Daniel Jadue fue a Venezuela y le escupió en la cara al país entero. Sin miramientos y con una opinión a destiempo y plagada de sesgo político minimizó o… Se mofó del dolor de al menos seis millones de venezolanos que están en el exilio a causa de los desmanes del régimen chavista. Lo hizo en menos de 10 minutos, aprovechando su paso por la denominada la Cumbre Mundial contra el Fascismo, otro de estos actos propagandísticos de corte socialista que en esta ocasión estuvo centrado en hablar de los 20 años después de la renuncia de Hugo Chávez que se produjo tras los enfrentamientos del 11 de abril.
Usando los comentarios más rancios, Daniel Jadue se paró frente a Nicolás Maduro a hablar de las bondades de la Fuerza Armada Nacional de Venezuela. Se esmeró en ensalzarla porque, en su opinión, es una institución que nunca se vuelve contra su pueblo. Se atrevió a decir que venía a constatar que lo que mostraban los medios de comunicación no era cierto y felicitó a los soldados. Todo un espectáculo.
Como es comprensible, Daniel Jadue, militante activo del Partido Comunista en Chile y alcalde del municipio Recoleta, habló desde su ignorancia. Resulta curioso que lo haga de esta forma y quiera ocultar por medio de una verborrea completamente estéril lo que ocurre en Venezuela, donde el socialismo solo ha traído miseria y que su país, la nación austral, sea el cuarto territorio de Latinoamérica con mayor número de migrantes venezolanos que huyeron del régimen, con una cifra que supera las 450.000 personas, tan solo las que están con estatus legal.
De hecho, El País retrata con minuciosidad cómo ha sido la llegada tan atropellada de grupos de venezolanos a tierras chilenas que hoy incluso se percibe como una crisis de carácter migratorio. En Chile se repite un patrón que también existe en Colombia, Ecuador y Perú: venezolanos que llegan sin papeles o con muy poca documentación y se apostan en zonas públicas o en sitios con condiciones cuestionables de salubridad, todos a la espera de alguna ayuda, por los escasos recursos con los que arriban.
Chile enfrenta una grave crisis humanitaria, con familias enteras que llegan exhaustas, a pie, a una zona desértica donde no encuentran alimentos ni agua. Allí chocan con una zanja. Los que logran pasar y sobreviven al desierto intentan llegar hasta la ciudad costera de Iquique, donde acampan en las plazas.
La diáspora venezolana ha sido un hecho que ha impactado la región y a Chile en muchísimos niveles. Incluso, el presidente izquierdista Gabriel Boric consideró la propuesta de unas “cuotas de acogida” entre los países suramericanos, emulando la iniciativa que tuvo la Unión Europea en 2015 con la distribución de los refugiados que llegaban desde Siria, Irak y otros territorios en conflicto y solicitaban asilo en diferentes naciones. Argentina ya ignoró su pretensión.
Existe un problema migratorio en Chile que en cierta medida involucra a venezolanos que llegan como consecuencia de una salida atropellada del país de familias que buscan un mejor porvenir y se acercan a esta nación. Al parecer, esta crisis que viene a causa de las políticas que ha implementado el chavismo a lo largo de 23 años, no es algo que sea del conocimiento de Daniel Jadue. Entonces, hay que hacerle un favor y aminorar su ignorancia.
Ejecuciones extrajudiciales y los métodos nazi para perseguir opositores
A Daniel Jadue es necesario recordarle en Venezuela actualmente hay investigaciones por borbotones sobre ajusticiamientos y ejecuciones extrajudiciales cometidas por esbirros al servicio del régimen de Nicolás Maduro. Es importante que, si viene a meter sus narices en una nación de la cual no tiene noción absoluta, sepa que para 2019 Human Rights Watch (HRW) alertaba de esta situación sobre todo en zonas de bajos recursos. Asimismo, a finales de 2020, la OEA había contabilizado 18000 asesinatos por fuerzas de seguridad del Estado desde 2014.
Tan solo en 2021, se registraron al menos 825 ejecuciones extrajudiciales, de los cuales la Fuerza Armada es señalada en 97 casos de esos casos. Se discriminan 86 para la GNB, 8 para el Ejército, 1 para el CONAS y 2 para la Armada, según los sondeos registrados por la ONG Lupa por la vida.
