Una vez realizada la consulta popular este sábado, el presidente interino, Juan Guaidó, procedió a pedir el respaldo a los ciudadanos el próximo 5 de enero, cuando instalará de nuevo el parlamento que preside. De esta forma, el líder opositor planea extender su mandato que —en teoría— termina ese día.
En un encuentro con la prensa, Guaidó aseveró que iniciará una “ofensiva diplomática” para poder “garantizar que la mayor cantidad de países desconozcan esa pretensión de circo” que consideró que será la instalación de la Asamblea chavista ese mismo día, un ente cuyo fin es pulverizar al parlamento actual y legítimo, controlado por la coalición opositora.
El también presidente de la Asamblea Nacional agregó que es necesaria la manifestación contra los personeros del chavismo. Pues, en conjunto con la “ofensiva” planteada anteriormente, se busca “proteger el Parlamento” actual, sostenerlo como única “institución legítima del pueblo de Venezuela”, así como “declarar formal y legalmente la continuidad constitucional del poder legislativo”.
“Los convoco a organizarnos desde ya para alzar la voz en contra de la dictadura, para utilizar esa energía que vimos ayer en el pueblo de Venezuela, esa esperanza volcada nuevamente”, dijo.
El líder opositor también tomó como bandera los resultados obtenidos en la consulta popular, donde una de las preguntas indicaba si la ciudadanía rechazaba el fraude electoral que se consumó el 6 de diciembre.
A su vez, se promoverá en el actual Parlamento una propuesta para un “acuerdo formal de desconocimiento del fraude”. Es decir, pedirá a la AN vigente que desconozca el resultado de los comicios promocionados por el chavismo. Guaidó hará este requerimiento con el aval que considera le da la consulta.
La consulta popular, el “escudo” de Guaidó
El Gobierno interino ha señalado a la consulta popular como un evento que superó sus expectativas. Sin embargo, los resultados, estudiándolos más de cerca, no son tan alentadores.
Por ejemplo, se habla de 6 466 791 venezolanos que participaron en este evento, según un primer boletín que refleja 87,44 % de los votos escrutados. Actualmente, el Registro Electoral Permanente cuenta con 20 710 421 de electores.
En cuestión de porcentajes con este primer boletín, dichas cifras se traducen en 31,22 % de participación y una abstención de 68,78 %, un porcentaje bastante alto a nivel global, considerando la cantidad de vías que se habilitaron para realizar el sufragio.
Al abordar otros aspectos, la senda sigue oscureciendo. La apatía se hace cada vez más palpable cuando se trata de números. De acuerdo con cifras de la Organización de Naciones Unidas (ONU), alrededor de 5 448 441 millones de venezolanos han huido de la acuciante crisis que atraviesa Venezuela en los últimos años. En la consulta votaron de manera presencial, a nivel internacional, al menos 844 723 personas.
De la misma forma, se dio a conocer una participación presencial de 3 209 714 tan solo en territorio venezolano, de electores este sábado. Ahora, falta el punto álgido que resta por definir y se trata de los 2 412 354 votos que fueron consignados por vía digital, de manera que pueda obtenerse una mirada más certera sobre cómo fue el movimiento nacional e internacional bajo esta modalidad.
El principal revés para este método de consulta impulsado por el Gobierno interino es el hermetismo que sale a colación cuando se habla de auditoría de los resultados.
Un ejemplo crucial radica en que a pesar de ser un proceso inédito y en modalidad virtual, extendido por casi una semana, no hubo publicación diaria de participación digital. A su vez, las cifras no han sido constatadas por observadores.
De hecho, analistas del proceso concuerdan que no es un ejercicio de la soberanía popular, porque en caso de que así fuese, debería haber un escrutinio abierto con la veeduría de quienes no están de acuerdo con que ese proceso se haya dado.