Faltan solo seis meses para que Irán lleve a cabo sus elecciones presidenciales y el resultado de los comicios en Estados Unidos definirá en gran medida el rumbo iraní.
Los ojos están puestos en las próximas políticas estadounidenses, debido a que sobre Irán pesan sanciones económicas a raíz del programa nuclear que desarrollan en ese país.
El actual presidente, Hasán Rohaní, deberá abandonar el cargo por haber sido elegido en dos ocasiones (2013 y 2017). Por ello, con un nuevo presidente, en Irán también apuntarían a una flexibilización de las medidas.
La historia del acuerdo nuclear
Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) fue un acuerdo sobre el programa nuclear de Irán firmado en Viena en el año 2015 exigía a dicho país disminuir sus reservas de uranio enriquecido y no construir nuevos reactores nucleares, entre otras medidas.
El acuerdo lo completaba el P5+1 —los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones: China, Francia, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania— así como también la Unión Europea.
Sin embargo, Donald Trump fijó posición y tomó la decisión de retirarse en 2018. El presidente norteamericano explicó que el acuerdo firmado durante el gobierno de Obama no significaba ninguna garantía de que Irán realmente estaba limitando la manipulación de uranio.
“El acuerdo fue tan mal negociado que incluso si Irán cumple con todo, el régimen estaría al borde de conseguir armas nucleares en un corto periodo de tiempo”, advirtió en ese momento en declaraciones reseñadas por BBC.
El presidente de Estados Unidos instó al régimen iraní a “cambiar el comportamiento amenazador, desestabilizante y reintegrarse a la economía global o continuar por el camino del aislamiento económico”.
La salida del Estados Unidos del acuerdo significó que volvieron a regir las sanciones impuestas a Irán.
El precio de las sanciones
Las medidas prohíben la compra o adquisición de dólares por parte del Gobierno de Irán y el comercio de oro o metales preciosos.
Además, se sancionaron a compañías petroleras, energéticas, y prohíbe las transacciones de instituciones financieras extranjeras con el Banco Central de Irán.
También prohíbe a entidades extranjeras, de propiedad o bajo control de Estados Unidos, desarrollar actividades con el Gobierno de Irán.
En respuesta a las sanciones estadounidenses, el Gobierno de Hasán Rohaní tomó medidas que dilataron la tensión diplomática que ya existía entre ambas naciones.
La Agencia Anadolu reseñó que entre las acciones desarrolladas como represalias figuró volver a utilizar centrifugadoras de enriquecimiento de uranio (que podrían usarse para fabricar armas nucleares).
No obstante, las ambiciones nucleares del gobierno iraní le costaron caro a la población de ese país.
Datos del Banco Central de Irán, reflejados por esta agencia de noticias, indican que la economía del país creció un 12,5% en 2016, año en el que entró en vigor el acuerdo nuclear. En 2017 se registró también un incremento de 3,7%.
Después de 2018, año en el que EEUU se retiró unilateralmente del PAIC, la economía comenzó a contraerse nuevamente.
La expectativa iraní
Un reportaje de France 24 asevera que si Joe Biden llega a la Presidencia, se abriría las puerta a unas relaciones diplomáticas supuestamente “más tranquilas” que consideren el “aligeramiento” de las sanciones.
Hasán Rohaní ha sido señalado por sus supuestos lazos con la organización terrorista Hezbollah a través del narcotráfico.
Los números obtenidos por Joe Biden fueron aplaudidos por Rohaní, quien no tuvo reparos en decir que “una ocasión para el próximo gobierno estadounidense de enmendar los errores del pasado”.
Medios radicales iraníes inclusive califican los resultados preliminares como una “ayuda divina” para su país, reseña France 24.
El historial terrorista
Entre los potenciales candidatos a las elecciones resaltan el ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, el vicepresidente, Eshaq Jahangiri, y los antiguos mandatarios Mohamed Jatamí y Mahmud Ahmadineyad, aunque ninguno a revelado sus planes, cita Europa Press.
Más allá de quién sea elegido presidente de Irán, resta ver de qué manera el nuevo presidente gestionará la política nacional e internacional.
En 2019 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos reveló que empresas del transporte aéreo y marítimo de Irán estarían vinculadas a la entrega de armas a grupos irregulares.
“El régimen iraní utiliza sus industrias de aviación y transporte marítimo para suministrar armas a grupos terroristas (…) contribuyendo directamente a las devastadoras crisis humanitarias de Siria y Yemen”, dijo el secretario del Tesoro, Steven T. Mnuchin.
Esa es una muestra de muchas que involucran a Irán en actividades ilícitas, claramente impulsadas desde el Gobierno.
Otra de estas, es la complicidad del régimen de Rohaní con la dictadura de Nicolás Maduro, convirtiéndose en un aliado estratégico que ha ayudado a sostener la grave situación de Venezuela, a través de un gobierno corrupto que ha buscado mantenerse por medio de actividades como el narcoterrorismo.