Para la directiva de los Indios de Cleveland no fueron suficientes 106 años de historia del equipo. El progresismo que está arropando a Estados Unidos llegó hasta las Grandes Ligas para borrar su legado. Ahora pasarán a llamarse “Cleveland Guardians”, es decir, Guardianes de Cleveland.
El argumento es el mismo que han adoptado grandes marcas, estudios de películas infantiles como Disney y hasta el Ejército de Estados Unidos: evitar una supuesta discriminación. El deporte estadounidense ya viene experimentando estos cambios, por ejemplo, atletas simpatizantes de Black Lives Matter (BLM) han irrespetado símbolos como la bandera y el himno nacional. Dan la espalda a la cultura del país para implantar la suya.
El equipo de béisbol recibió reclamos de algunos fanáticos desde hace años, pero se transformó en una decisión ya tomada a finales de 2020. No obstante, no había fecha de cuándo iba a aplicarse, hasta ahora. Con un video que busca ser emotivo anunciaron el cambio de nombre. Es tan solo una réplica de lo que ocurrió en la NFL con los Washington Redskins, que a finales de la temporada anterior pasaron a llamarse Washington Football Team.
https://twitter.com/Indians/status/1418565355472101378?s=20
¿Ola progresista o verdadero compromiso social?
La respuesta puede estar en las propias tribus de EE. UU. Tres líderes indígenas de Virginia declararon en 2013 que no estaban ofendidos por el nombre de los Redskins. Punto menos para los movimientos sociales progresistas.
“Alrededor del 98 % de mi tribu son fanáticos de los Redskins, y tampoco los ofende”, declaró Robert Green, jefe retirado de la tribu Patawomeck en Virginia, a The Washington Post. Por su parte, G. Anne Richardson, jefa de la tribu Rappahannock, abogó por otros temas, como la educación y el cuidado de su etnia por parte del Estado.
“Estamos más preocupados por la educación de nuestros niños, el alojamiento de nuestra gente, el cuidado de los ancianos y la supervivencia de nuestra cultura. Hemos estado en ese modo de supervivencia durante 400 años. No nos preocupa cómo se llama algún equipo de pelota”, insistió.
Las tribus han pedido durante años ser revindicados con derechos básicos que no parecen ser relevantes dentro del nuevo activismo estadounidense. Importantes marcas como Nike, Amazon y Walmart retiraron en julio de 2020 la mercancía del equipo de béisbol de sus tiendas, justo en medio de las protestas por “justicia racial” luego de la muerte de George Floyd. Para esas fechas, el equipo de béisbol ya estaba bajo una “revisión exhaustiva” de su nombre.
Cancelaciones y despidos
Hay muchos otros casos similares al de los Indios de Cleveland. A inicios de año, la serie animada Los Simpson cambió al actor de doblaje que ponía voz al doctor Hibbert por no ser negro. Harry Shearer pasó 30 años de su carrera caracterizando al personaje afroamericano, pero fue reemplazado por Kevin Michael Richardson que sí lo es. Lo mismo sucedió con el personaje de Apu, de origen hindú. El actor Hank Azaria, informó que dejaría de darle voz.
Disney, el gran imperio de películas infantiles, es otra de las empresas precursoras de la teoría crítica de la raza. No solo está cambiando personajes icónicos para que luzcan una tez más oscura y complacer a las masas, también canceló películas por “racistas”.
Los Aristogatos, Dumbo, La dama y el vagabundo, El libro de la selva y Peter Pan quedaron fuera del catálogo de su plataforma de streaming para los niños menores de siete años.
Esta fue la justificación de la empresa para eliminar los Aristogatos:
“El gato (siamés) es representado como una caricatura racista de los pueblos del este de Asia con rasgos estereotipados exagerados, como ojos rasgados y dientes de conejo. Canta en un inglés con poco acento expresado por un actor blanco. Esta representación refuerza el estereotipo del ‘extranjero perpetuo’, mientras que la película también presenta letras que se burlan de la lengua y la cultura china”.
Así, el progresismo continúa abarcando cada vez más espacios sin resistencia desde la Casa Blanca, que por el contrario aboga por estos grupos como BLM, que no parecen hacer más que beneficiarse a sí mismos y promover una discriminación a la inversa.