China vuelve a estar en el ojo del huracán. Este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a todos los países, especialmente al régimen que lidera Xi Jinping, a compartir información sobre los primeros casos de COVID-19. Esto con el fin de determinar el origen de la pandemia.
Inicialmente la agencia de salud de la ONU descartó la teoría de la fuga del virus desde un laboratorio en Wuhan. Sin embargo, hoy está evaluando esta alternativa. “Para abordar la ‘hipótesis de laboratorio’, es importante tener acceso a todos los datos y considerar las mejores prácticas científicas”, afirmó la entidad.
No obstante, China rechazó el llamado de la OMS para realizar nuevos estudios en su territorio con el fin de esclarecer su papel como epicentro de la propagación del COVID-19. Para evitar posibles seguimientos en el país, la representación estatal argumentó que la investigación se ha “politizado”.
El primer sondeo en China
No es primera vez que el gigante asiático pone trabas a la hora de indagar sobre el origen del COVID-19. En marzo de 2021, cuando la entidad de salud emitió un primer informe al respecto, China fue ampliamente cuestionada por obstaculizar la investigación y no transparentar la información. A pesar de ello, el régimen de Xi Jinping insiste en que desde un comienzo “proporcionó todos los datos disponibles”.
El estudio encabezado por la OMS duró casi un mes. En aquella oportunidad 34 expertos chinos e internacionales visitaron Wuhan, registrando hospitales, mercados y laboratorios. La investigación concluyó que era “muy probable” que el virus se haya generado por el contagio directo de un animal a un humano, posiblemente a través de un murciélago. Por otro lado, declaró “extremadamente improbable” la propagación del COVID-19 debido a un “incidente de laboratorio”.
En ese entonces, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó que “el informe es un comienzo muy importante, pero no es el final”. Además, agregó que para la entidad de salud “todas las hipótesis siguen sobre la mesa”. Sin embargo, curiosamente hoy reconoce que fue “prematuro” descartar la posible fuga del coronavirus desde un laboratorio.
Wuhan, ¿epicentro de la pandemia?
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue uno de los férreos defensores de la hipótesis que responsabilizaba a China de la propagación del COVID-19. En una entrevista para The Wall Street Journal, señaló que “era obvio que el coronavirus surgió de un laboratorio en Wuhan” y que “no tenía ninguna duda al respecto”. La OMS criticó sus dichos, afirmando que se tratarían de meras “especulaciones” al “no existir ningún dato o evidencia específica sobre el origen del virus”.
No obstante, hoy la teoría vuelve a estar sobre la mesa. En mayo de este año, un informe del Departamento de Estado de EE. UU. reveló que tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan (WIV) habían presentado síntomas similares a los del COVID-19 en noviembre de 2019, poco antes que comenzara la pandemia.
Por otra parte, Yuan Zhiming, profesor del WIV y director de su Laboratorio Nacional de Bioseguridad, afirmó que en 2019 el instituto optó por desconectar sus bases de datos de secuencias génicas y muestras. El investigador explicó a la prensa que ahora “las bases de datos solo se compartían internamente debido a la preocupación por los ciberataques”.
Hace unos meses, el presidente estadounidense, Joe Biden, concedió a los servicios de inteligencia de EE.UU. un plazo de 90 días para investigar la procedencia del virus. Uno de los asuntos a indagar es precisamente si el virus podría haber surgido en un laboratorio. Mientras aumenta la presión por determinar el epicentro de la pandemia, China mantiene el hermetismo e insiste en la teoría de la propagación animal como origen del COVID-19.