
“How are you Argentina? Is everybody in?”, fue el preludio más esperado de toda la noche antes de que sonaran las notas de Are you in? durante el concierto de Incubus en Buenos Aires, en el marco de su gira que hace honor a Morning View, ese disco que ya llegó a su 23 aniversario. Hoy, al revisitar este álbum llevados por la voz Brandon Boyd —luego de su regrabación en 2024, en la que terminó llamándose Morning View XXIII— te reencuentras con melodías y sonidos que no sabías que extrañabas y que gracias a este tour, puedes apreciarlos desde un punto de vista distinto, más maduro, más íntimo y más introspectivo, lo suficiente para rememorar y mirar a aquel adolescente que eras al principio de los 2000 y quien llegó por primera vez a ese LP y no se quiso ir jamás del universo que dibujaba con sus letras esta banda californiana.
Desde Morning View —en su primera versión de 2001— aún abrumados por el éxito del disco Make Yourself (1999), Incubus ha pasado incontables anécdotas y hasta ahora lleva ocho discos en total. Por eso, su gira en Latinoamérica, la cual tuvo a Costa Rica, Brasil, Perú, Chile y Argentina (y dos cancelaciones en Guatemala y Colombia, respectivamente), como escenarios para el reencuentro con sus fanáticos, fue tan personal y se sintió tan necesario.
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A pesar de no haberse presentado en el Festival Estéreo Picnic de Bogotá, ni en el Parque Simón Bolívar en Guatemala, por problemas de salud de uno de sus integrantes —más tarde, el vocalista Brandon Boyd indicaría que fue él quien estuvo con estas afecciones—, la agrupación llegó al Movistar Arena de Buenos Aires, donde le esperaba una Argentina hambrienta de música, justo antes de partir a Chile, donde agotaron tres noches consecutivas en Santiago, aproximadamente un mes después de haber tocado en el Festival de Viña del Mar.
“Es un placer que hayan venido a celebrar este disco y que nos dejen seguir con ustedes”
La noche porteña comenzó con “Nice to Know You”, removiendo los mejores recuerdos, posteriormente fue el turno de “Circles”, que giró como un torbellino, mientras “Wish You Were Here” desató un coro masivo, la audiencia era una sola voz. Así, una a una setlist fue un viaje por el alma de Morning View: “Just a Phase” susurró verdades olvidadas, “Have You Ever” cortó como un filo, 11 am, fue de las más esperadas de la noche y “Under My Umbrella” sorprendió con un guiño inesperado —Boyd abrió con la primera estrofa de “Umbrella” de Rihanna, cantada a capella, un puente entre épocas—. En un momento de intimidad, “Mexico” desnudó su esencia en acústico, mientras “Warning” fue arrastrada por la marea de voces del público.
Entre acordes, Boyd confesó con humildad: “Me estás haciendo sentir mejor. No estoy haciendo nada genial, llevo como una semana sintiéndome enfermo”. Luego de ello y acompañado por la bajista Nicole Row, cantó “Echo” como un lamento redentor. “Aqueous Transmission”, fue la siguiente en la lista y, como siempre, fluyó como un río sereno, con el guitarrista Mike Einziger transmitiendo el alma de la canción. Así cerraron el ciclo del disco con una paz casi mística.
Sin embargo, la noche no terminó allí. “Anna Molly” y “The Warmth” —de sus discos Light Grenades y Make Yourself— avivaron las brasas, un número de percusión dio paso a la catártica “Pardon Me”, y el final llegó con “Drive”, no sin antes escuchar a Boyd agradecer una vez más al público: “Es un placer que hayan venido a celebrar este disco y que nos dejen venir con ustedes, aún después de tantos años”, dijo.
Las asignaturas pendientes: ¿Pista para el regreso?
Ahora, luego de terminar con Latinoamérica, la banda se prepara para nuevos campos de batalla: el O2 de Londres y el estadio LANXESS de Colonia esperan sus acordes.
Y aunque hubo tareas pendientes, como tocar Talk Shows on Mute, Megalomaniac, Promises, promises; I Miss You, Love Hurts, Promises y Friends and Lovers, solo por nombrar algunos temas, estas ausencias en el repertorio hacen pensar a sus fanáticos que la banda volverá en una próxima oportunidad para saldar estas cuentas. Es que, en honor a la verdad, compactar en tan solo dos horas una carrera fructífera y llena de temas para el recuerdo, puede ser una labor incluso despiadada con algunos temas.
Por suerte, esta gira abre la puerta a revivir anécdotas y sonreír al compás de singles que marcaron a una generación que anhelaba letras y melodías que encapsularan lo que ellos, con sus propias palabras, no podían decir y, ¿por qué no? también nos dieron un empujón para afrontar estas peripecias que a diario nos iban amoldando y, en ocasiones, también desarmando. Por eso, la música de Incubus persiste, nutre, enseña y recuerda siempre que: If not now, when?