
Aunque parece imposible, el calvario que atraviesan los venezolanos empeora cada vez más. Los hospitales del país son prueba de ello con instalaciones abandonadas, escasez de insumos y falta de personal médico. Es evidente que la dictadura solo se preocupa por sí misma.
Un reportaje de The Associated Press relata cómo las familias se han apresurado a llenar el vacío por la falta de profesionales, como ocurre en el Hospital José Gregorio Hernández, ubicado en medio de un amplio barrio de Caracas.
Alimentan a los pacientes, los bañan y cambian las sábanas, tareas que normalmente realizan profesionales médicos capacitados.
Los familiares de pacientes ancianos y débiles pueden realizar visitas breves hasta tres veces al día y son responsables de adquirir y llevar su propia ropa protectora.
Elena Suazo, es uno de tantos testimonios que reflejan la grave situación. Ella va al hospital con comida, sábanas y artículos de limpieza. Para protegerse tiene dos batas quirúrgicas que lava una y otra vez. Para cubrir sus pies usó una bata quirúrgica desechada e hizo botines.
El guardia de seguridad en la entrada del hospital le hace un gesto de aprobación para que pueda pasar y haga el trabajo de una enfermera para su padre de 76 años contagiado con COVID-19.
Lizmary Moreno, de 23 años, vive una situación similar. Ella acude al centro médico para asistir a su abuela de 70 años que sufre de neumonía. Un día funcionarios no la dejaron pasar porque su ropa protectora tenía agujeros por las constantes lavadas.
Fuga de talento
Según el Colegio de Caracas, al menos 6 000 enfermeras habían abandonado Venezuela para el año 2018.
Respecto a los médicos, el número es mucho mayor, aproximadamente 33 000 médicos se han ido. Esto representa al 30 % de los profesionales de todo el país, según el Dr. Douglas León Natera, presidente de la Federación de Médicos Venezolanos, reseñado por The Associated Press.
Los números son comprensibles cuando vemos que los médicos de los hospitales públicos ganan menos de 12 dólares al mes y las enfermeras 6 dólares, de acuerdo a las declaraciones obtenidas por la agencia de noticias.
Según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (CENDA), una familia venezolana necesita 230 dólares para cubrir la Canasta Alimentaria Familiar. Es decir, el salario de médicos y enfermeras se vuelve insignificante.
El talento y la experiencia del personal médico venezolano ahora se ha expandido hacia otros países y solo en algunas ocasiones logran ejercer, como ocurre en Buenos Aires, donde las convalidaciones de especialistas médicos ha aumentado 20 %.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) publicó un estudio donde refleja que estos profesionales han reforzado el sistema de salud pública en 16 provincias de Argentina con más de 200 profesionales, ayudando a aliviar la escasez de médicos y enfermeras.
En contraste, es común ver en los hospitales venezolanos que una enfermera es responsable de hasta 60 pacientes, una tarea imposible, en palabras de Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, a The Associated Press.
Los estándares internacionales exigen una enfermera para cinco o seis pacientes.
El país de las cifras maquilladas
El manejo de la pandemia califica como otro desastre de la dictadura chavista, que maquilla las cifras reales de contagios y muertes.
Según cifras del régimen, para el 25 de octubre se contabilizaban 90 047 contagios y 777 fallecidos en todo el país, lo que ha sido desmentido por especialistas.
“A nivel nacional, en los tres laboratorios disponibles que activó la dictadura para hacer pruebas PCR, únicamente se están haciendo 500 pruebas al día. Los números que anuncia Nicolás Maduro son en base a que dejaron de hacer pruebas, en base a la mentira”, declaró el médico José Manuel Olivares.
En Venezuela se están procesando alrededor de 500 PCR al día.
No es que haya menos casos, es que no se están haciendo pruebas.Con esto pretenden instalar una falsa normalidad para llevarnos a unas elecciones a costa de la vida de los venezolanos. pic.twitter.com/QXWrFyCXC4
— Jose Manuel Olivares (@joseolivaresm) October 21, 2020
Olivares revela que para el 21 de octubre el verdadero número de fallecidos es de 1 539. De ellos 225 son personas que formaban parte del personal médico venezolano, la tasa de mortalidad de profesionales califica como la más alta de América Latina, según el diputado.
La supuesta cura
Sumado a la poca credibilidad de cifras, un sistema de salud destruido y falta de profesionales, Maduro en sus delirios de grandeza anunció el hallazgo de una supuesta cura contra el COVID-19.
Maduro afirmó que la molécula DR10, empleada como tratamiento contra la hepatitis C, el Virus de Papiloma Humano (VPH) y el ébola, sería capaz de “aniquilar al 100 %” el COVID-19.
Según su relato, la molécula fue objeto de estudio por los científicos del IVIC (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas).
El estudio de la molécula les llevó solo 6 meses a pesar que laboratorios de todo el mundo, equipados con la mejor tecnología están trabajando aún en la cura, respetando las fases de prueba y los estrictos protocolos de investigación.