Con el paso del tiempo se suman más causas judiciales contra Google por el monopolio que estaría buscando implementar como la entrada principal a Internet, excluyendo competidores y beneficiando a ciertos anunciantes.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos ya efectuó una demanda en octubre de este año por el mismo motivo, alegando que Google usa millones de dólares recaudados de los anuncios para pagar a los fabricantes, operadores y navegadores de teléfonos móviles, como Safari de Apple Inc., para mantenerse como su motor de búsqueda predeterminado.
Luego de dos meses la demanda tuvo eco en 35 estados, así como en el Distrito de Columbia y los territorios de Guam y Puerto Rico, que elevaron una nueva demanda que esperan se sume al recurso presentado por el Departamento de Justicia.
El caso tiene tal complejidad que la justicia estadounidense informó que la demanda presentada en octubre no irá a juicio hasta el año 2023, según informó la juez de distrito, Amit Mehta.
Google se enfrenta al mismo dilema que Facebook por presuntamente abusar de su poder, absorbiendo o aplastando a la competencia, suponiendo que todo es válido para empresas que facturan miles de millones de dólares al año, basando su negocio en una supuesta “gratuidad” del servicio. Solo durante los primeros nueve meses de 2020, el mercado de publicidad digital de Google generó más de 100.000 millones de dólares, indicó Associated Press.
Tiempo, un recurso valioso
Tristan Harris es un exdiseñador de Google y fundador del Centro para una Tecnología Humana, cuya experiencia lo ha llevado a contar qué hay detrás del buscador más famoso del mundo.
Harris asegura que los gigantes tecnológicos de Silicon Valley están buscando continuamente captar la atención y el tiempo de los usuarios. Volverlos adictos.
En una charla TED comparaba los celulares con máquinas tragamonedas, porque la persona busca recompensas con comentarios, likes o cualquier novedad que siga complaciendo sus gustos.
El especialista en tecnología persuasiva dice que el carácter adictivo es propio de los diseños que se implementan en casillas de email y redes.
Google ya había intentado simular el monopolio al que apunta en internet. En el año 2018 anunció su iniciativa para intentar “despegar” a los usuarios de sus teléfonos.
La campaña Digital Wellbeing (Bienestar Digital) contemplaba una serie de medidas, como que los móviles indican al usuario el tiempo de uso, o funciones como voltear el teléfono para no recibir notificaciones. Sin embargo, dos años después, Google no para de hacer novedades en su usabilidad y diseño.
La hegemonía publicitaria a la cual estaría apostando la compañía resulta preocupante por el carácter socialista de presentarse como un servicio “gratuito”, cuando realmente se vale de un sistema altamente inteligente que roba tiempo y modifica conductas.
¿Servicio gratuito?
“No ha habido un grupo de casos de esta importancia desde la década de 1970”, dijo William Kovacic, profesor de derecho en la Universidad George Washington y expresidente de la Comisión Federal de Comercio, señalando la reciente serie de acciones antimonopolio de los estados y el Departamento de Justicia. “Este es un gran problema”.
La última demanda interpuesta por los estados hila más fino, ya que busca evitar que Google se apodere de tecnologías recientes como los dispositivos de asistencia de voz en hogares y en automóviles conectados a Internet.
En el año 2019, una comisión de varios fiscales de EEUU anunciaron una megainvestigación contra el buscador. Republicanos y demócratas se alinearon por presunta violación de las leyes antimonopolio.
“¿Es algo realmente gratuito cuando estamos comprometiendo nuestra privacidad cada vez más?”, argumentaba Ashley Moody, fiscal general de Florida.
La interrogante de Moody plantea una cuestión expuesta por Jaron Lanier, autor de libros como Contra el rebaño digital.
“La internet, tal y como la conocemos hoy, se basa en la manipulación y la modificación de las conductas sobre la base de las emociones. La consecuencia de todo ello es que se ha impuesto la negatividad en lugar de la positividad porque las corrientes emocionales negativas son más fáciles de crear y se extienden más rápidamente”, declaraba en el año 2019 a The Conversation.