El presidente de los Estados Unidos y candidato a la reelección por el partido republicano, Donald Trump, y el abanderado demócrata, Joe Biden, se midieron en el último debate presidencial rumbo a las elecciones del 3 de noviembre.
Biden tuvo que enfrentar las acusaciones por tráfico de influencias que pesan contra su hijo Hunter Biden y que lo relacionan directamente al caso. También debió responder por las malas políticas de la administración anterior de la cual fue vicepresidente.
El primer punto del debate fue la pandemia por el COVID-19, Biden aseguró que Trump no tiene ningún plan contra el coronavirus, a pesar que el presidente de Estados Unidos ha insistido en aumentar el paquete de ayuda para los afectados por el virus.
“Yo cerraría el virus no el país. Él (Trump) es inepto. En vez de estar jugando golf debía estar negociando con Pelosi y otros republicanos sobre las ayudas”, arremetió Biden, mostrándose más agresivo que en el primer debate.
También acusó a Trump de ser el responsable de la muerte de 220 000 estadounidenses por un virus que ha afectado a todo el planeta, no solo a Estados Unidos.
Seguridad nacional y relaciones con Rusia y China
Posteriormente, se les consultó a ambos candidatos sobre la seguridad nacional y las declaraciones hechas por el FBI este miércoles, en las que se habló de interferencia en los comicios presidenciales por parte de naciones extranjeras, específicamente Rusia e Irán.
“China y Rusia han estado involucrados y están interfiriendo en la soberanía americana”, dijo Biden por las acciones que ambos países llevan a cabo para obstaculizar las elecciones, entre las que figura el acceso ilegal al registro de votantes estadounidenses.
Fue inevitable que salieran a relucir las dudosas relaciones del demócrata con estas naciones y los negocios que habría hecho su hijo, Hunter Biden, de los cuales se han difundido correos como evidencia. Además, una investigación del Senado detallada.
“Yo no he tomado un centavo de ninguna fuente extranjera en ningún momento de mi vida”, vaciló.
Como respuesta a los múltiples cuestionamientos, Biden mencionó el pago de impuestos de parte del presidente de Donald Trump, en referencia un artículo publicado por el diario New York Times, en el que se alegaba que Trump solo había pagado 750 dólares en impuestos en 2017 y 2018.
Trump no se amilanó ante estas acusaciones, que vienen desde el primer debate, le refutó a Biden asegurando que sí los ha pagado y añadió que mostrará su balance fiscal cuando sea el momento.
“Yo no gano dinero de China, usted sí. Yo no gano dinero de Ucrania, usted sí”, remarcó Trump.
Biden continuó sus intervenciones hasta mencionar a Corea del Norte, incluso acusó a su oponente de validar el régimen de Kim Jong-un en un intento por legitimarse durante el debate.
Empleo, salud y migración
Otro de los temas tratados fue el empleo, a lo cual Biden insistió en imponer el aumento del salario mínimo a 15 dólares la hora, aunque no habló de ofrecer garantías para que las empresas tengan la capacidad de respaldar nuevos salarios.
Sumado a su discurso con tintes demagógicos, que abordan el tema del salario como algo general y no por estado, tal como lo planteó Trump al momento de tomar la palabra, Biden se limitó a decir que “no hay evidencia de que cuando subes el mínimo cuando subes el salario mínimo, las empresas cierran”.
Al momento de hablar sobre la migración, un vacilante Biden culpó a Trump y lo tachó de “criminal”.
“Es algo criminal (…). Hace que seamos el hazmerreír del mundo y viola todo los conceptos de lo que somos como nación”, dijo Biden respecto a separación de familias en la frontera con México, aunque durante la presidencia de Obama -cuando Biden fungió de vicepresidente- se construyeron las jaulas para alojar niños migrantes.
Respecto al sistema de salud del país, Biden expresó que debe ser un derecho accesible para todos y dijo que de ser presidente, va a crear el “Bidencare”, en alusión el programa creado por Barack Obama.
Industria petrolera
Biden también lanzó la posibilidad que, en un supuesto gobierno bajo su mando, se revise la industria petrolera y aseguró que hay que “ponerle límites”.
“Tenemos que dejar de darles subsidios y pasar a enfocarnos en energías renovables”, expresó.
Para cerrar su intevención, el exvicepresidente se decantó por un llamado discurso más enfocado hacia el tema de la unión.
“Me postulo como un demócrata orgulloso, pero voy a ser un presidente estadounidense. No veo estados rojos ni estados azules. Lo que veo es Estados Unidos estadounidense”, aseveró el demócrata durante un intercambio de ideas sobre la financiación de gobiernos estatales.
Kristen Welker fue la moderadora del debate. Esta periodista es conocida por su larga carrera como corresponsal de la Casa Blanca que inició en 2011. Fue demócrata registrada en Washington en 2012 y en Rhode Island en 2004.