Luiz Inácio Lula Da Silva está dispuesto a aprovechar el restablecimiento de sus derechos electorales, luego de que fueran anuladas todas las condenas de cárcel que pesaban en su contra por el caso de Lava Jato. Ahora está gestando alianzas para ir contra Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de 2022. Un ansiado intento por restaurar a la extinta izquierda en Brasil.
El expresidente aún se enfrenta a procesos judiciales. De hecho el 25 de mayo deberá declarar ante un juez de Brasilia tras ser acusado de tráfico de influencias, lavado de dinero y organización criminal.
Mientras tanto, está buscando estrechar lazos inclusive con viejos adversarios. Su estrategia estaría basada en tomar primero el control en Río de Janeiro, epicentro político de Bolsonaro y luego en el resto del país. En resumen, ampliar la base política. Según un reporte de La Gaceta, Lula se reunió con Marcelo Freixo, un posible candidato a gobernador de Río del Partido Socialismo y Libertad (PSoL), un partido fundado en 2004 luego de la expulsión de varios dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT).
Los cuatro procesos anulados a favor de Lula da Silva volverán ahora al punto de partida y serán analizados nuevamente y desde el inicio por un tribunal federal de Brasilia. Sin embargo, no hay tiempos de resolución, lo que beneficia al expresidente brasileño.
Jair Bolsonaro ha estado alerta a estos cambios dentro del sistema judicial y a la intenciones de voto que pudieran existir a favor del socialista. Recientemente aseguró que «un pueblo que vote un tipo» como Luiz Inácio Lula da Silva «merece sufrir».
La agenda de Lula
También se habría reunido con Rodrigo Maia, expresidente de la Cámara de Representantes, quien respaldó el juicio político de 2016 contra Dilma Rousseff, la sucesora de Lula da Silva.
Lo más determinante reseñado por dicho portal es la reunión que mantuvo con Gilberto Kassab del centroderechista Partido Socialdemócrata (PSD). La tolda política apoyó la reelección de Rousseff en 2014 y luego el juicio político de 2016. Al final, esta posición dio fin al mandato del Partido de los Trabajadores.
El PSD ha intentado desde hace un tiempo venderse como el “centro” y aunque dice apoyar a Bolsonaro, este podría distanciarse por las decisiones del gobierno respecto a la pandemia.
La izquierda en Brasil ha señalado con vehemencia a Bolsonaro por sus decisiones y declaraciones en relación al virus del COVID-19. Esto se ha convertido en el gancho que el bando político quiere aprovechar. Organizaciones han llegado a afirmar que el presidente lideró una “estrategia institucional de propagación del virus”.
El anhelo de una vieja época
Al precursor del Foro de Sao Paulo no lo acompañan los mismos gobiernos de cuando fue presidente. Ahora en América Latina hay gobiernos que resquebrajan aquella unión socialista protagonizada por Rafael Pepe Mujica, Hugo Chávez, Evo Morales y otros.
Da Silva ve el espacio para volver a aquella época, marcada la ideología comunista férrea que generó pocos resultados para la región. También espera limpiar su imagen luego de su paso de 19 meses por la cárcel a raíz de un caso de corrupción. Eso lo ha llevado a buscar reuniones con figuras como Daniel Scioli, embajador argentino en Brasil.
El expediente Lula no está limpio. Lo persiguen muchas acusaciones, todas estas conocidas por la opinión pública y muchas aún en proceso. Al final dependerá de la población si lo colocan de nuevo en un cargo público y abren otra vez la puerta a la izquierda en Brasil.