Es sabido que una de las principales promesas de campaña del ahora presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, es la derogación de la Ley Federal de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible mejor conocida como Obamacare.
Trump prometió buscar la manera de que esta ley sea eliminada para que los precios de las primas de los seguros de salud vuelvan a disminuir.
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El problema es que cuando tienes una ley tan reformadora como Obamacare, hay que ser pragmático antes de ser idealista. Yo como una persona fiscalmente observadora estoy consciente y totalmente de acuerdo que esta ley ha hecho un daño terrible al bolsillo de la clase media trabajadora y de los pequeños empresarios, pero esta ley tiene unas provisiones que si son eliminadas de manera inmediata pueden traer consecuencias negativas a corto plazo.
La realidad es que a pesar que muchas aseguradoras han solicitado desprenderse de la ley, otras aseguradores dependen de ella y la derogación inmediata de la ley podría traer un efecto negativo que provocaría un daño fuerte a la industria de la salud ya que las aseguradoras perderían miles de clientes y los hospitales se llenarían de pacientes sin cubierta de un seguro médico lo que crearía una crisis económica ya que la pérdida de dinero de estas aseguradoras conllevaría despidos y una crisis humanitaria por los ciudadanos encontrarse sin seguro médico.
El presidente electo ha dicho luego de su elección, que está pensando mantener dos provisiones de esta ley. Trump asegura que está pensando mantener la provisión que evita que las empresas le nieguen seguro médico a sus empleados con condiciones preexistentes y la provisión que permite a jóvenes adultos mantenerse en el plan médico de sus padres hasta la edad de los 26 años.
Trump dice que su plan de “reemplazo” de la ley federal va a mantener estas dos provisiones. Los demócratas ya comenzaron a decir que es imposible reemplazar la ley manteniendo esas dos provisiones ya que según ellos son dos provisiones claves de las que se mantiene la ley pero es ahí donde yo difiero. La realidad es que se puede derogar y reemplazar la ley Obamacare y mantener esas dos provisiones.
Lo que ha fallado con el Obamacare ha sido la provisión de mandato individual donde el gobierno obliga al ciudadano a pagar un seguro médico a cambio de no pagar un impuesto como multa.
Esa provisión es la causante de que los precios de las primas sean tan altos. Mientras los demócratas afirman que esa provisión ha sido un éxito, la realidad es que no. La administración del presidente Obama esperaba que para este año más de 21 millones de personas se acogieran al mandato pero la realidad es que solo 12 millones lo hicieron.
Estamos hablando que nueve millones de personas no se acogieron al mandato de la ley por lo que sin duda alguna esa provisión fracasó y si se preguntan el por qué del fracaso, es simple: fracasó porque esas nueve millones de personas no pueden pagar un seguro médico porque los precios de las primas están demasiado alto gracias a la misma provisión que los obliga a pagar una.
La misma Oficina de Presupuesto del Congreso determinó que el 71 % de las personas que no están cubiertas es porque no pueden pagar los altos costos de las primas. Cuando venimos a ver, Trump prácticamente deja claro que cree en la cubierta universal ya que cree que todos con condiciones preexistentes deben estar cubiertos. Lo que cambia en su filosofía a diferencia de la del presidente Obama es cómo lograr que todos estén cubiertos.
La filosofía de Obama es que la cubierta se logra forzando a la gente a comprar un seguro, Trump cree que los empleos pueden garantizar esa cubierta. Una transformación en la salud es posible si se reemplaza el Obamacare con un sistema que le permita al ciudadano decidir qué tipo de prima es la que desea.
En mi opinión con lo que he aprendido con mis estudios en administración de la salud y economía, el problema de los altos costos de la salud están en leyes y regulaciones que ni siquiera tienen que ver con las aseguradoras.
Una de esas regulaciones es la que no le permite a un médico educado y entrenado en el extranjero ejercer la medicina en los Estados Unidos sin cumplir con una serie de requisitos que le toman tiempo y dinero al médico.
Esta regulación a largo plazo ha sido clave en la escasez de médicos en los Estados Unidos que para el año 2020 se espera que hayan 90,000 médicos menos. Esta escasez ha contribuido a que aumente el tiempo de espera por un especialista y un aumento en el precio de los tratamientos ya que la demanda sigue aumentando, pero con menos oferta.
Esta regulación también ha provocado que los Estados Unidos se atrase en la medicina ya que muchos de estos médicos educados en el extranjero provienen de países donde la medicina está más avanzada y ahí entra la FDA.
Una agencia del gobierno federal que también ha provocado que la salud sea más costosa, primero porque cualquier tratamiento médico o medicamento debe estar aprobado por ellos lo que ha llevado al atraso ya que la FDA opera de acuerdo a los intereses de los cabilderos y porque la burocracia hace que el proceso de aprobación de un tratamiento innovador tome años en ser aprobado si es que es aprobado.
No cabe duda que el reto que enfrenta el presidente electo va mucho más allá de Obamacare, sí creo que hay que derogarlo pero todo paso a paso, pero si de verdad queremos que la salud sea más accesible debemos mirar más allá de las aseguradoras porque el problema está en el gobierno, no en el sector privado.