El binomio Biden-Harris ya afina sus piezas para entrar a la Casa Blanca y lo harán de la mano de aliados nada despreciables. Esto da una pista de como puede ser un mandato que —en opiniones de expertos— con miras a formar parte del globalismo. Hoy la dupla demócrata cuenta con el apoyo de varias empresas tecnológicas de gran envergadura que forman parte de las Big Tech.
Ejecutivos de compañías como Apple, Google, Twitter, Facebook, Microsoft y Qualcomm figuran en el equipo de transición o como parte de la nueva administración, que iniciará el próximo 20 de enero. Esto no es solo un guiño para congraciarse con Biden y Harris. No. Esto se percibe como una táctica para fortalecer lazos con socios estratégicos.
El poder que han logrado estas compañías es tal que hoy se transforman en actores influyentes, a nivel social y económico, en la sociedad. Las muestras son varias. Entre las más palpables figuran las donaciones que hicieron dichas compañías para el Comité Inaugural, tal como refleja el sitio oficial del binomio demócrata.
Un equipo sospechoso
El demócrata Joe Biden habría contratado al menos a 14 ejecutivos actuales o anteriores de Apple, Google, Amazon, Twitter y Facebook para acompañarlo en su nuevo cargo. Una nota de Daily Caller informa que Jessica Hertz, exdirectora del equipo regulador de Facebook, se desempeñará como directora de personal de la Casa Blanca.
Por otra parte, Emily Horne, exjefa de comunicaciones de política global para Twitter, será la directora de prensa y portavoz del Consejo de Seguridad Nacional según el sitio web que detalla parte del equipo de Biden-Harris para la transición.
Algo curioso, es que Horne —antes de trabajar para la red social— fue directora de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de Barack Obama.
La lista continúa con nombres como David Recordon, exdesarrollador de Facebook, quien se desempeñará como director de tecnología de la Oficina de Gestión y Administración. Mientras que Tom Sullivan y Mark Schwartz, ejecutivos de Amazon, están en los equipos de revisión de agencias para el Departamento de Estado y la Oficina de Administración y Presupuesto.
Tales nexos hacen recordar el nombre de Peter Neffenger, presidente de la junta directiva para EE.UU. de Smartmatic quien también forma parte del equipo de transición de Biden.
Si bien Smartmatic no es una Big Tech como Google, sí está señalada por el equipo legal de Donald Trump porque sus máquinas están supuestamente vinculadas a presuntos fraudes con los votos del pasado 3 de noviembre.
Las dudosas donaciones
Ahora, veamos cuáles empresas donaron dinero para Comité Inaugural de Biden y Kamala Harris.
Google, Microsoft Corp. y Qualcomm están entre las más de 960 organizaciones e individuos que donaron para la inauguración del presidente electo. A ellas se suman los proveedores de servicios de Internet Verizon y Comcast, la multinacional de aeronaves Boeing, la compañía de seguros de salud Anthem, Inc, entre otras, según Bloomberg.
El listado, difundido en el sitio web del comité, solo detalla el estado donde viven los contribuyentes, pero por ley deben publicar la información completa dentro de los 90 días posteriores a la inauguración. Así lo exige la Federal Election Comission (FEC).
El panorama da para pensar que la purga, hecha por las Big Tech desde el 6 de diciembre, no solo habría sido para apegarse a las buenas normas y para evitar la difusión de mensajes violentos. También podría venir atada a conveniencias con la nueva directiva de la Casa Blanca.
Facebook y Google acumulan desde hace meses demandas antimonopolio por la expansión exacerbada que buscan aplicar en el ámbito digital, pisando y apoderándose de la competencia. Algo que podrían estar aplicando también en la política estadounidense.
La intromisión de las Big Tech
La influencia que las redes sociales es innegable. A diario el bombardeo de información y opiniones está allí, al alcance de un clic. Hoy la sociedad está convertida en una dócil presa de los “monstruos digitales”, una versión 2.0 de la mítica Hidra. Una comparación que encaja perfectamente, considerando que la sociedad, en estos días, depende en muchos aspectos de lo que pasa en la Internet.
La semana pasada varias de las empresas antes mencionadas silenciaron al presidente Donald Trump y eliminaron la posibilidad de difundir sus mensajes redes alternativas. Por ejemplo, Google Play eliminó de su catálogo a Parler, una red similar a Twitter donde Trump se creó un perfil, luego de ser censurado.
Esto es una acción que tomó matices ofensivos contra el primer mandatario estadounidense aún más fuertes, luego de que a mediados de diciembre, Reuters advertía que las Big Tech estadounidenses estaban asegurando roles de alto mando en divisiones como el Departamento de Comercio, la Oficina de Información y Asuntos Regulatorios (clave para el presupuesto de la Casa Blanca), el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa.
Ahora, Trump busca vencer el silencio impuesto a través de Gab, una aplicación que permite la libertad de expresión y acompaña al presidente antes de su salida de Washington. Sin embargo, el ruido aumenta cada vez más entre las principales aplicaciones y su amiguismo con el binomio Biden-Harris.
*Esta nota fue hecha en colaboración con Milagros Boyer