nadie quiere” para solucionar el conflicto palestino-israelí, como lo hizo Obama cuando era presidente.
En segundo lugar está en qué tipo de acuerdo Washington va a proponer a Teherán. Cabe recordar que el pacto nuclear, también conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), fue firmado en 2015 entre Irán y el G5+1 (Alemania, EE. UU., China, Francia, el Reino Unido y Rusia). Pero el expresidente Donald Trump decidió salirse por plantear pocas garantías. La consecuencia para Irán fue el restablecimiento de sanciones económicas. “¿Va a estar acompañado con la amenaza de uso de fuerza en caso de que Irán no cumpla?”, es la interrogante que Ben-Tasgal pone sobre la mesa.
Precisamente este aspecto genera preocupación en el gobierno israelí. “Estos días ilustran a qué podría parecerse el mundo si un régimen islámico radical adquiriera el arma nuclear”, fueron las certeras palabras del primer ministro israelí previo a la reunión. Expertos en seguridad global también alertan sobre lo mismo. La preocupación de una bomba nuclear en manos de Irán reside en sus nexos con el terrorismo.
El tercer punto que definirá las relaciones con Israel es si justamente se liberarán las sanciones económicas. Como por ejemplo, la compra o adquisición de dólares por parte del gobierno de Irán. Así como permitir que siga expandiéndose por Medio Oriente intentando promulgar influencias en Líbano, Siria o Irak.
“No tenemos respuesta a estas preguntas por ahora. Biden está metido en el tema del COVID-19, en el tema de Afganistán y no estoy seguro de que el tema de Israel y Medio Oriente sean prioritarios”.
Israel redujo su colaboración con EEUU
Un artículo de The New York Times. indicó hace poco días que el anterior primer ministro, Benjamin Netanyahu, incluso redujo el intercambio de inteligencia con EE. UU. “porque no confiaba en la Administración Biden”. Las agencias de inteligencia de ambos países (el Mossad y la CIA) han trabajado juntas durante años, vigilando las actividades nucleares de Irán.
“Israel ha desarrollado capacidades únicas para la recopilación de inteligencia en varios países enemigos, capacidades que Estados Unidos no pudo desarrollar por sí solo y sin las cuales su seguridad nacional sería vulnerable”, advirtió el mayor general Aharon Zeevi Farkash, exdirector de inteligencia militar israelí. Por lo tanto, este tema de vigilancia probablemente estuvo en la reciente reunión.
El ataque en abril pasado a la planta nuclear de Natanz en Irán sirvió para evidenciar que Israel ha disminuido su colaboración con EE. UU. Según el medio estadounidense, el Mossad —agencia de inteligencia internacional israelí— notificó a EE. UU. con menos de dos horas de anticipación sobre el ataque, según funcionarios estadounidenses e israelíes. El tiempo era muy corto para que Washington evaluara la operación.
“Puede que llegar a ser que durante los días de Netanyahu, la desconfianza provocó la reducción del paso de información”. Pero las cosas cambiaron cuando Naftali Bennett llegó al poder y aseguró que no iba a ejecutar acciones sin consultarlo con EE.UU. “Todavía no sabemos hasta qué punto es una tendencia o solamente fue Netanyahu teniendo en cuenta su desconfianza hacia el Partido Demócrata en general”.
Biden sigue prefiriendo “la vía diplomática”
“Irán es el primer exportador del mundo de terror, inestabilidad y de violaciones de derechos humanos, y conforme estamos aquí sentados ahora, los iraníes están usando las centrifugadoras en (las centrales nucleares de) Natanz y Fordow. Tenemos que pararlo”, añadió el nuevo primer ministro, Naftali Bennett en su reunión con Joe Biden.
Bennett recordó que no hay que perder de vista el hecho de que su país “está en el vecindario más duro del mundo”, con el grupo Estado Islámico (EI) en su frontera sur, la organización chií libanesa Hizbulá en el límite norte y con “milicias iraníes, la Yihad Islámica y Hamás” alrededor, replicó EFE.
Mientras tanto, Biden dice que sigue prefiriendo recurrir a la vía diplomática. ”Pongamos primero la diplomacia y veamos adónde nos lleva, si la diplomacia fracasa, estamos listos para regresar a otras opciones”, indicó respecto al acuerdo nuclear con Irán. Por lo tanto, resta ver si funcionará la estrategia del demócrata para mantener también los lazos con Israel. Hasta el momento, parecen haber más dudas que respuestas, debido a que la atención está puesta en la tragedia en Afganistán y en las conversaciones que la Casa Blanca se empeña en mantener con los talibanes.