Las negociaciones nucleares con Irán se complican. La República Islámica de Irán está negándose a entregar grabaciones de sus instalaciones nucleares a la ONU en tanto Estados Unidos no levante las sanciones restablecidas desde 2018.
Un acuerdo firmado con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) —instancia nuclear de la ONU— establecía que Irán debía entregar estas grabaciones como una manera de supervisar la actividad nuclear. Sin embargo, el “no” se volvió rotundo. El acuerdo expiró hace unos días e Irán lo estaría usando como una manera de presionar las conversaciones en torno al pacto.
Para entender el tema hay que recordar que en diciembre de 2020 el Parlamento iraní promulgó una ley que prohibía las inspecciones sin previo aviso de la OIEA. El organismo pudo llegar a un acuerdo de extensión del pacto por tres meses más, posteriormente se logró la extensión de otro mes. Es decir: la fecha límite fue el pasado 24 de junio.
Era una estrategia para ganar tiempo mientras se negociaba en Viena, pero el tiempo terminó. Rafael Grossi, director de la OIEA informó que aún no tiene respuesta de Irán sobre la eventual extensión del acuerdo interino, indicó EFE. Sumado a todo eso, Israel decidió pronunciarse, rechazando las actuales negociaciones.
Irán, bajo el control del ayatolá Ali Jamenei, se está valiendo de varias estrategias a su favor mientras duran las negociaciones, no son solo las grabaciones. Por ejemplo, hubo un sospechoso cierre temporal de la planta en Bushehr por supuestos problemas técnicos, pero en marzo el régimen había advertido su cierre porque no podía financiarla, culpando a las sanciones. Muchas ciudadanos iraníes dependen de esa central para abastecerse de electricidad.
La paciencia se agota
Al no contar con las grabaciones por parte de Irán, la ONU de cierta manera quedaría de ojos vendados para saber lo que ocurre dentro de las plantas nucleares. Lo que sí está a la vista es que Teherán ha ido enriqueciendo uranio a niveles más elevados. Esto deja al país cada vez más cerca de poder crear una bomba nuclear.
El peligro no solo radica en el hecho de que el régimen tenga una bomba de este tipo, sino los nexos que mantiene con Hezbollah, grupo terrorista con infinidad de ataques en su haber hacia otros países. Aún con un nuevo presidente, los peligros siguen más que latentes.
Por otro lado, Irán afirma que si bien ha sido “la parte más activa” en las conversaciones nucleares de Viena, tampoco “negociará indefinidamente”. Así lo dejó saber Said Jatibzadeh, portavoz del ministerio de Exteriores.
Del otro lado parece que la paciencia también durará poco. EE. UU. y Francia advirtieron que el tiempo se agota para recuperar el acuerdo nuclear. “Llegará un momento en el que sí será difícil regresar a los estándares” del acuerdo, declaró el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken. “No hemos llegado a ese momento, no puedo ponerle fecha, pero es algo de lo que somos conscientes”.
Los peligros para occidente
Pero hay otro punto a tener en cuenta: volver al acuerdo traería peligros para occidente. Las sanciones que pesan sobre Irán son económicas. Si estas se anulan o flexibilizan la República Islámica tendría acceso nuevamente a fuentes de financiación. Lo que haga o no con ese dinero, podría perjudicar no solo a EE. UU. sino también a otros países de la región.
Contemplando que con las sanciones Irán ha logrado fortalecerse bélicamente, genera preocupación lo que pueda llegar a lograr con las concesiones. En abril, EE. UU. aseveraba que no iba a aceptar un proceso de reincorporación al acuerdo nuclear donde tuviera que otorgar beneficios antes que Irán cumpliera su parte.
A finales de marzo, la OIEA informaba que el régimen tenía bajo su poder 3241 kilos de uranio enriquecido, 9,2 % más que en febrero. La cantidad registraba una pureza de 60 %, mucho más que el 3,67 % establecido en el acuerdo. Lo cierto es que EE. UU. debe tomar con pinzas el tema. Según expertos, volver al pacto podría convertirse en un “error”.
Israel aparece en escena
“Israel tiene bastantes objeciones al acuerdo nuclear que se está formando estos días en Viena”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid. Israel firmó en 2020 acuerdos de paz en Medio Oriente promovidos por el expresidente de EE. UU., Donald Trump. Este gesto, sumado a las sanciones se transformó en molestias para Irán.
Lapid se reunió con Anthony Blinken en Roma. Sobre la mesa se dejaron las diferencias de Israel por las negociaciones, en las que también participan Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania.
De igual manera, el funcionario dejó claro que su nación ha fortalecido su “capacidad para defenderse” y contempla posibles acciones para “minimizar” el conflicto con Palestina.
“No hay relación más importante para Israel que Estados Unidos. No hay amigo más leal de Estados Unidos que Israel. Se cometieron errores en los últimos años, se dañó el estatus bipartidista de Israel, lo arreglaremos juntos”, insistió el canciller sobre un escenario que aún no está definido.