«Think, while it’s still legal» («Piensa mientras aún sea legal»), rezaba la camiseta que lució hace unos días la cantante Rihanna. La advertencia de la estrella del pop se suma a los llamados de Nicki Minaj, quien en un live también alertó sobre los peligros de la censura.
En un mundo marcado por la «cultura de la cancelación», la preocupación de estas artistas cobra mayor relevancia. Más aún, cuando son las propias Big Tech quienes la impulsan. Un reportaje de Prager U da cuenta de cómo los gigantes tecnológicos están poniendo en jaque la libertad de expresión más allá de las redes sociales.
Inquisición digital
Los intentos por acallar voces disidentes en Internet son evidentes para Dave Rubin, comediante y fundador de The Rubin Report. «Es muy raro porque todo esto era libre, era asombroso. Era como el “Viejo oeste”, podíamos hacer lo que queríamos y nadie era nuestro jefe», recuerda el presentador estadounidense sobre los inicios de YouTube.
«Pero luego lentamente, cuando empiezas a hablar sobre la libertad de expresión o ser un poco políticamente incorrecto, las cosas empiezan a cambiar», señaló en el reportaje. Asimismo, contó «te das cuenta cuando dices cosas más controversiales, de pronto ciertos videos caen. En Twitter, dices algo en contra del progresismo y obtienes 3 retweets en vez de 300», indicó.
Agustín Laje, escritor y politólogo argentino, también ha sido una víctima recurrente de la censura en redes. Instagram, por ejemplo, no solo ha eliminado algunas de sus publicaciones, sino que también ha llegado a cerrar su cuenta por varios días.
Sin NINGÚN motivo y sin NINGUNA explicación, @instagram inhabilitó mi cuenta. Ya ni siquiera fingen estar cumpliendo imprecisas “normas comunitarias”.
La censura en redes sociales ha llegado a un nivel de autoritarismo insoportable.— Agustín Laje (@AgustinLaje) July 22, 2021
De acuerdo con el conferencista provida, la plataforma no entregó ningún motivo, ni explicación al respecto. Simplemente se optó por inhabilitarlo. «Ya ni siquiera fingen estar cumpliendo imprecisas ‘normas comunitarias’. La censura en redes sociales ha llegado a un nivel de autoritarismo insoportable», expresó el líder conservador.
Prager U en la mira
Sin embargo, el «efecto silenciador» del mundo digital va más allá de personas concretas, afectando a organizaciones completas. Este es el caso de Prager U, organización conservadora de Estados Unidos y autora del reportaje «How Big Tech Is Taking Away Your Freedom» («Cómo las tecnológicas están quitándote tu libertad»).
El think tank fundado por Dennis Prager acusa una constante intervención de las empresas digitales en su línea editorial, especialmente en YouTube, donde suben sus videos.
«De repente comenzaron a cambiar nuestras pautas de comunidad y poner notificaciones en nuestro contenido», aseguró Marissa Streit, su CEO. «Empezaron a editorializarlo, a hacer comentarios, a afirmar que nuestro contenido no era apropiado. Eso no fue así desde el principio. Nosotros no hemos cambiado, ellos nos cambiaron a nosotros», sentenció.
Frente al boicot en la popular plataforma de videos, Prager U lanzó su propia app para continuar publicando material libremente. Sin embargo, Streit aclara que el problema no quedará ahí.
«Esto no es solo un asunto de Prager U, de los creadores de contenido o de los conservadores. Esto es un asunto para todos los ciudadanos que creen que deben escuchar la verdad y tomar sus propias decisiones», declaró en la entrevista. «Aun cuando no estén de acuerdo con el contenido que hacemos, tienen el derecho de escuchar puntos de vista diferentes», enfatizó.
Alternativas a la censura
Frente a los ataques de las Big Tech, han surgido múltiples plataformas en defensa de la libertad de expresión. Entre ellas, Parler, un servicio de microblogging creado en 2018 en EE.UU., cuyo lanzamiento no ha estado exento de obstáculos.
A inicios de este año, la red social sufrió un inédito boicot. Amazon, Apple y Google la borraron de Internet, argumentando que era incapaz de «controlar los discursos violentos» en la red. «Una cosa es censurar a una persona en específico, pero cuando sacaron a Parler es en esencia eliminar a la competencia», asevera Dave Rubin.
Por su parte, Ammy Pelkoff, su directora de políticas, asegura que la razón es clara. «Creo que ellos saben que las personas prefieren una plataforma viable, exitosa, más competitiva y que entregue mayor capacidad para decidir por ti mismo. Además de tener la confianza de saber que no estás siendo manipulado» remarcó. «Ahora, ese competidor se vuelve peligroso, y ese es uno de los motivos por los que querían acabar con nosotros», señaló Pelkoff.
Otra de las plataformas que se ha erigido contra el establishment mediático es GETTR. Esta es dirigida por Jason Miller, exasesor de Donald Trump, quien fue retenido por la Justicia brasileña tras reunirse con Bolsonaro. De esta forma, la censura parece traspasar el mundo virtual.
Rachel Bovard, directora de políticas del Conservative Partnership Institute, denuncia que muchos líderes progresistas utilizan las tecnologías para acallar las críticas. «Están usando las Big Tech para silenciar posturas con las que no concuerdan, para censurar la libertad de expresión», asegura.
«Si el gobierno lo hiciera sería inconstitucional, pero lo están sorteando a través de empresas privadas. Esa fusión es el desarrollo más preocupante que he visto en el último tiempo, porque esa es la definición de fascismo», aseveró.i