PROHIBIDO OLVIDAR. 24 febrero 2014 Isabelica Valencia. GN tortura a Marvinia Jimenez por mediar en manifestación.siempre la apoyé.Nadie puede ser sometida a Torturas o tratos crueles e inhumanos y degradantes Art 46 CRBV. Torturas es un crimen de lesa humanidad y no prescribe. pic.twitter.com/MLfVib9GEX
— Rafael Narvaez (@rnarvaezc) October 7, 2020
Sumado a ello, el último informe de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos en Venezuela ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) publicado en septiembre del año pasado, indicó que la presión del régimen de Nicolás Maduro a opositores, a través de sus familiares, para lograr arrestarlos, lleva al amedrentamiento del chavismo a replicar los métodos nazi de persecución.
Uno de los testimonios de las 177 entrevistas —99 hombres, 76 mujeres y 2 reuniones grupales en las que participaron mujeres y hombres— que efectuó la delegación confesó que agentes de seguridad e inteligencia utilizan “tácticas criminales, incluyendo el secuestro o la detención de miembros de la familia de opositores” para privarlos de libertad.
El documento señala que uno de los acusados de participar en la Operación Gedeón dijo al Tribunal de Control en su audiencia preliminar que agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) lo torturaron, así como le notificaron que aplicarían el “Sippenhaft” —una táctica de castigo colectivo utilizada por los nazis—, que derivó en la detención de sus dos hermanas y cuñado en La Boleíta durante 32 días.
Las torturas a presos políticos tampoco pasan desapercibidas. Hasta los momentos hay 240 personas tras las rejas bajo esta condición, según el Foro Penal Venezolano.
El asesinato de Geraldin Moreno, una muestra de la perversión de la GNB
En 2014 inició una ola de represión que rayó en lo inhumano. Los casos que salieron a la luz desde febrero, en aquel entonces, cada uno más condenable que el otro, no han parado desde que Nicolás Maduro llegó al poder. Entre ellos aún queda en la mente de millones de personas la muerte de Geraldin Moreno. Es impensable olvidar a la joven que fue baleada por un militar que le descargó al menos 32 perdigones en el rostro. La distancia entre el arma y el ojo derecho de la víctima, al momento de disparar, fue de tan solo 10 centímetros.
Durante el 2017 hubo 164 asesinatos de personas que ejercían su derecho a la protesta; 68 casos son considerados ejecuciones extraoficiales y solo 6 casos del 2017 tienen una condena.https://t.co/O9fLLTkz5z
— Cinco8 (@_cinco8) April 12, 2022
El 19 de febrero, una comisión de aproximadamente 19 soldados de la GNB decidió jugar a los verdugos. Entraron en motos con una suerte de emulación a los Ángeles del Infierno a la urbanización Bayona Country I ubicada en el sector Tazajal del municipio Naguanagua en Carabobo.
De ellos solo dos están tras las rejas. El primero es el sargento Francisco Caridad Barroso, quien tras la llegada de la caravana de funcionarios que correteó a los manifestantes por la zona residencial, presuntamente le disparó en la pierna a Geraldin e hizo que cayera al piso.
El segundo es el sargento Alvin Bonilla Rojas. Este soldado fue el que accionó el arma a pocos centímetros de la cara de Geraldin. El mismo que tras disparar, al subir a la moto de su compañero dijo: “Ya maté a esa mald… Ya me desquité”, vanagloriándose como un cazador experto en acechar, acorralar y humillar a su presa, saboreando el golpe certero.
Geraldin Moreno tenía 23 años. Murió el 22 de febrero de 2014, a causa de una fractura de toda el área orbitaria. El informe médico reveló para aquel entonces que también tuvo un desprendimiento del globo ocular derecho y la onda expansiva de los perdigones produjo el desprendimiento de la mitad del cerebro, lesionándolo totalmente. La joven fue intervenida quirúrgicamente dos veces. La primera para detener la hemorragia y en la segunda el equipo de neurocirugía laboró durante horas para tratar de reparar los daños. Todo fue infructuoso.
