La llegada del izquierdista Pedro Castillo a la Presidencia de Perú marcará un cambio en el manejo de las relaciones exteriores con el régimen de Venezuela, que actualmente está en manos del dictador Nicolás Maduro. Este nuevo movimiento que asomó con anticipación el nuevo canciller, Héctor Béjar, podría marcar el inicio de una política más blanda hacia el chavismo.
El vocero diplomático de Castillo recientemente afirmó que el gobierno peruano empleará una política contraria a las sanciones unilaterales y los bloqueos. Las palabras de Béjar son un claro guiño al discurso de la izquierda que victimiza al régimen chavista y coloca a Estados Unidos como artífice de la crisis que se vive en el país caribeño. Una afirmación que se aleja de la realidad.
“Venezuela es un país que está bloqueado. Nosotros contribuiremos con los países de Europa, en el entendimiento de las diversas tendencias políticas que existen en Venezuela. Sin intervenir en su política interna”, señaló el titular de la cartera de Relaciones Exteriores, de acuerdo con declaraciones que recogió la agencia EFE.
De esta forma, Perú, la nación que fue artífice y principal impulsora de la creación del Grupo de Lima —ente que se plantó en más de una oportunidad frente a la dictadura en Venezuela— podría darse la vuelta y alinearse con el Grupo de Contacto Internacional (GIC), entidad que lidera la Unión Europea y que apoya una “salida negociada y pacífica” del régimen chavista.
Perú entre las aguas de Guaidó y Maduro
El cambio de políticas en Perú respecto de la política en Venezuela es más que evidente. Por un lado se muestra en el recelo del discurso de Béjar, quien al ser cuestionado por los periodistas tras recibir la cartera de Exteriores de manos de su predecesor, Allan Wagner, evitó referirse de manera concreta al opositor venezolano Juan Guaidó que lidera la coalición que hace frente al régimen de Maduro.
En relación con Guaidó, Béjar abordó el tema de la representación diplomática de Venezuela en Perú, a cargo de Carlos Scull —designado por el Gobierno interino en 2019— y se limitó a decir que “no sé quién es ese señor, no lo conozco”. Sin embargo, una actitud distinta y muy notoria se mostró con la llegada del canciller chavista Jorge Arreaza a la investidura de Castillo hace pocos días.
En aquellos momentos Béjar se reunió con Arreaza. Durante su estancia en el país inca abordaron las “relaciones integrales” de ambos países, el comercio, la migración y la “necesidad de reforzar los mecanismos de unión en América”.
Posteriormente, este lunes, cuando se le consultó si considera que en Venezuela existe una dictadura, el ministro peruano reservó su opinión y manifestó que su deber como canciller es “mejorar las relaciones con Venezuela, así como con Colombia, Chile, Brasil y todos los países de la región”.
En 2017 el exmandatario Pedro Pablo Kuczynski fundó el Grupo de Lima, organización que reúne a diversos países de la región que no reconocen a Nicolás Maduro como autoridad legítima en Venezuela. Sobre el futuro de esta alianza, Béjar declaró que este organismo “tiene sus socios que han cambiado su política y sus puntos de vista son distintos. Conversaremos con ellos”.
El gabinete de Castillo en la mira
Con menos de una semana en el cargo, el escenario se avizora cada vez más complejo para Pedro Castillo, luego que la fiscalía iniciara una investigación contra su primer ministro, Guido Bellido, por el delito de “apología al terrorismo” durante su participación en el Sendero Luminoso.
Del mismo modo, otro de los acusados es precisamente el canciller, Héctor Béjar, fundador de la guerrilla peruana del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Perú antes de que se le detuviese en 1966 y fuese encarcelado durante cerca de cinco años.
Frente a esto, la oposición parlamentaria amenaza con iniciar una moción de censura si Castillo no remueve a los ministros involucrados. Para aprobarse, la moción requerirá del apoyo de dos tercios de la cámara, que cuenta con mayoría opositora.