Las campañas de vacunación en América Latina, que prometían ser la solución final a la pandemia, terminaron convirtiéndose en un problema más para la región. La afirmación fue hecha por Amnistía Internacional (AI) en un informe en el que la organización expresa sus preocupaciones sobre los procesos de vacunación.
No hay protocolos oficiales, sino declaraciones que tampoco ofrecen una ruta clara sobre el tema. Prueba de esto son países como Cuba, Nicaragua, Ecuador y Venezuela. En el caso de Uruguay, tuvo un repunte de contagios a finales de 2020 a pesar de su rápida respuesta al inicio de la pandemia, de esta manera se une al citado grupo de países por la limitada información sobre su campaña de vacunación.
Lo cierto es que la situación en la región es preocupante. A esto se le suma que para este año se estiman varios procesos electorales que solo podrían traer más problemas, según Amnistía Internacional. El uso de vacunas para obtener beneficios políticos o personales es uno de los riesgos durante los ciclos electorales que plantea la organización en su investigación respecto a 17 países de la región.
“En el contexto de las elecciones y los ciclos políticos, la corrupción podría menoscabar el acceso justo a las vacunas y erosionar aún más el disfrute del derecho a la salud”
Si no hay estrategias claras sobre la campaña de vacunación, tampoco las hay para el personal de salud. En Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Venezuela no hay registros públicos sobre personal contagiado o fallecido por COVID-19. En otros países sí fue posible ubicar información un poco más frecuente, como Argentina, Colombia, México y República Dominicana.
9⃣ – Número de países, de un total de 17, que han confirmado oficialmente que las vacunas contra COVID-19 serán gratuitas, indicando esto en sus planes nacionales o aprobando leyes o reglamentos al respecto#UnPinchazoJusto
— amnistia . org ? (@amnistia) March 25, 2021
América Latina y sus vacunas VIP
En América Latina y el Caribe se contabilizan más de 24 millones de casos y 757.000 muertos registrados, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La vacunación para subsanar este problema ha estado marcada por la lentitud, la segunda ola de contagios y la corrupción.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó otro dato poco alentador: de las 138 millones de dosis aplicadas en el continente hasta la semana pasada, sólo 28 millones corresponden a América latina y el Caribe.
Mientras los ciudadanos latinoamericanos esperan convertirse en candidatos a recibir las escasas vacunas, altos funcionarios aprovechan sus cargos para recurrir a la vacunación “VIP”. El primer escándalo se desató en Perú. La ministra de salud Pilar Mazzetti renunció tras conocerse que facilitó la vacunación de 487 funcionarios de la administración pública. Muchos otros políticos peruanos también salieron de sus puestos por este escándalo.
En Argentina, el ministro Ginés González García abandonó su cargo por beneficiar a varias personas con vacunas, cuando ni siquiera eran parte de grupos de riesgo. En Venezuela, diputados chavistas comenzaron a recibir las dosis antes que el personal de salud o personas de avanzada edad.
Este “esquema” de vacunación incluía, de acuerdo con un reporte de EFE, a los familiares directos de Nicolás Maduro, pues tanto su esposa, Cilia Flores, como su hijo, Nicolás Maduro Guerra, tienen un escaño en el írrito parlamento.
En Venezuela rechazaron la vacuna AstraZeneca
El caso más sonado en los últimos días respecto a la vacunación en América Latina fue el rechazo de la dictadura de Maduro a recibir la vacuna de AstraZeneca en Venezuela. La vicepresidente chavista, Delcy Rodríguez, hizo el anuncio luego que se llegara a un acuerdo para la llegada de las dosis a través del mecanismo COVAX.
El Ministerio de Salud y la Asamblea Nacional de 2015, liderada por Juan Guaidó, lograron conversar para llevar adelante el proyecto pero el tema dio un giro de 360 grados. “No necesitamos limosnas”, dijo Rodríguez cuando prohibió la entrada de las dosis. El motivo: los presuntos “efectos que tiene sobre pacientes”.
La farmacéutica tuvo percances hace pocos días porque supuestamente estaba relacionada a limitados casos de trombosis. Posteriormente la OMS insistió en que no hay evidencia que vincule esta vacuna con la aparición de coágulos de sangre.
En Estados Unidos, Chile y Perú se realizaron ensayos clínicos en unos 32000 voluntarios, quienes no registraron problemas. Al final, los países retomaron la vacuna pero el régimen chavista mantuvo firme su posición.
“La carrera de las vacunas que parecía brindar una luz al final del túnel hoy cobra más el ánimo de una crisis adicional”, afirmó durante una conferencia virtual Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional cierra su informe sobre la vacunación en América Latina con recomendaciones a todos los Estados ante la lucha contra el virus que parece arreciar con el paso de los días.
Implementar presupuestos públicos es una parte clave de la obligación internacional de los Estados de
responder a las crisis de salud pública como la actual, y hacerlo garantizará que los gobiernos tengan más capacidad para asegurar que las vacunas sigan siendo gratuitas.