Marvinia Jiménez y David Vallenilla, muestras del sadismo de las FANB
Desde los primeros días de la ola de protestas que tuvo lugar en varios estados de Venezuela en 2014, el mundo pudo evidenciar la represión de los soldados del régimen en su total esplendor. Un caso que estuvo en la tapa de decenas de periódicos ocurrió en la urbanización La Isabelica, ubicada en Valencia, capital del estado Carabobo. En una de sus avenidas se produjo la salvaje agresión de una guardia del pueblo contra Marvinia Jiménez, una joven costurera, que en aquel entonces tenía 35 años. Las imágenes de la agente golpeando con su casco a la joven estremecieron al país y al mundo. Por este delito aún no hay nadie del Ministerio que haya hecho justicia, al contrario, acusaron a la víctima de agredir a la denominada Guardia del Pueblo.
Marvinia Jiménez, su agresora Yusneidy debia ser capturada en 48hs, donde está? Han pasado 15 meses @lortegadiaz pic.twitter.com/RpFVTsIZXt
— Rosa Orozco (@orozcorosam) July 1, 2015
Sumado a este terrible incidente, estuvo la muerte del joven David Vallenilla, de 22 años. Su deceso fue retratado por las cámaras a plena luz del día. Los medios de comunicación pudieron ver cómo el joven era asesinado por el sargento Arli Méndez Terán. Él falleció en julio de 2017, cuando el militar le disparó a quemarropa durante una protesta frente a una base aérea de Caracas.
El caso de Vallenilla está incluido en el expediente para investigar al régimen de Nicolás Maduro en la Corte Penal Internacional (CPI), así como también se reseñó en el informe de la Comisión de Determinación de hechos sobre Venezuela de la ONU.
Del homicidio hay diversos videos, testimonios y estudios que fueron presentados por la abogada ante el tribunal y que, en el momento del crimen, provocaron una ola de indignación.
El Tepuy era tan alto, que no permitía escuchar el llanto que aún se escucha por el asesinato de David Vallenilla en La Carlota. pic.twitter.com/ip0MY85WXc
— Delsa Solorzano (@delsasolorzano) February 10, 2022
Los números que se empeñan en olvidar
Los casos de Geraldin Moreno, David Vallenilla y Marvinia Jiménez son solo la punta del iceberg. No hay que olvidar las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos que se han hecho de manera sistemática ante el mundo, las torturas que esconden las paredes del Sebín, esta suerte de policía política que ha hecho su misión de vida acosar a la disidencia y ya han sumado muertes a su libro de incidencias.
De las atrocidades cometidas por este organismo se recuerda el caso del homicidio del concejal de Caracas Fernando Albán, quien falleció en prisión en 2018 al caer de un décimo piso, en las instalaciones del Sebín en Caracas. Allí permanecía detenido por, presuntamente, estar involucrado en un supuesto atentado con drones, contra el presidente Nicolás Maduro.
Al momento del fallecimiento, la Fiscalía de Venezuela aseguró que Albán se suicidó lanzándose desde un décimo piso, pero distintos actores políticos y ONG denunciaron que se trató de un asesinato y pidieron que se investigara el caso.
Finalmente, la presión que se dio en torno al caso, pudo dar con la causa del asesinato. Dos funcionarios del Sebín fueron condenados por los delitos de homicidio culposo, quebrantamiento de las obligaciones de custodia, agavillamiento y favorecimiento de fuga agravada.
Entonces, repasar y recordar cada uno de los nombres de las víctimas y casos que hasta ahora engrosan las investigaciones de la Corte Penal Internacional, de la Misión Internacional Independiente de la ONU y de todas las ONG que se mantienen vigilantes ante los atropellos del régimen es lo mínimo que se puede hacer antes de hablar sin argumentos sobre la historia política de un país.
La ignorancia de Daniel Jadue sobre Venezuela y la represión que existe en este territorio es algo completamente repulsivo para quienes a diario llevamos en el recuerdo a esas personas que lucharon por una nación en libertad. Es, también, necesario pedirle que la próxima vez se tome su tiempo antes de insultar a millones de personas con una perorata que realmente terminó por ser ofensiva y que sepultó cualquier tipo de aspiración presidencial que pudiese tener en sus propias tierras.