Los discursos, ruedas de prensa, o entrevistas de Joe Biden no seguirán siendo almacenados en una base de datos de verificación de hechos. Así lo decidió el Washington Post, que en cambio sí revisó y registró cada palabra de Donald Trump en sus cuatro años de mandato.
El medio estadounidense suspenderá la base de datos pasados los primeros 100 días de mandato. Para justificar la decisión, el editor y redactor jefe del Fact Checker del Washington Post, Glenn Kessler, dijo que seguirán “haciendo comprobaciones de hechos, pero no una base de datos”.
El conteo durante la presidencia de Donald Trump fue más que minucioso. Un extenso artículo publicado el 20 de enero de este año indica que el expresidente hizo 30573 afirmaciones “falsas o engañosas” mientras estaba en el cargo. Incluye gráficos, frases y hasta filtros por temas. Sin embargo, quedó claro que Joe Biden no recibirá el mismo escrutinio sobre sus afirmaciones falsas.
“Haz una base de datos. Este es tu trabajo. Una base de datos para cada presidente y político. Es su trabajo verificarlos y tenerlos a mano para todos”, fue una de las respuestas al anuncio de Kessler. Otros recurrieron a la ironía, porque efectivamente la presidencia del demócrata parece haber durado 100 días para el diario estadounidense.
Whew what an incredible 100 days presidency.
— Stephen L. Miller (@redsteeze) April 27, 2021
The Washington Post has just announced that it will no longer keep a presidential fact-checking database under President Biden.
Democracy really does die in darkness.
— ⭐️Amy Tarkanian⭐️ (@MrsT106) April 27, 2021
Desbalance informativo
El último artículo sobre las afirmaciones falsas de Biden se jacta de ser supuestamente crítico. De haber verificado cada una de sus frases, incluso aquellas que repitió hasta tres veces. Para el medio, el presidente demócrata hizo 67 declaraciones “falsas o engañosas”, frente a 511 declaraciones de los primeros 100 días de Trump.
El director de esta división dice haber “aprendido la lección”. Mantener la base de datos de Trump durante cuatro años “requirió alrededor de 400 días adicionales de 8 horas durante cuatro años más allá de nuestros trabajos regulares para tres personas”. Es decir, Kessler se excusa en la supuesta cantidad de trabajo que le llevó al anterior conteo.
Este desbalance informativo ha recibido críticas por todos lados. Principalmente porque los verificaciones que se hicieron sobre Biden han sido calificada como “tonterías inútiles y nunca comentarios importantes, inconstitucionales o racistas”.
“We’re through fact-checking Biden now” What a joke.
I mean, they only “fact-checked” useless nonsense and never important unconstitutional, racist, etc.. comments, but they could at least pretend to care when the president lies. Oh well. https://t.co/TRJ98jyR3n
— The Dank Knight 🦇 (@capeandcowell) April 27, 2021
Adiós a la base de datos
Es evidente que la presidencia de Biden no merece la misma atención de parte de lectores y televidentes. Las señales comenzaron con el derrumbe de las audiencias. Ahora esta realidad parece transpolarse a las decisiones editoriales, que renuncian a hacerle seguimiento a Biden sin mencionar una posible conveniencia partidista.
A inicios de este año salió a la luz una conspiración evitar un segundo mandato de Trump, fue gestada desde sindicatos, grupos ideológicos y personas poderosas, entre estas, dueños de plataformas digitales como Mark Zuckerberg. Lo admitió la revista TIME en un detallado artículo. El texto rodó por internet, hizo ruido y confirmó las afirmaciones del expresidente. A pesar de eso, faltó cualquier ápice de responsabilidad por la manipulación de la opinión pública, de fondos y de influencias.
La decisión de Washington Post no haría más que reafirmar estas intenciones de proteger a la nueva administración. Más allá de las 67 declaraciones “falsas o engañosas” de sus primeros 100 días, no habrá una base de datos tan detallada. El silencio reinará hasta que crean conveniente volver a escrutar al presidente, es decir, dentro de cuatro años.