Si se analizan los resultados de las últimas elecciones estadounidenses resulta que el voto mayoritario de los católicos ha sido el factor que “inclinó la balanza”. Tres veces en favor de los demócratas, dos por los republicanos. Así lo demuestran las encuestas realizadas por el Centro Pew de Investigación.
En 2016, por ejemplo, 52 % de los católicos respaldó al republicano Donald Trump contra 44 % que votó en favor de la demócrata Hillary Clinton. En 2008, en cambio, los católicos prefirieron al demócrata Barack Obama sobre el republicano John Mc Cain por un margen de 54 % a 45 %.
https://www.pewresearch.org/fact-tank/2020/09/15/8-facts-about-catholics-and-politics-in-the-u-s/
Como señala Gerardo Lissardy para BBC News Mundo, “distintos factores han dado a la religión un protagonismo inusual en esta última campaña”.
“En este momento, todos los políticos profesionales son muy conscientes de que el voto católico es movible, es persuasible en mayor medida que otros grupos”, dijo Andrew Walsh, director asociado del Centro Greenberg para el estudio de la religión en la vida pública del Trinity College de Connecticut, a BBC Mundo.
Y al respecto, matiza el ya citado Gerardo Lissardy: “A su vez, estos votantes católicos se pueden dividir en dos grandes subgrupos: los latinos, con especial peso en estados como Arizona o Florida, y los blancos, más numerosos en estados como Michigan o Wisconsin”.
Porcentajes en juego
De un total de 1329 millones de católicos dispersos por el mundo, más de la mitad habita en el continente americano. Los porcentuales más significativos se encuentran, obviamente, en América Latina. Y justamente los migrantes latinos, sobre todo los mexicanos, han incrementado también el número de católicos que hoy viven (y votan) en los Estados Unidos.
Y según las encuestas de Pew Research, si 59 % de los católicos “caucásicos” apoyaron la candidatura de Trump, un número aún mayor de católicos “hispanos”, 65 %, lo hizo por Biden.
La oposición al aborto como eje de campaña
Identificándose con los valores de la familia tradicional, Trump participó en “marchas por la vida” y promovió la reforma de la Ley de Servicios de Planificación Familiar a fin de no destinar fondos federales a entidades que practicasen abortos.
A ello sumó la designación de la ferviente antiabortista Amy Coney Barrett para ocupar en la Corte Suprema la plaza que dejó vacante el fallecimiento de su predecesora, Ruth Bader Ginsburg.
Pero parece que el tema del aborto, prácticamente único eje de campaña del equipo de Donald Trump orientado a captar el voto católico, no fue tan decisivo después de todo a la hora de seducir a los votantes.
En efecto, según las últimas encuestas disponibles, de 2019, 61 % de la población americana considera que el aborto debe ser legal en todos o la mayoría de los casos, y solo un 37 % estima que, al contrario, debe ser ilegal en todos o la mayoría de los casos.
Y lo más curioso de todo es que el único grupo religioso donde predomina la opinión por la ilegalidad del aborto es el de los protestantes blancos evangélicos. En el caso específico de los católicos, 52 % estima que el aborto debe ser legal en todos o la mayor parte de los casos. Lo mismo acontece en todos los demás grupos.
La estrategia de Biden
¿Cuáles fueron las tácticas desplegadas por el demócrata para captar el voto católico?
En primer término, la campaña enfatizó el origen católico irlandés del candidato. Y al tiempo que generaba empatía en cuanto a su voluntad de trascender tragedias familiares, manifestaba: “Encontré que la mejor manera de superar la pérdida y el dolor es hallar un propósito: como hijos de Dios, cada uno de nosotros tiene un propósito en nuestra vida”.
En segundo lugar, no cabe soslayar la impronta bíblica, casi mesiánica, con que fueron redactadas algunas de sus alocuciones. “Les doy mi palabra: si me confían la presidencia, recurriré a lo mejor de nosotros, no a lo peor. Seré un aliado de la luz, no de las tinieblas… el amor es más poderoso que el odio. La esperanza es más poderosa que el miedo. La luz es más poderosa que la oscuridad”.
En términos similares, anuncios de campaña hacían referencia al papa Juan Pablo II: “Creo que nos guiarán las palabras de San Juan Pablo II, palabras extraídas de las Escrituras: no tengan miedo, no tengan miedo”.
Biden tuvo asimismo el apoyo de los jesuitas. Ello se evidenció en la recuperación, por parte de la revista America, de una crónica de 1980 en la que se evocaba una larga conversación de 45 minutos entre Juan Pablo II y el entonces joven senador estadounidense de 37 años, Joe Biden.
Grupos tales como “Creyentes por Biden” se conformaron como equipos internos para trabajar sobre el voto de las comunidades latinas. Y las llamadas “Monjas en Bus” recorrieron literalmente el país haciendo campaña por él.
Biden se mostró totalmente alineado con la Doctrina Social de la iglesia Católica, particularmente en cuanto a la politica migratoria. La de Trump, por el contrario, había sido expresamente condenada, tanto por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos como por el propio papa Francisco.
También en consonancia con la postura de la iglesia, Biden propuso medidas tendientes a revertir el “calentamiento global” mediante una transición desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables. Y sabemos que Trump prefirió retirar al país del Acuerdo de París por considerarlo perjudicial para la economía.
El talón de Aquiles de Biden y las fichas católicas de Trump
Ciertamente, el talón de Aquiles de los demócratas en relación con el voto católico se encontró en la elección de Kamala Harris como compañera de fórmula, particularmente en referencia a su decidida postura en pro de la liberalización de la legislación sobre el aborto. Y es en este tema donde Trump pudo concentrar un cierto número de “fichas”.
El papa Francisco, además, emitió un mensaje bastante claro al designar oficialmente, poco antes de las elecciones, al primer cardenal negro de Estados Unidos, el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, decidido crítico de Trump.
El segundo después de Kennedy
Como sea, el próximo mes de enero Estados Unidos le dará la bienvenida a su cuadragésimo sexto presidente. De confirmarse que Joe Biden es el ganador definitivo de los comicios sería el segundo mandatario católico después de John Kennedy.
Así es como ha elegido felicitarlo el presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos y arzobispo de Los Ángeles, José Horacio Gómez, reconociendo que el candidato demócrata “se une al difunto Presidente John F. Kennedy como el segundo Presidente de los Estados Unidos en profesar la fe católica”.
Por el momento, Joe Biden es el candidato proyectado por los medios como el ganador de la elección, de acuerdo con las estadísticas que apuntan a esa probabilidad. Sin embargo, el conteo no ha culminado en Arizona, Georgia y Alaska. Además, el presidente Donald Trump impugnó este lunes las elecciones en los dos primeros, así como en Nevada y Pensilvania. Será el 12 de diciembre cuando los electores estatales emitan sus votos para entonces poder hablar oficialmente de un presidente electo, aún si la batalla en el terreno judicial sigue su curso.