El plan presupuestario de Joe Biden para el próximo año fiscal ya fue enviado al Congreso. Con un valor de $6000 millones de dólares, el plan del presidente demócrata está rodeado de crecientes preocupaciones por elevar el gasto público a niveles históricos.
El presupuesto de Biden se financiará con el aumento de impuestos a personas y corporaciones con ingresos superiores a $400.000 dólares. Sin embargo hay escepticismo sobre el efecto en el resto de la población, quienes pudieran llegar a pagar impuestos por milla de sus vehículos y asumir consecuencias económicas indirectas.
Queda en manos de ambas cámaras decidir si avanzan o no con el presupuesto de Biden que influirá en los bolsillos de los estadounidenses. A pesar de subir los impuestos, el déficit del país llegaría a $1,8 billones de dólares en 2022. Para los próximos años y hasta 2031 el déficit sería de $1,6 billones, superando el promedio de $1,3 billones de dólares, reseñó Fox News. La prensa americana asegura que para 2024 aumentará el riesgo de deuda pública a niveles de la Segunda Guerra Mundial.
La alternativa rechazada por Biden
Para entender la propuesta demócrata hay que saber de qué está compuesta. Desde que era candidato Joe Biden insistió con “modernizar” la infraestructura del país y modificar los planes de cobertura social. Ambos están dentro del Plan de Empleo Americano y Plan de Familias Americana respectivamente, que a su vez conforman el presupuesto de Biden. El primero tiene un valor de $2,3 billones de dólares, el segundo de $1,8 billones de dólares. Además, se contemplan $1,5 billones destinados a gastos discrecionales para el año fiscal 2022, iniciando en octubre.
En el año 2017, cuando el expresidente Donald Trump aplicó una reducción de 35 % a 21 % los impuestos corporativos, las empresas recibieron un estímulo económico. El Partido Republicano afirmaba que reduciría o incluso eliminaría cualquier disminución en el ingreso fiscal. Con el cambio de administración, el panorama podría ser diferente para las grandes empresas.
El partido había presentando un plan alternativo para el Plan de Empleo Americano, disminuyendo el gasto a $568.000 millones de dólares, luego lo ampliaron a $928.000 millones pero no hubo consenso. Señaló Reuters que en la propuesta se descartaba un aumento de impuestos y por el contrario, se pagaría en su totalidad con tarifas de usuario en vehículos eléctricos y otros artículos, fondos federales no gastados y posibles contribuciones de los gobiernos estatales y locales.
“Tiene el potencial de ser una alternativa razonable y bipartidista y esperamos que los demócratas estén interesados en hacer algo en ese sentido”, defendió el senador Mitch McConnell. No obstante, queda claro que la contraoferta quedó declinada.
La promesa de la supuesta “prosperidad económica”
La deuda total pública superaría con creces el valor anual de toda la economía en un 117 % en 2031, el nivel más alto en casi un siglo, añadió la nota de Fox News. El plan podría impulsar la inflación y reducir la competitividad corporativa, advierten desde el bando republicano.
Pero desde la Casa Blanca piensan distinto, dicen que “aumentará la prosperidad económica durante la próxima década”. Una premisa que pretenden sostener con el aumento de impuestos a la clases altas y grandes corporaciones, motor del aparato productivo del país.
Hasta ahora con el presupuesto anterior, el producto interior bruto (PIB) creció 1,6 % en el primer trimestre del año en comparación con los tres meses anteriores, según la Oficina de Análisis Económico (BEA, en inglés). Respecto a la tasa anualizada, una nota de El País indica que el crecimiento que registrará la economía de EEUU de mantenerse este ritmo todo el año, la cifra sería del 6,4 %.
Queda en manos del Congreso
El aumento de impuestos, necesario para que el gobierno demócrata de Biden ejecute su presupuesto de “prosperidad económica”, también constituye un arma de doble filo que podría jugarle en contra para las elecciones de medio término el año que viene.
Congresistas y activistas políticos afirman que la medida no será tan limitada como promete Biden. Por ejemplo, un ciudadano podría ganar $20000 dólares por año y estar pagando servicios públicos más altos, gracias al mandatario, advirtió Grover Glenn Norquist, activista y defensor de la reducción de impuestos.
De igual manera, el hecho de que Biden lleve su plan al Congreso no significa que será aprobado a pesar de la mayoría demócrata. Los republicanos están firmes en mantener la ley fiscal de 2017 y algunos demócratas moderados están atentos a que una subida de impuestos no dañe las cifras de recuperación económica.