Nuevos decretos respecto al control de armas fueron anunciados desde la Casa Blanca. Las armas fantasma (ghost guns, en inglés) están entre los primeros objetivos de Joe Biden para “frenar su proliferación” en Estados Unidos.
Este tipo de pistolas han generado controversia entre los defensores y detractores del control de armas por la posibilidad de ensamblarlas en poco tiempo a partir de kits con piezas para impresión 3D. Por esto, carecen de seriales y son difíciles de rastrear.
Si bien la fabricación de armas fantasma está permitida para uso personal en EE. UU., Biden afirmó que estas serán tratadas como armas de fuego bajo la ley de control de armas. En total, seis órdenes ejecutivas fueron anunciadas por el mandatario. Entre estas, que los estados permitan a jueces restringir el acceso de armas a determinadas personas y la elaboración de un informe sobre tráfico de armas.
Las nuevas medidas de Biden podrían ocasionar la completa transformación de la Segunda Enmienda, que protege el derecho del pueblo estadounidense a tener y portar armas, según defensores y críticos reseñados por el Washington Examiner.
Armas con piezas 3D
Una de las maneras de obtener estas armas es a través de piezas impresas en 3D. Por eso en el año 2018 surgió una disputa. Ocho estados y el Distrito de Columbia pidieron a un tribunal federal en Seattle una orden de restricción temporal para impedir que la organización Defense Distributed, publicara planos descargables en internet.
Un mes después, el entonces presidente Donald Trump, consideraba prohibir el alojamiento de archivos como The Liberator, el arma con el plano más descargado. Posteriormente se llegó a un acuerdo para cobrar a los usuarios que querían el material. De esta forma, quedaba garantizado el respeto a las leyes estadounidenses y a la Segunda Enmienda.
“Lo único que van a hacer estas diferentes regulaciones es hacer que sea más costoso y difícil para las personas respetuosas de la ley tener armas. Las personas respetuosas de la ley que les gusta fabricar sus propias armas ya no lo harán”, fueron las palabras del exfuncionario de Trump, John Lott, respecto a la nuevas medidas de Biden.
Entre derechos constitucionales y la delincuencia
Lo cierto es que la administración de Joe Biden planea ejecutar más medidas. El mandatario insistió en que no se “rendirá” en su presión al Congreso para que apruebe reformas de mayor calado, reseñó EFE.
Los tiroteos de marzo ocurridos en Colorado y Atlanta —que dejaron 18 muertos— fueron los detonantes de las nuevas órdenes ejecutivas. Biden pidió al Congreso que prohíba las armas de asalto y los cargadores de munición de gran capacidad, entre otras medidas.
Sin embargo los planes podrían no prosperar con la votación de la bancada republicana, defensora del acceso legal a las armas de fuego. Cifras publicadas a finales de 2019 indicaron que los delitos violentos bajaron un 48,6 % en los EE. UU. en el mismo periodo que se registró la cifra récord de compra de armas: 423 millones de armas de fuego.
Activistas a favor de las armas advierten que las nuevas decisiones adelantan un estricto control. “Las armas de fuego caseras son la forma más pura de ejercer sus derechos constitucionales”, dijo Taylor Svehlak, director de asuntos públicos de Firearms Policy Coalition.
Sin embargo, el Departamento de Justicia asegura que ahora “los delincuentes están comprando estos equipos, que contienen casi todos los componentes e instrucciones para terminar un arma de fuego en tan solo 30 minutos, y luego los usan para cometer un delito”. Por lo tanto, las opiniones varían.