Los trabajadores de la salud en Venezuela no escapan de la profunda crisis que atraviesa el país. Es una realidad que los arropa a pesar de su labor y los hace buscar otros caminos para mantener a sus familias y llevar el pan a la mesa.
Un reportaje de Reuters relata la historia de trabajadoras de la salud que buscan sobrevivir a la crisis por sus propios medios, con el apoyo de fondos incautados al régimen chavista.
Yurymay Díaz tiene 48 años y trabaja en la guardia de seguridad de un hospital venezolano; sin embargo, su salario no le alcanza para vivir. Pudo comprar alimentos y unos zapatos para su hija por medio del bono que recibe del dinero incautado por Estados Unidos a la dictadura de Nicolás Maduro.
Díaz ha recibido dos pagos de 100 dólares cada uno, que le han permitido cubrir medianamente las necesidades de sus dos hijos.
“Para lo que uno gana, eso (el bono) es un millonada, una plata que yo nunca he tenido en mi vida”, dijo Díaz en una entrevista concedida a Reuters desde la casa de su hermana, donde vive.
Una situación similar atraviesa Francis Guillén, enfermera de 31 años, quien usó el dinero para comprar un dispositivo para pagos con tarjetas y ofrecer productos caseros para el cabello en un mercado público. Con parte del segundo pago compró una batidora y también vende tortas.
Su esposo, Ángel, dejó su trabajo como bombero y ahora la acompaña en el negocio artesanal. “Nosotros no aspiramos a depender de gobierno, ni aspiramos a depender de Juan Guaidó (…) queremos un sueldo digno”, expresa.
El salvavidas de EEUU
Este salvavidas proviene de las medidas impuestas en el año 2019 por Estados Unidos al régimen chavista, que abarca el congelamiento de activos —como por ejemplo instalaciones de PDVSA— y de cuentas del Banco Central de Venezuela (BCV) en dicho país, para evitar que Maduro y su grupo se sigan enriqueciendo a costa del país.
Según diputados opositores al régimen, las cuentas congeladas del BCV tenían unos 342 millones de dólares. A partir de ese congelamiento, el presidente interino Juan Guaidó impulsó un programa llamado Héroes de la Salud, a propósito de la pandemia.
El programa apunta a transferir 18 millones de dólares a 62 700 trabajadores de este sector, que van desde médicos hasta personal obrero y administrativo que pertenezca a la red de hospitales y ambulatorios. Los pagos están divididos en tres partes de 100 dólares cada una.
Para acceder a ese dinero, Guaidó recurrió la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC por sus sigla en inglés) para que aprobara y revisara a todos y cada uno de los beneficiarios escogidos de casi 100 000 postulantes, dijo a Reuters la legisladora opositora, Manuela Bolívar.
Al final, la OFAC permitió al presidente interino acceder a 80 millones de dólares, que fueron transferidos a una cuenta creada por el Sistema de la Reserva Federal de EE.UU.
Otros 13,6 millones de dólares fueron reservados para el salario de diputados que no han recibido salarios desde 2016 porque Maduro cortó el financiamiento a la Asamblea opositora, señala la investigación.
Dinero para las víctimas de terrorismo
El dinero que Estados Unidos ha incautado a la tiranía también ha servido para apoyar a víctimas del terrorismo.
A finales de octubre, el Departamento de Justicia de Estados Unidos informó que usará 40 millones de dólares obtenidos por la venta de combustible confiscado para ayudar a dichas víctimas.
El monto se obtuvo a partir de 1,1 millones de barriles de petróleo que Irán iba a vender a Venezuela a cambio de oro para financiar a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRCG por sus siglas en inglés).
Los buques con dicho cargamento tenían banderas liberianas y se trasladaban con los dispositivos de navegación apagados, como una especie de barcos fantasma, una táctica que Irán ha enseñado a Maduro para evadir las sanciones de Estados Unidos.