EnglishPara muchos en Washington D.C., la reforma completa del sistema impositivo parece un espejismo. Es algo para ser discutido, para impulsar propuestas que ilusionan, y para que los burócratas construyan sus carreras, pero no para poner esas ideas y esas propuestas en una Ley.
Sin embargo, periódicamente, vemos surgir propuestas serias para arreglar el sistema de impuestos de una vez por todas. Algunas son buenas, algunas se quedan cortas, pero todas buscar simplificar y facilitar el manejo del sistema para el ciudadano promedio.
El último de estos planes es el Plan de Impuestos de Crecimiento Económico y Equidad Familiar (Economic Growth and Family Fairness Tax Plan), mejor conocido como el plan Rubio-Lee, por los senadores que lo propusieron. El plan arreglaría muchos, sino la gran mayoría, de los problemas del actual sistema de impuestos federales.
Algunas de las partes más destacadas incluyen el fin de de la dañina tributación extraterritorial a sociedades; terminar con el pechado de los ingresos de capital, y la eliminación de la gran mayoría de deducciones detalladas que existen actualmente. Todos estos elementos simplificarían dramáticamente el actual sistema de impuestos, tanto para las corporaciones como para el ciudadano promedio, y acabarían con gran parte de la confusión que tienen que afrontar los contribuyentes cada mes de abril, cuando tengan deben presentar sus declaraciones de ingresos.
Simplificar el sistema de impuestos de sociedades y acabar con la fiscalización de los ingresos de capital son medidas claras y bien pensadas para poder impulsar la economía. Finalizar con la fiscalización extraterritorial de los ingresos de las sociedades y bajar en general el impuesto fiscal corporativo, son componentes primordiales de la propuesta Rubio-Lee.
Sabemos que Estados Unidos posee uno de los más altos y pesados regímenes de impuestos corporativos en todo el mundo, solo detrás de sus pares en Europa. El plan Rubio-Lee pondría un alto a esto, estimulando a las compañías a invertir en nuevas operaciones en Estados Unidos, y traer de vuelta a EE.UU. parte del dinero que han enviado afuera para fines fiscales.
Incluso mejor, el fin de la imposición a los ingresos de capital haría mucho por acabar con el sesgo antiahorros y a favor del consumo a corto plazo del sistema de impuestos. En una nación donde el número de personas que han ahorrado demasiado poco para su futuro es tan alto, esto, sin duda alguna, sería positivo. Cuando se combina con un bajo impuesto a las sociedades, más ahorros y un retorno más alto para la inversión, naturalmente se fomentaría el crecimiento de los créditos para establecer negocios. Esto seguramente terminaría impulsando la creación de empleos y disminuiría algunas de las barreras para el emprendimiento.
Acabar con las deducciones detalladas sería otro paso positivo, incluso a pesar de que resultaría profundamente impopular para muchos grupos. Este aspecto del acuerdo compensaría los ingresos perdidos por las reformas ya mencionadas, y eliminaría la complejidad del actual sistema impositivo. El plan también preserva algunas deducciones populares, como el seguro médico, dar a caridad y la deducción de intereses hipotecarios.
Cerrar la mayoría de los vacíos del sistema impositivo es una propuesta valiosa. Esto es debido a que se desplomaría el costo en tiempo, dinero, o ambos, en preparar las declaraciones de impuestos particulares. Esta reforma haría que llenar los impuestos particulares se convierta en una tarea tan fácil y simple que cualquiera podría entenderla.
Eliminaría la necesidad de pagar a contadores, de descargar software de declaraciones de impuestos, o el llenado de complejos papeles a mano, todo esto mientras se mantiene la duda de si el Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en inglés) encontrará alguna deducción fraudulenta si decide auditarte.
El plan Rubio-Lee contiene gran cantidad de beneficios, a pesar de que muchos de estos serán vistos como costosos para muchos. ¿Es un plan perfecto para acabar con la carga que el sistema de impuestos dejó en la economía? No. ¿Es uno de los mejores planes propuestos en los últimos años? Seguramente. Cada propuesta tendrá sus pros y sus contras, y los “contras” en este caso, parecen estar limitados a acabar con muchos beneficios a largo plazo de grupos con intereses especiales.
Cada uno de los componentes principales de la propuesta parece un ganador por si solo, y combinados, lograrán uno de las mejores propuestas de reforma de impuestos que hemos visto en años. Ahora solo nos queda esperar porque el congreso esté dispuesto en tomar la tan necesaria y difícil elección de hacer este plan una realidad.