El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó este lunes un decreto que restringirá la «eliminación arbitraria» de contenidos en redes sociales. De esta forma, los gigantes tecnológicos solo podrán remover publicaciones bajo razones «justificables». La nueva regulación apunta a reforzar «los derechos y garantías de los usuarios de la red», además de asegurar la «libertad de expresión en Internet».
Según el documento, los proveedores deberán esgrimir «una causa justa y una motivación» antes de bajar una cuenta o un contenido. Entre las razones autorizadas para ello, destacan la suspensión de posts relacionados con actos terroristas, pedofilia, pornografía, bots, promoción de la violencia o uso de drogas.
Por otra parte, la normativa exige a las empresas ofrecer a los usuarios un canal para «defender» la publicación antes de su eliminación definitiva. Asimismo, contempla el «derecho» a la «restitución de contenidos», ya sean imágenes o videos, lo que permitiría a los cibernautas volver a publicar la información bloqueada.
El gobierno brasileño ha defendido esta medida apelando a combatir «la supresión arbitraria e irrazonable de cuentas, perfiles y contenidos por parte de los proveedores». Igualmente ha declarado que esta «censura en redes» «perjudica el debate público de ideas y el ejercicio de la ciudadanía». De acuerdo a la administración de Bolsonaro, esto implica una «violación en masa de derechos y garantías fundamentales».
El Congreso deberá analizar la regulación en un plazo de 60 días y eventualmente podría vetarla. Sin embargo, mientras no se pronuncie, esta está en vigor desde este lunes.
Bolsonaro y las «fake news»
El mandatario brasileño ha sido censurado de las redes sociales en múltiples ocasiones, acusado precisamente de propagar «desinformación». Sus cuestionamientos a las medidas sanitarias por COVID-19 han sido los principales detonantes de su bloqueo en Internet.
El año pasado, Twitter eliminó dos videos en los que el líder de derecha aparecía visitando a sus seguidores en diversos puntos de Brasilia, en plena cuarentena. En los registros, Bolsonaro también conversaba con vendedores ambulantes y recalcaba el «deseo de trabajar del pueblo», a pesar de los confinamientos.
A raíz de aquello, la red social anunció la «expansión de sus reglas para alcanzar contenidos que vayan eventualmente contra informaciones de salud pública orientadas por fuentes oficiales». Del mismo modo, afirmó en un comunicado que suspenderá la información «que pueda colocar a las personas en mayor riesgo de transmitir COVID-19».
A fines de julio de 2021, YouTube también se lanzó contra el exmilitar, inculpándolo de «desinformar» sobre el coronavirus. La empresa tecnológica bajó videos en los que el gobernante brasileño ponía en duda la efectividad de las cuarentenas, el uso de mascarillas y recomendaba el tratamiento con medicamentos alternativos.
«Nuestras reglas no permiten contenido que indique que la hidroxicloroquina y/o la ivermectina son efectivas para tratar o prevenir el COVID-19» señaló la firma estadounidense en un comunicado.
Actualmente, Bolsonaro está siendo investigado por «difundir noticias falsas sobre la vulnerabilidad del sistema electoral de Brasil». La acusación apunta a las alegaciones del mandatario en redes sociales sobre un «posible fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2022».