EnglishSe sienten escalofríos en el ambiente de la capital estadounidense en esta primera semana del año, y no tienen nada que ver con el invierno, que finalmente llegó a Washington después de un cálido y hermoso diciembre. Vienen de los pasillos aparentemente congelados de un Gobierno federal paralizado, después de que la prensa se burló del Congreso por uno de sus años menos productivos en la historia reciente. Le dejo a usted la opción de decidir si eso es bueno o malo.
Los políticos federales están ocupados luchando entre sí por asuntos culturales o de guerra; y postulándose ante los votantes en aras de las elecciones presidenciales de 2016. Mientras tanto, la mayoría de legisladores estatales se están preparando para lo que parece ser un año productivo, al tener que abordar una amplia gama de temas que son más tangibles para los estadounidenses normales. Si bien habrá demasiados cambios como para listarlos aquí, hay algunas tendencias positivas, que vale la pena mencionar, en los estados.
Durante mucho tiempo, la reforma fiscal federal ha sido un espejismo de la política. Parece tan cercana y real, pero cada vez que alguien intenta acercarse, resulta que nunca hubo nada en absoluto. En los estados, la reforma fiscal no es un espejismo. Aunque a veces los políticos prometen cosas que no pueden cumplir, incluso los estados gobernados por el partido Demócrata buscan mejorar regularmente los climas fiscales.
En 2016, esa tendencia va a continuar. Un tema importante será la simplificación de los impuestos que generan los ingresos mínimos, pero con los que cuesta mucho dinero poder cumplir, tales como los impuestos a maquinarias para negocios y otros impuestos al “capital social”.
Si bien la reforma fiscal ocurre casi todos los años, ese no es el caso para las reformas reglamentarias y penales sustanciales. Al igual que los impuestos sobre las empresas, los estados se están dando cuenta de que las leyes que hacen que sobrevivir sea más difícil para los trabajadores pobres son leyes que deben derogarse. Incluso los legisladores progresistas están llegando a entender que asfixiar los sueños empresariales lastima al Estado.
En el frente regulatorio, se espera un montón de pequeños cambios para legalizar o desregular las actividades que aspiran a cambiar la sensibilidad de los consumidores. En una época en la que es más probable que la gente busque una calificación de negocios en Yelp, en lugar de fijarse en la licencia profesional de una empresa, las leyes que cartelizan las industrias en nombre de la protección de los consumidores se encuentran en la mira.
Estos incluyen ejemplos famosos, como los reglamentos para taxis que caen por la presión de Uber, y las reglas que rigen la elaboración de la cerveza artesanal. Pero también hay casos de muchos otros sectores económicos.
Se espera ver a los legisladores estatales debatir acerca de las reglas que rigen la venta de alimentos de preparación casera y de licor; leyes de concesión de licencias profesionales, y de aquellas que regulan los servicios de guardería. En cada uno de estos sectores, la carga recae directamente sobre los pobres del país, y los legisladores lo saben.
Más allá de esto, también veremos a algunos estados hacer cambios para permitir innovadores modelos de negocio, tales como empresas de alojamiento como Airbnb y Tesla. También tratarán de hacer espacio normativo para el surgimiento de proyectos de infraestructura privados.
[adrotate group=”7″]Sin embargo, y por encima de todo, este puede ser un año en el que los legisladores lleven a cabo una reforma de la justicia penal. 2015 estuvo lleno de tensiones sobre la aplicación de la ley, por lo que los cambios en este campo deben ser populares, además de ser claramente necesarios. Se discutirán reformas a las leyes sobre las penas mínimas obligatorias, así como cambios en los procedimientos policiales.
El tema más ubicuo probablemente será la ampliación del programa de cámaras corporales para policías, lo que sería un gran paso para que los agentes del orden sean más responsables. Reformas como éstas, que aumentan la rendición de cuentas de la policía, deben ser las más comunes, pero se esperan también algunas revocaciones de leyes penales.
Por ejemplo, este año se puede ver a estados como Vermont, Rhode Island o Delaware, ser los primeros en aprobar legislativamente la legalización del cannabis. Entre tres y cinco otros estados, por su parte, esperan legalizar la droga mediante votación pública en el otoño.
El estancamiento durante el año electoral es característico de la política de Washington. Aún así, mientras la nación vuelve sus ojos hacia Iowa y New Hampshire, la reforma no se detiene; simplemente es ignorada. El 2016 parece ser un gran año para que los estados reformen sus normas reglamentarias y sus políticas de justicia penal, mientras que la reforma fiscal del estado avanza a su ritmo normal.
Frente a la competencia interestatal, los legisladores de la mayoría de los estados no tienen otra opción que mejorar sus climas de negocios. A diferencia de sus homólogos federales, la inacción no es una opción. La inacción sólo significa quedarse atrás.