EnglishHay una guerra en curso. Si bien no se están disparando balas, ni se está derramando sangre ni hay cuerpos tendidos en el suelo, sí hay millones de víctimas. Usted seguramente conoce a alguna de ellas; incluso podría ser una de ellas.
¿De qué “guerra” estoy hablando? Es una de números y leyes, trucos contables y políticas equivocadas, falsas promesas e ilusiones. Se llama “guerra generacional”, el acto de quitarle a los jóvenes para dar a los viejos, sin la más mínima consideración para con los primeros, y con un amplio apoyo de estos últimos.
Este problema ha estado en el radar de los escritos sobre libre mercado por generaciones. La última revisión sobre el tema se presenta en forma de un nuevo libro de Jared Meyer y Diana Furchtgott-Roth, del Manhattan Institute, titulado Desheredados: Cómo Washington está traicionando a los jóvenes de Estados Unidos.
Ha habido muchos intentos de desarrollar esta argumentación en el pasado, pero a menudo fracasan cuando se trata del punto más importante: uno de simple contabilidad. Cuando se habla de cosas como la deuda nacional, es fácil perderse en las minucias de cómo esta y la carga fiscal que la acompaña afectarán a las futuras generaciones.
Sin embargo, el libro se destaca por plantear este importante punto de forma poderosa y breve, respaldado por un montón de estadísticas, antes de pasar a la infinidad de otras formas en las que la riqueza está siendo transferida entre generaciones. Los autores plantean y desacreditan muchos argumentos “de conocimiento general” que uno encuentra cuando se le habla al estadounidense promedio acerca de cuestiones de deuda nacional e impuestos.
Por ejemplo, en una distinción que separa los mejores comentarios sobre política fiscal de aquellos mediocres, logran derrotar un argumento dominante como el de “he pagado programas como el Seguro Social, por tanto, tengo derecho a recuperar mi dinero”.
Pero el libro habla sobre mucho más que deuda e impuestos. Aborda también otras dos transferencias intergeneracionales notables: la educación y el mercado laboral. En la educación, los autores examinan la montaña de deudas de los universitarios, alimentada por los programas de ayuda estudiantil; y el fracaso de las escuelas públicas en proporcionar una educación de calidad.
Meyer y Furchtgott-Roth explican cómo las leyes sobre la permanencia de los docentes y las restricciones a las escuelas privadas y charter impiden a los niños conseguir la mejor educación posible. Su explicación de cómo las prácticas de despido expulsan a profesores jóvenes y talentosos cuando ocurren ajustes en los presupuestos escolares, mientras los profesores mayores de bajo rendimiento mantienen sus puestos de trabajo, muestra cómo las leyes existentes perjudican directamente a los jóvenes en favor de los más acomodados profesores mayores.
Además, se fijan en las regulaciones del mercado laboral, centrándose en el salario mínimo y la concesión de licencias profesionales. Ambos capítulos muestran sistemáticamente cómo la normativa actual perjudica de manera desproporcionada a los jóvenes que intentan entrar en la fuerza laboral, ya sea a través de un trabajo básico en el caso del salario mínimo, o ingresando al comercio en el caso de las licencias ocupacionales. Las estadísticas de los autores aportan pruebas convincentes sobre cómo los jóvenes son los verdaderos perdedores cuando el Gobierno intenta administrar en detalle el mercado laboral.
La aversión al riesgo de las generaciones mayores las lleva a apoyar las leyes que llenan las cárceles de personas mucho más jóvenes que ellas
Aunque Desheredados demuestra ser interesante y un libro que vale la pena leer, hay algunas maneras en que podría mejorarse.
Los autores hicieron grandes esfuerzos para entrevistar a un número de personas para el libro, tanto a jóvenes como a personas pertenecientes a las generaciones mayores. Muchos comentaron de forma anónima, mientras que otras personas estuvieron dispuestas a ser nombradas en el texto para explicar sus puntos de vista.
En algunos casos las entrevistas fueron valiosas, pero en varias ocasiones se sienten un tanto superfluas para la obra. Parece que no se utilizan como evidencia, sino en lugar del comentario de los autores. Yo hubiera preferido un análisis más directo, para el que los autores están ciertamente más calificados que los entrevistados anónimos.
También hubo un problema con la elección del tema. Si bien no es mucho lo que uno puede escribir en un libro corto, me habría gustado ver más sobre un par de temas que bien pueden afectar a los jóvenes, incluso más que las cuestiones destacables del mercado laboral que los autores examinan. Una de ellas sería el exceso de criminalización. Es difícil subestimar el efecto que este tema tiene en los jóvenes.
Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamientos más alta del mundo, y un solo arresto adolescente a menudo puede excluir a un individuo de una amplia franja del mercado laboral. La misma aversión al riesgo que lleva a las generaciones mayores a apoyar programas “deshereditarios”, tales como el Seguro Social, a menudo les indica que deben apoyar las leyes que llenan las cárceles con personas mucho más jóvenes que ellos.
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Un segundo tema sería el del uso del suelo urbano. Las generaciones mayores han calcificado sistemáticamente los usos actuales de propiedad bajo banderas como “mantener unidas a las comunidades” y la “preservación histórica”. Las ciudades más grandes de Estados Unidos, donde las perspectivas de empleo para los jóvenes trabajadores móviles son más brillantes, se están volviendo cada vez menos asequibles para ellos. Me hubiera encantado ver a los autores explorar este tema, ya que tiene efectos negativos similares a los ejemplos que plantean en el libro.
En general, Desheredados es un excelente manual para quienes buscan entender las muchas cuestiones difíciles que le quitan recursos a los jóvenes para dárselos a los viejos. Mientras que la obra podría mejorarse mediante la expansión en algunas áreas y recortes en otras, sin duda es una lectura valiosa.
Meyer y Furchtgott-Roth escriben una prosa accesible desde el principio, y la pieza es muy legible, lo cual es notable teniendo en cuenta la densidad de las estadísticas que contiene. Dejan claro que debemos actuar para cambiar el statu quo y poner fin a los conflictos intergeneracionales. Está por verse si los políticos toman sus consejos y ponen fin a las incontables víctimas económicas de la guerra.