El dictador venezolano, Nicolás Maduro, se dejó de rodeos y de intentar disfrazar la injerencia china en Venezuela. Directamente pidió ayuda a la nación asiática para impulsar la economía en un país hundido en la crisis.
“Pido la ayuda de China, pido la ayuda de (su presidente) Xi Jinping (…) con su experiencia científica, tecnológica, económica, para que la Ley Antibloqueo sea la expresión de nuevas asociaciones en el crecimiento de la economía real”, dijo durante una reunión con empresarios chinos, reseñó EFE.
Maduro se escudó en la Ley Antibloqueo, que promulgó en octubre de este año para pactar convenios económicos y petroleros por fuera de la Constitución. De esta manera evade las sanciones impuestas por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, al que llamó “dictador”.
“Estamos abiertos, listos y prestos para avanzar aceleradamente en las inversiones del oro, del hierro, acero, aluminio, piedras preciosas (…) la Ley Antibloqueo lo permite todo, hagámoslo, construyámoslo en una nueva etapa”, sostuvo.
Como la guinda del pastel, Maduro repitió una de tantas promesas que el chavismo hace y no cumple: mejorar la economía para el año siguiente.
“La Ley Antibloqueo abrirá un camino no solo a la esperanza renovada que tenemos sino también abrirle camino a lo que viene, a un año 2021 de recuperación, de certeza económica y de estabilidad para el bien de todos los venezolanos y venezolanas”, dijo.
Otra de las frases que pronunció Maduro fue que dicha Ley es una apuesta para “alianzas novedosas” y “de gran creatividad”.
Entramado de corrupción
Los negocios de la dictadura venezolana con China datan desde la presidencia de Hugo Chávez y se han prestado para intercambios económicos poco claros.
Una investigación publicada por la periodista Maibort Petit detalla un entramado de corrupción a través de PDVSA bajo un convenio de cooperación entre ambas naciones firmado en 2010.
Diego Salazar Carreño, primo del expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, habría cobrado comisiones por el orden de los 200 millones de dólares a cinco empresas chinas a cambio de la asignación de contratos con la petrolera para construir plantas eléctricas.
El convenido también incluía nuevos puentes y carreteras, un laboratorio de alimentos con tecnología de punta y la planta de procesamiento de arroz más grande de América Latina, reseñó Infobae. Sin embargo, nada de eso se hizo realidad.
Las redes que ha tejido China en el país caribeño incluyen yacimientos de oro. Para el año 2012, ambos países acordaron la explotación de una mina de oro en el estado de Bolívar que alberga reservas de 17 millones de onzas, una de las más grandes del mundo, reseñó BBC.
Posteriormente, los acuerdos con el oro se ampliaron a niveles difíciles de estimar y que se extienden hasta la actualidad.
Venezuela empeñada
El fondo común de inversión donde China depositaba millones de dólares a cambio de ventas anticipadas de petróleo ha sido otro de los negocios entre ambos países.
En 2009, el monto depositado fue de 12 000 millones de dólares y en 2012 hubo otro por 4 000 millones de dólares por parte del Banco de Desarrollo de China.
En 2012, China ya había otorgado unos 30 000 millones de dólares en créditos a cambio de barriles de petróleo, indicó La Tercera. Con este breve recuento, se demuestra que el régimen ha empeñado al país en el largo plazo.
La garantía se extendió al terreno militar. Maduro anunció recientemente la creación de un nuevo Consejo Militar que tendrá la “asesoría” de China, Rusia, Irán y Cuba.
Militares venezolanos advirtieron la gravedad de esta nueva alianza asegurando que el precio será alto para el país.